Los bebés del alfa

CAPÍTULO 6

Habían pasado semanas desde la última vez que vi a Gabriel, y mi corazón parecía romperse un poco más con el paso de los días.

Pero últimamente había sentido que me curaba, que el dolor seguía ahí, pero que el malestar se aflojaba.

Dennis sospechaba lo que había pasado, había intentado sonsacarme los detalles, pero lo único que yo hacía era llorar.

Al final me sinceré con él, le confesé lo que había pasado y después se quedó a mi lado, sin separarse de mí.

Julian y Gretha estaban preocupados, y yo sabía que Dennis se lo había contado, Julian se lo había ordenado. Agradecí no tener que ser yo quien lo explicara, estaba increíblemente avergonzada y abochornada.

Gretha se había turnado con Dennis para controlarme, nunca me presionó para que dijera nada y me prometió que no mencionarían nada a la Manada de la Luna Negra. No revelarían lo que había pasado a nadie más que a nuestro Alfa.

Dennis parecía furioso cuando Julian le había ordenado que se mantuviera alejado de Gabriel y de su territorio. Julian había obligado a Dennis a salir corriendo, su lobo necesitaba huir de la animadversión y el odio que sentía.

Para empeorar las cosas, había notado que mi cuerpo cambiaba, experimentando síntomas que normalmente no tendría.

Vomitar todas las mañanas había sido mi rutina de los últimos días, incluso el olor y el sabor de ciertos alimentos me revolvían las tripas, o la pérdida de apetito. Apenas podía ponerme cómodo, con el cuerpo agotado y constantemente somnoliento.

Aunque había estado bebiendo esa noche, recuerdo que nunca usamos protección. Estúpidamente no había pensado en ello, demasiado absorta con mi pareja.

Se me había pasado por la cabeza la idea de estar embarazada, así que me puse en contacto con Chloe para pedirle que me trajera un test.

Quería saber si el embarazo era la causa de mi enfermedad, ya que era raro que los hombres lobo enfermaran.

Me mandó un mensaje en cuanto llegó, llamó a la puerta de mi habitación y yo le grité que entrara. Entró y fue entonces cuando mi ansiedad se desató.

—He cogido tres para asegurarme—. Informó, entregándome las tres pruebas de embarazo. Suspiré y le di las gracias, pasándole el dinero de mi lado.

—Estoy nerviosa, Chlo, no sé qué voy a hacer si lo estoy.

—Todavía no lo sabes. Si lo estás, ya lo resolveremos, no te estreses hasta que lo sepas.

—Vale, estaré un par de minutos—. Dije, caminando hacia el baño, cerrando la puerta detrás de mí.

Después de ojear rápidamente las instrucciones, hice las tres pruebas antes de lavarme las manos. Salí del baño y las dejé sobre la encimera del lavabo durante tres minutos.

Me senté junto a Chloe y la cogí de la mano, los tres minutos parecieron tres años mientras esperábamos a que sonara la alarma. Cuando sonó, respiré hondo y me armé de valor para comprobar los resultados.

Positivo.

Me quedé perpleja, verlo y pensarlo son dos cosas distintas. Me pasé las manos por la cara antes de recogerme el pelo en una coleta y me miré en el espejo.

Esto no puede ser real, esto no puede ser real. Me repetía a mí misma, sin querer que el resultado fuera este.

De repente sollocé, lo que llamó la atención de Chloe, que acudió de inmediato a mi lado. Miró los resultados por sí misma antes de volver sus ojos hacia mí.

Pensé que ya no podría llorar más, pero lo hice. Me abrazó y me estrechó antes de llevarme a mi habitación, donde nos sentamos en la cama.

—Elijas lo que elijas, estaré contigo—. Aseguró, con su mano cogiendo la mía.

—No sé lo que quiero hacer, nunca esperé estar embarazada y ser rechazada—. Tantos pensamientos inundaron mi mente, tenía opciones y lo sabía.

Pero una parte de mí quería tenerlo a él o a ella, eran el último vínculo que tenía con Gabriel. Serían mitad él y mitad yo, era inesperado, pero mi corazón y mi mente parecían haber tomado la decisión por mí.

—No estás sola Lara, tienes a todos aquí. Todos te apoyaremos.

—¿Cómo se lo voy a decir a Julian y a Gretha? Me han apoyado tanto los últimos años y lo único que parece que hago es causar estragos.— Estaba decepcionada conmigo misma por no ser cuidadosa, por poner no sólo a mí sino a todos los demás en esta situación.

