Capítulo 2.

2480 Words
Su jefa realizaba una minuciosa inspección de los diseños que ella había llevado dentro del folio observándolos de arriba abajo. Con cada expresión que daba al mirar con detalle cada hoja Jane tragaba grueso pensando que, aunque aquel chico le hubiese salvado al recoger sus diseños probablemente no iba a ser su boleto de estadía en la empresa. —Buen material —al expresarle esto Jane respira a profundidad con gran calma—. Me parece que está vez has sabido defender tu puesto actual, pero espero que sigas de esa manera el resto de tu labor en esta compañía. —Lo haré lo mejor que pueda —dice con entusiasmo dejando en evidencia que solo ha tenido suerte. —Ya puedes retirarte e ir a casa, no será necesario que te quedes el resto del día —eso para Jane sonaba a doble sentido puesto que a su jefa le molesta estar corta de empleados en días ajetreados. —¿Es una prueba? —prefería preguntar directamente para salir de dudas. —No lo es —guarda los documentos en el folio y los mete en su cajón personal—. Utiliza el tiempo para pensar en cómo rendir más en este trabajo. —Suena lógico —se dice en voz alta. —Sigue trabajando duro, o ten una dura vida sin trabajo —era la típica frase de su jefa con motivo de alentar a sus empleados. —Así será —asiente con la cabeza. Sale de la oficina con la felicidad haciéndola rechinar los dientes, su alegría no tenía comparación alguna. Regresó hasta su puesto de trabajo donde anteriormente había dejado sus cosas y guarda la carpeta restante que lleva en su mochila. En sus tres años de trabajo jamás había tenido tal aceptación de su jefa, era una sensación de logro tan increíble que obviamente debía darse un reconocimiento personal. Al salir de la oficina con la sonrisa de oreja a oreja, voltea a los lados a ver en qué dirección se encuentran las mejores tiendas para gastar dinero, pero al cruzar su mirada al otro lado de la calle se topa directamente con el chico de antes. "Debe estar bromeando —se dice ella misma, cruza la calle sin qué Mike lo note y antes de poder darse cuenta ella ya se encuentra frente a él. Se encontraba recostado a la pared de un edificio leyendo un libro con su pie derecho apoyado en el muro y el izquierdo sosteniendo todo el peso de su cuerpo"—. Realmente eres terco —con torpeza Mike deja caer su libro al escucharla tan cerca. —Jane —se queda perplejo. —Eres muy torpe —ella se agacha para recoger el libro por él y al ver la portada se da cuenta de que no es el libro que un chico de su edad acostumbraría a leer—. Creí que era una historieta —se vuelve a levantar y le entrega el libro. —¿Qué edad crees que tengo? —pregunta con más naturalidad. —Muchos años menos que yo seguramente —se niega a adivinar cuando lo evidente se hace presente al observarlo con el detenimiento que no había podido la primera vez. Es joven, apuesto y de cabellos rubios, aunque sus ojos son de un color claro, pero no azules ni verdes, son más como de un color amielado. Es más alto que ella, al menos por veinte centímetros, así como delegado y de espalda ancha con facciones finas y varoniles sin ninguna evidencia de tener barba ya que su suave rostro es liso y lampiño. —Diecisiete —afirma sin problema alguno la respuesta—. ¿Y tú? —ella se cruza de brazos y mueve la cabeza. —Veinticinco —le contesta—. Tengo veinticinco años, y obviamente no deberías acosarme. —No podía esperar que el destino deliberase si nos uniría nuevamente —aunque su aspecto es joven se expresa como un adulto—. Además —añade—, tenía una propuesta. —No salgo con niños —pensaba que él le pediría una cita. —Quiero que seas modelo para una historia que estoy escribiendo —esto deja a Jane fuera de lugar y confusa. —¿Modelo de tu libro? —frunce el ceño—. No sabía que eras escritor. —No preguntaste —le sonríe dejando que ella observe sus blancos y alineados dientes. Él saca de su mochila algunos manuscritos y se los entrega para que ella pueda leer un poco. —Nada mal —realmente le es impresionante de que alguien tan joven se interese por el arte de la lectura y escritura—. ¿Seré famosa si accedo a ser tu modelo? —le dirige la mirada con una expresión juguetona. —Estoy esperando que algunos de mis libros sean revisados por la editorial donde intento trabajar —se nota un brillo en sus ojos al