Un dia de colegio

1669 Words
Las horas pasaron, unas más amenamente que otras, según el tipo, pese a sí mismo, a Emmett le llamaba cada vez más la atención Ada, la miraba sonriendo, platicando con sus compañeros del salón, incluso, algunos que pasaban le saludaban a través de la ventana, no podía dar más de 5 pasos fuera del aula, porque al menos 2 tipos cualquiera se le acercaban, y contrario a lo que esperaba, ella les hablaba naturalmente y aunque ellos tuviesen alguna otra intención a ella parecía no importarle, o peor aún, no notarlo… ¿Como podía ser así?, nunca conoció nadie igual.   –  Parece que el cazador, va a resultar casado, jajaja – se burló Arley, al ver como Emmett se perdía observando a Ada.   – No digas tonterías, eso, jamás me va a pasar a mi – contestó muy seguro de sí mismo.   – Si tú dices jovencito, pero yo que tú, me preguntaba qué es lo que realmente importa, si te gusta, puedes buscarla en serio, no te presiones, aunque claro si tendrías que dejarme tu auto los 15 días – dijo Arley con una sonrisa.   – ¿Estas con eso tratando de ganar la apuesta, queriéndome meter tonterías en la cabeza? – dijo un tanto fastidiado Emmett – déjame informarte que Ada me gusta, es linda, pero tú verás cómo logro mi cometido, después me quedaré con ella hasta que me aburra – Estaba seguro que todo saldría como él pensaba, pues creía tener todo resuelto, estaría con Ada, y a Arley lo tendría ocupado haciendo sus tareas, dándole así, todo el tiempo libre que necesitara.   – Pues solo espero que no te arrepientas después de todo… - Arley ya comenzaba a dudar que eso fuera buena idea – y que tengas el suficiente cuidado de no dañar a Ada, pues no se lo merece, lo mejor sería olvidar el asunto – sí, el joven, ya se había arrepentido, y no por hacer sus deberes, no, sino que no quería que eso se les saliera de las manos y perjudicar a su compañera, pues él, como muchos la apreciaba.   – Ni loco dejaré que te eches para atrás, me oíste, esto no se acaba hasta que se acaba – Emmett lo miró tan duramente, que Arley sonrió nerviosamente, mientras le caían unas gotitas de sudor por su frente…     – Tranquilo, solo ándate con cuidado y no se lo comentes a nadie – le dijo.   – No te preocupes, nada malo puede pasar – eso creía Emmett.   Mientras tanto en el salón de frente, en el 3-D, permanecían sin profesor, pues había sido requerido en la dirección…     – Y dime Edrick… ¿no me extrañas? – le susurró sensualmente en el oído una hermosa chica, alta, delgada cabello castaño y perfectamente lacio, al pelirrojo que se encontraba recostado sobre su asiento.   – Agh… como fastidias Sara… ¿quieres dejarme en paz de una maldita vez? – le contestó sin siquiera levantar su cabeza.   – Vamos Ed, tú y yo la pasamos muy bien… y podríamos volver a repetirlo – le dijo ahora agachándose y abrazándolo, acariciando sus bien marcados brazos.   – ¡No me interesa! – le gritó y se puso de pie, mirándola retadoramente, pues él no le perdonaba el haberlo botado, cuando dejo de cumplir sus expectativas.   – Aún sigues molesto – afirmó Sara – eso quiere decir que no lo has olvidado, por lo tanto tampoco a mí – mencionó, ahora estirando su mano, hasta tocar su pecho, plenamente confiada de que aún lo atraía.   – Y cómo te voy a olvidar, si cada 2 minutos te me ofreces – habló Edrick haciendo un gesto con sus labios demostrando cierta repulsión hacia la chica.   – Ok… sí… me equivoque, por eso es que te busco tanto, lamento lo que ocurrió entre nosotros… -dijo la castaña verdaderamente arrepentida y bajando su mirada.   – Yo también Sara – le dijo llevando una mano a su rostro, acariciando su mejilla y haciendo una pequeña pausa al hablar – también lamento lo que ocurrió, de hecho… lamento el haberme involucrado contigo – finalizó con una sonrisa sarcástica y una mirada de desprecio absoluto – De verdad, me das asco – finalizó, deshaciendo todo contacto, se giró y se fue, dejándola ahí parada y sin reaccionar.   Y con toda la razón, pues Sara lo dejó cuando Edrick, eligió dejar el equipo de baloncesto por andar con su “pandillita de amigos” a los cuales ella consideraba vulgares y grotescos, pues su novio era el más popular entre todos y no decir guapo…el hecho de ser el mejor en el equipo de basquetbol, ser su novio y ser tan atractivo, los hacía automáticamente la envidia de todos, hecho que ella disfrutaba más que nadie.   Pero ahora a él se le ocurría volver a juntarse con ese su sequito de inadaptados sociales, eso echaba al borde su trabajo y no lo permitiría, por lo que le dio un ultimátum, o ellos o yo…y, por supuesto, perdió.   