—Solo tienes que ser sincero con ellos. Es todo lo que puedes hacer—. Aconsejó Chloe, y yo estuve de acuerdo. No quería cargar con la noticia durante años, quería que saliera a la luz.

Después de hablar un poco más, Chloe se marchó para reunirse con Chase. Prometió guardar silencio hasta que yo se lo contara a Julian y a Gretha.

Quería hacerlo esta noche, pero no sabía si tenía el valor de hacerlo tan pronto.

Contemplé durante horas cómo iba a decírselo, cómo iba a decirlo e imaginando cuáles serían sus reacciones.

Hacia las ocho, me había trasladado a la cocina para picar algo de comida. Todos menos yo habían salido, Dennis había ido a Reed y Julian y Gretha tenían una reunión con el alfa Jaxon.

El sonido de la puerta principal al abrirse me puso nerviosa, el repiqueteo de los pies que entraban en el pasillo y bajaban hasta la cocina donde yo estaba situada. Julian y Gretha entraron, ambos se saludaron y Gretha me dio un rápido abrazo.

—¿Puedo hablarte de algo? No sé muy bien cómo decirlo—solté, mientras Julian cogía una botella de agua de la nevera y Gretha se sentaba en el taburete a mi lado.

Necesitaba sacarme la conversación de encima, no quería aferrarme a este secreto.

Julian se apoyó en la encimera de la cocina frente a mí. En su cara apareció un ligero ceño fruncido, su expresión cambió.

—Claro, Lara, ¿qué pasa?

—Yo...—suspiré, respirando hondo. —Estoy embarazada—. Susurré, con lágrimas brotando de las comisuras de mis ojos, petrificada por su reacción.

Se hizo el silencio durante al menos cinco minutos mientras Gretha y Julian se comunicaban a través de su enlace mental, era obvio por la mirada lejana en sus rostros.

Julian parecía sorprendido; asintió con la cabeza un momento antes de respirar hondo.

—Cariño, estaremos a tu lado, elijas lo que elijas hacer—dijo Gretha, cogiéndome las manos con fuerza. —Es un gran shock, debo decir—. Añadió, sus ojos se desviaron hacia Julian, que me miraba sin comprender.

—No quiero decepcionaros a ninguno de los dos, habéis hecho tanto por mí—empecé, mis emociones una vez más sacando lo mejor de mí. —No puedo creer lo estúpida que fui.

Julian salió de su trance y se acercó, tirando de mí en un abrazo, sus brazos alrededor de mis hombros mientras yo me apoyaba en su hombro.

—Nunca podríamos estar decepcionados contigo; sólo estoy preocupado por ti. La situación en la que estás no es fácil, va a ser un camino duro, pero como dijo Gretha, estaremos a tu lado.

Julian siempre había sido más reservado, siempre te protegía y sabías que te quería por su forma de cuidarte. Era un hombre serio, pero genuino, Gretha y él eran perfectos el uno para el otro.

Me recordaba mucho a mis padres, el amor que compartían el uno por el otro.

—Quiero quedarme con el bebé; realmente no he pensado más allá de eso. Me he enterado esta mañana, así que tengo el cerebro revuelto.

—Si eso es lo que quieres, te apoyamos, deberíamos hablarlo bien mañana. ¿Por qué no te acuestas y descansas esta noche?—sugirió Gretha, dándome un rápido abrazo que le devolví agradecida.

No podía estar más agradecida por su apoyo, ya que en cuatro meses daría a luz.

Los embarazos de los hombres lobo eran mucho más cortos que los de los humanos. Al ser Gabriel un Alfa, el tiempo se reducía a cuatro meses, mientras que un Beta sería de cinco, el Tercero al Mando de seis y un lobo normal de entre siete y ocho.

Como me sugirieron, me dirigí a la cama, con la mente llena de preguntas y maravillas. Mañana iba a ser intenso, había muchas decisiones que tomar.

Me preguntaba si lo correcto sería quedarme aquí o viajar al este, a Texas.

La hermana de mi madre vivía allí, se había ofrecido a acogerme cuando murieron mis padres, pero yo no quería mudarme, no quería desarraigarme de mis amigos y de la escuela.

No podía evitar preguntarme si sería mejor para mí y para el bebé ir allí, estar tan cerca de Gabriel ya era difícil. Poner distancia entre nosotros podría ayudarme a seguir adelante, lo necesitaba por el bien de mi hijo por nacer.