hablar de lo que le gusta hacer. —Ten —le devuelve los manuscritos—, no sé si tenga mucho tiempo para esto, pero puedo intentarlo. —Será rápido —añade luego de guardar sus escritos—. ¿Quieres ir a algún lugar? —Tienes suerte de que esté de un buen humor —con su sonrisa accede a la propuesta. Le parecía interesante y una buena idea para poder despejar su mente. —Hagámoslo. Mike dejó que ella decidiese el lugar a donde debían ir, ya que entre más cómoda se sintiera sería mucho más fácil captar cada aspecto de su personalidad y físico con su mejor ángulo. Ella deseaba comer algo rápido, nada mejor que unos panqueques al aire libre en su lugar favorito para desayunar mientras que el joven escritor trabaja en su escritura. —Lindo lugar —al observarlo se le cruza por la mente añadirlo en su historia. —Iré a pedir algo —ella le señala que irá dentro del local y Mike solo asiente con la cabeza, perdido entre cada detalle del sitio para poder plasmarlo en sus hojas. Se sienta sin medirlo mucho y coge su lápiz, una hoja de papel suelta que llevaba en su mochila y comienza a describir el sitio. A los pocos minutos Jane sale con una orden de panqueques y dos tazas de café de las cuales una le ofrece a Mike. —Estás muy concentrado —antes de sentarse ella lo observa por encima del hombro y su tipo de caligrafía es mucho mejor que la suya y la de cualquiera. —Perdona —deja el lápiz de lado y le dirige la mirada. Ya había terminado su descripción urbana del sitio y ahora venía lo más importante. —Descuida —se dirige al otro lado para sentarse—. Escribes muy bien, al menos sé que mis facciones serán documentadas de manera simétrica. —Seguro —suelta una pequeña risa y vuelve a meter la mano en su mochila esta vez para sacar de ella un cuaderno bastante viejo. —¿Tu cuaderno de la suerte? —ya que ella tiene uno pensaba que al ser escritor él debía tener uno también. —Algo así —asiente con la cabeza. Jane le da un bocado a la comida y aunque no tiene el mismo sabor que siempre, no deja de ser tan dulce y suave como es costumbre. —Pude mantener mi trabajo —le comenta luego de haber tragado. Moja un poco su garganta con el café y se da cuenta de que debió haber elegido algo refrescante. —Eso es genial —le alegra haber sido de ayuda. Por cómo se veía parecía no tener ninguna esperanza de mantener su puesto laboral. —¿En serio solo me esperabas para esto? —aunque ya no desconfía de él tiene curiosidad de que alguien pueda acercarse a ella por algo tan simple. —Sentí una gran inspiración al verte en el tren —jamás había visto una chica como ella, y nunca se le pasaría por la mente una descripción tan aproximada a lo que ella es. —Pues supongo que ustedes los artistas no pueden resistir sus impulsos —continúa dando grandes bocados. —No sé si sea un artista —agacha la cabeza para buscar en su cuaderno una hoja libre y suelta una sonrisa a medio trabajar—. Diría que es más una afición, pero intento que se convierta en mi sueño. —¿Debo posar? —al escucharlo hablar así decide ayudarlo con más ánimo, parecía ser alguien que luchaba entre dos líneas de fuego esperando poder escoger el mejor camino a seguir. —No —el levanta la mirada y niega con la cabeza—. Solo sé tú —vuelve a sonreírle, pero esta vez con más ganas. Ella asiente con la cabeza e intenta actuar lo más natural posible mientras come, pero al estar a mitad de su comida pierde el apetito con facilidad al sentirse empalagada del dulce que acababa de ingerir. —Háblame un poco de ti —Mike se encontraba todavía con la vista sumergida en su cuaderno, pero para que la situación entre los dos no fuese incómoda, debía hacerla hablar de algo fácil de expresar para ella. —¿Es esta una manera de sacar algo extra? —interrogó Jane. —De hacerte sentir en un ambiente más natural, diría yo —permanece escribiendo su descripción exacta. Desde algo tan simple como su cabello hasta la forma de hablar e incluso el tipo de expresiones que suele utilizar. —Pues... —se queda pensativa unos momentos mientras reúne la información necesaria para responder—. Ya sabes sobre mi edad y mi trabajo, vivo sola en un departamento no muy lejos de donde viven mis padres y soy una orgullosa mujer soltera. —Interesante —no demuestra externamente de ninguna manera su interés, pero por dentro se maravilla