Edrick era muy fiel a sus amigos, y tampoco era el tipo de persona que caería en un chantaje, sin embargo, para nadie era un secreto que él, de verdad la quería, pues desde que la conoció siempre pensó que era hermosa, y no tardó mucho en conquistarla, pero después de conocerla mejor, la vio tal cual, Sara…ella era muy superficial y vivía de apariencias, él, por el contrario era rebelde y consideraba que sus maneras de ser, tan diferentes una de la otra, quizás algún día terminaría por echar por el suelo todo aquello, sin embargo, se negó a aceptarlo del todo y por eso no le dio importancia, la quería y la aceptaba así, de modo que cuando ella lo terminó, dejo pasar solo un poco de tiempo y él volvió buscándola…no la quería perder así de fácil… pero para su nada grata sorpresa, la señorita estaba besándose y tocándose, con nada más y nada menos, que con el capitán del equipo al cual acababa de renunciar, pues según sus expectativas, Edward Collings, era el siguiente por debajo de Edrick, lo que lo convertía automáticamente en su nueva elección, eso le dolió, hubo una fuerte pelea entre esos dos chicos, Edrick era muy impulsivo, y no toleraba la traición, y aquel acto cometido por sara eso justamente era…una vil traición.   Al pasar el tiempo, se dio cuenta que ella no lo amo a él, sino a lo que representaba, eso nunca lo olvido, por lo que odiaba a las chicas huecas como ella.   Sara no podía aceptarlo, ella si lo amaba, se había equivocado, pero estaba dispuesta a recuperarlo, haría lo que fuera por volver a estar con Edrick.   Edrick por su parte, se dirigió al baño, no quería que Sara lo persiguiera como ya antes lo había hecho, pensó por unos momentos, intentaba comprenderla, pero no lograba hacerlo, y es que, no había excusa para lo que hizo, y ya no importaba de todos modos, así que decidió salir al patio y matar el tiempo, total solo restaba media hora para la salida, entonces la vio…Ada Wembley…aquella chica amable y hermosa…el sueño de todo aquel que llegaba a conocerla, no lo negaba, el mismo se había sentido hechizado por ella cuando la conoció, se encontraba allí, en medio del descanso junto a ese imbécil arrogante que recién había ingresado, no podía apartar su mirada de ella, su cabello sedoso n***o azabache se mecía con gentiliza en el viento, su cálida sonrisa, tan dulce y sincera, se dibujaba en la hermosura de su rostro de hermosa facciones, aquellos ojos chocolate que podrían hacer vibrar a cualquiera, lo miraron por un segundo…ella, le había regalado una amable sonrisa y el…decidió seguir de largo.   Las clases, por ese día, habían terminado, y Ada juntaba sus cosas dentro de su mochila.   – Al fin, fue un día bastante pesado – dijo Ada, acercándose a Agnes y Amelia.   – Pero para ustedes todavía no termina – dijo la última.   – Pff… no, aún tenemos que entrenar – ahora fue Agnes quien habló, a ella no le gustaba mucho la natación, pero si Ada la tomaba, ella también lo haria, pues quería superarla en todo.   – Vamos Agnes, míralo por otro lado, que mejor manera de sacar el estrés del día – dijo Ada viendo todo por el lado bueno.   – Claro, a ti la señorita Sophia te ama, y no es tan dura contigo, en cambio conmigo – reprochó Agnes con un deje de envidia mal disimulada, realmente aborrecía que todos fuesen tan dulces y atentos con Ada.   La pelinegra negó.   – Es solo que últimamente estas bajando tu rendimiento, y eso ella ya lo notó, como no quieres que se dura contigo, si sigues flojeando tanto, te va a costar el puesto – sentenció Ada, pues no quería que su amiga bajara su nivel.   – Ya lo sé… mamá – dijo la pelirroja rodando los ojos.   Las tres chicas se carcajearon por el comentario.   – Bien, yo paso por Sara y las otras chicas y nos vamos de shopping, a ustedes las veo mañana – se despidió la siempre elegante Amelia.   – Ok. Hasta mañana – le respondieron ambas chicas.   Mientras Emmett se acercaba hasta donde estaba Ada…     – Entonces hermosa… ¿a tu entrenamiento? – le preguntó mientras la tomaba de los hombros por la espalda y acercaba su cabeza para ver su rostro.   Ella no respondió, la tomó desprevenida.   – Oh, lo invitaste a verte, ¿Ada? – preguntó Agnes, con un toque de ironía en su voz.   – Y si lo hizo, ¿hay algún problema? – respondió Emmett, no le caía bien Agnes.   – No, en lo absoluto – dijo Agnes bastante cortante – bien, me adelanto, nos vemos ahí – dijo al momento de dirigirse a la salida, dejándolos solos en el aula.   “esta niña, algo me dice que no quiere a Ada, no es la amiga que aparenta ser” Emmett estaba en lo cierto, pero aún no lo confirmaba.
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