Entrenamiento

1098 Words
  A la mañana siguiente de nuevo las carreras, pasó a dejar a Byron y voló a la preparatoria, una vez en esta, lo típico, varias personas se le acercaban, platicando amenamente con todos, lograba olvidar la triste situación en su casa, pero alguien por primera vez le sacaba el tema, pues intentaría desmeritarla a costa de lo que fuera.   – Y dime, ¿cómo se encuentra tu mamá, Ada? – preguntó maliciosamente Agnes, que si bien sabía desde hace tiempo, no lo mencionaba hasta ahora, que junto con los planes recién descubiertos de Emmett y esto, seguro pronto lograría verla por los suelos, eso, le agradaba.   – Bien, gracias por preguntar, Agnes – le dijo Ada naturalmente, pues no le soltaría el drama de su vida, y permitir que criticasen a su mamá.   – ¿Segura? – volvió a preguntar, mirándola fijamente, quería hacerla confesar su verdad.   – Claro, ¿porque el repentino interés? – le dijo mirándola de la misma manera, si sabía algo, ella no permitiría que enlodara a su madre o ventilara sus problemas.   – Simple curiosidad – dijo despreocupadamente, no, aún no era el momento, esperaría el indicado para hacerlo del dominio público.   Después de esa casi incomoda conversación, comenzaron las clases, Emmett seguía con su idea, y no desistiría hasta conseguirlo, el día anterior se había pasado raramente pensando en ella. Lo confundía y no podía dejarla pasar. Por lo que decidió contrariamente a lo que quería, darle su espacio para antes de finalizar la semana, volver a insistir y con más fuerza, eso tendría que resultar.   Mientras tanto Agnes, buscaba la manera de saber qué era lo que esa apuesta incluía y si como sospechaba Arley también estaba enterado. Los tontos por su parte le facilitaron mucho las cosas a la pelirroja, ya que ese día durante el receso, iba sigilosamente detrás de ellos, escuchando lo que hablaban.   – Y bien, ¿qué haces aquí?, no se supone que deberías estar sobre Ada? Así no conseguirás ganar – le comentó divertido Arley.   – Es parte de mi plan, tu solo observa y verás – dijo Emmett estirando los brazos para desperezarse.   – mmm… pues si tú dices – contestó no muy convencido Arley, mientras se encogía de hombros.   – Mira Arley, ¡ya me estoy cansando de que me subestimes! – alzó la voz – ya te lo dije, Ada va a ser mía antes de 15 días, o dejo de llamarme Emmett Rider – profirió el castaño, sin darse cuenta de que Agnes plácidamente escuchaba todo escondida tras los lockers del pasillo en el que permanecían, prácticamente solos.   – Baja la voz Emmett, no querrás que todos se enteren – dijo observando cuidadosamente a su alrededor…   – No hay nadie, ahora vámonos, que ya debe de esta por terminar la hora de la comida, y todavía no llegamos a la cafetería, todo por andar detrás de cuanta falda encuentras – bufó molesto.   “Eso es justamente lo que va a pasar… todo el mundo se va a enterar, tú solo has bien tu trabajo Emmett…” sonrió Agnes, ahora si completamente segura, todo saldría según sus necesidades.   Y como Emmett lo dijo… dejó pasar los días, ya era viernes y solo se había acercado a Ada para decirle que le gustaba y no dejaría de insistir, aunque tampoco presionaría demasiado… logrando así meterse más aún en la mente de la chica, y haciéndola querer permitirse tener una relación con él, pues le gustaba mucho y quizá si él entendía su situación, no le exigiría mucho tiempo… podría ser.   En el transcurso de la semana, Emmett había entrado al equipo de baloncesto, permaneciendo hasta tarde entrenando, quería el puesto de capitán, para molestar a Edrick más que nada, y sabía que sería difícil, pues recién se incorporaba al plantel, pero estaba decidido a lograrlo…   Ese día llegó temprano al gimnasio, y grande fue su sorpresa por encontrarse ahí a quien menos esperaba ver… Edrick… botando el balón de manera perfecta, deslizándose rápidamente por la duela, sin perder el control del mismo en ningún momento, haciendo dribles sorprendentes aun cuando se encontraba solo, sin el calzado indispensable para la práctica, aunque eso no le impedía lucirse, su larga trenza, se movía según los movimientos de su dueño, hasta que completamente agotado, decidió levantarse y clavar de manera magistral el balón en la cesta. Estaba en muy buena condición. Reconoció muy a su pesar Emmett.   – Supongo que debería sentirme alagado, puesto como debes saber, ya pertenezco al equipo, y ahora regresas a intentar obtener el puesto que próximamente será mío – dijo Emmett sorprendiendo brevemente a Edrick, que no esperaba ver a nadie.   – Así que si pudiste entrar al equipo – fingió no estar enterado, pues sabía perfectamente que lo había conseguido y le molestó el hecho de no estar y hacerle ver quién es quién, sobre la duela.   –  Lo dudabas? – preguntó con alzando las cejas, en tono soberbio.   – Un poco, aunque desde que me fui, bajo el nivel competitivo del equipo, por lo tanto, no es de extrañarse tu presencia en él – comentó sínicamente, logrando enfurecer al castaño.   – Eso me suena… un tanto ardido de tu parte – le dijo, pues, aunque lo molestó no se lo iba dejar ver tan abiertamente. – Por algo estás de vuelta –     – Te equivocas, no te creas tan importante, jajaja – rio socarronamente el pelirrojo – yo solo pasaba por aquí, vi el balón, la cancha sola, y me decidí por practicar, así de simple… tú no eres alguien que me preocupe en lo absoluto – y así era, Edrick simplemente pasaba por el lugar y no desperdició la oportunidad de recordar sus buenos días de basquetbolista.   – Pues debería, verás como llevo de la mano al equipo al campeonato inter estatal, y de ahí a las nacionales… cosa que tú no lograste – le dijo astutamente, pues si algo frustró a Edrick era no lograr ganar en las nacionales, puesto que sufrió una lesión y no estuvo al 100% el año anterior.   – Como digas – fingió no interesarle y se retiró, mientras se iba le dijo – por cierto, cierras bien antes de irte – haciendo una seña con la mano a modo de despedida.   – Imbécil, ¿quién te crees? – Emmett estaba molesto, lo hartaba la forma tan despreocupada de ser del pelirrojo.   Terminado el entrenamiento, se apresuró a buscar a Ada, pues era viernes y tendría que convencerla hoy, de ser su novia, pues el fin de semana no creía que aceptara verlo.
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