de la información que ella le proporciona, siendo de mucho valor para su libro. —Quiero ver —dice al cabo de unos momentos desesperada por la actitud del joven. Le arrebata el cuaderno de sus manos y comienza a leer desde el principio. —Eres impaciente —estira sus dedos que empezaban a doler. Escribe durante horas al día, por lo que sus calambres son constantes. —Más que una descripción pareces estar haciendo una historia —estaba maravillada por lo rápido que él había podido crear un escenario con pensamientos tan simples integrándola como protagonista con una descripción más que increíble. —Tuve la idea y no quise desperdiciar el momento —se queda observándola mientras ella lee hasta que termina el último párrafo y desliza nuevamente sobre la mesa el cuaderno hasta Mike. —¿No deberías estar en clases? —observa la chaqueta del uniforme de Mike colgada detrás de su asiento y recuerda que desde que le sigue no parece haber indicios de que haya querido ir a su escuela. —Debería —sin preocupación lo afirma, pero su importancia del día se encontraba justo frente a sus ojos en la forma de una mujer que parecía una diosa. —Hemos terminado, supongo —se coloca de pie y observa que la taza de café de Mike sigue intacta. —Siento quitarte tiempo —vuelve a tener algo de timidez ante ella. —El sol comienza a calentar mi cuerpo —se estira de brazos. —¿Vas a casa? —le inquiere Mike luego de guardar en su mochila el cuaderno—. Si quieres puedo acompañarte. —Puedo cuidarme sola, no es como que acabé de salir de un club a las tres de la mañana —toma su bolso del asiento. —Seguro creíste que lo que quería era saber dónde vives —se quejaba internamente de saber formular mejor las preguntas en sus escritos que en persona. —Bien pensado —se burla de él—. Fue una experiencia divertida, espero volver a... —repentinamente se queda en silencio. —¿Volver a vernos? —intenta terminar la frase, pero ella niega con la cabeza. —Gracias por tu ayuda de hoy, debes ir a estudiar —su actitud era distinta, como si quisiera salir huyendo del lugar. —Haré un buen libro como el que leías en el tren —afirma con seguridad. —Suenas como alguien —sonríe de labios cerrados, aunque sus ojos digan que lo que siente en ese momento no es nada agradable. —¿Cómo quién? —suena curioso para él, pero ella niega con la cabeza. —Solo pensaba —se acerca a Mike para acariciar su cabello despeinado—. Hoy fuiste mi salvador, espero que tus libros tengan éxito y de ser así compraré todas las ediciones sin dudarlo un minuto. —Sientes tristeza —aunque no era un experto en el tema podía apreciar que su tono de voz era afligido. —¿Qué dirías si me enamoro de ti? —le observa fijamente a los ojos. Penetra con fuerza a lo profundo de su ser y lo deja expuesto a todo. —Diría que haces bromas muy pesadas —no podía salir del trance de la mirada de Jane. —Eres un chico vulnerable —regresa a su aspecto maduro—. Deberías ser firme en ese tipo de situaciones, la vida no es como en tus libros. Nadie puede enamorarse a simple vista como las personas lo plantean. —¿A qué viene todo esto? —más que molesto estaba confundido de todas sus palabras. —No lo sé —el sol comienza a dejarse sentir con el calor que emana el día—, solo estoy cansada —cierra los ojos unos segundos y coloca su mano izquierda cubriendo la mitad de su cara. —No sé lo que haya sucedido, pero puedes confiar en mí —estaba seguro de que había detonado en ella recuerdos dolorosos de alguna forma. —Estoy bien —expresa con calma, da un suspiro y se queda observando a la lejanía por encima del hombro de Mike—. Seguro estoy bien. Disculpa que haya cambiado tan de repente mi actitud, el trabajo me ha tenido ocupada y apenas tengo tiempo de hablar con otras personas fuera de mi campo laboral. —Sé que vas a irte —dice Mike—, pero... ¿Estaría mal si alguna vez regreso a verte? —Ya veremos —le contesta—. Aún debo terminar de leer la historia que escribes, por algo soy un personaje principal. —Eres el personaje principal de tu propia historia siempre —Jane parecía necesitar un fuerte abrazo que uniera eternamente algo suelto dentro de ella. —Mi historia... —se posiciona al lado de Mike con vista contraria hacia donde él observa—. Mi historia terminó hace tiempo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD