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1213 Words
Sun subió corriendo a la habitación de su pequeño, este estaba llorando por algo que no tenía idea. Entró rápidamente encontrándolo echadito y viendo nemo, ese dibujito de un pez y blabla —¿por qué llorabas bebé? —preguntó acercándose para echarse junto a él y abrazarlo —los peces...no llegaron a entrar —y otra vez rompió en llanto, hundiendo su cabezita en el pecho de su padre Pasaron unos diez minutos y el pequeñito estaba dormidito entre los brazos de su padre, este lo acomodó y puso un campo de almohadas a su alrededor para evitar caídas. Besó la naricita de su pequeño y bajó a seguir con su trabajo Han pasado cinco años desde ese entonces que abandonó la casa infeliz, el pasado fue duro para él pero pudo superarlo junto a su mejor amigo Benja, quien aportó mucho en su vida Ahora Sun trabaja de secretario en una oficina, su jefe lo trata muy bien, también encontró buenos amigos. Tanto que uno de ellos se conoció con su mejor amigo y ahora son enamorados Cinco años en el que no ve a su aún esposo, Kang Dae, prefirió no decirle nada de la existencia de su hijo, mejor estaba solo que mal acompañado Tocaron la puerta de su departamento, dejando la laptop prendida fue abrir, encontrándose con un castaño que le sonreía —Hola Sun… he estado de compras, y ya que estaba cerca vine ¿puedo pasar? —alzó sus dos brazos que traían bolsas algo pesadas El rubio agarró una, dejando pasar a su amigo, lo llevaron al estante —Eres bienvenido Luan — Gracias precioso —miró para todos lados— ¿y mi bebé? —Está durmiendo, hey, ni te atrevas a despertarlo porque ya estaba llorando por cualquier cosa que veía —advirtió el mayor siguiendo escribiendo en la laptop —uhm esta bien ¿te puedo ayudar? Yo ya terminé el trabajo —me serías de gran ayuda Luan Kim Luan, lo conoció en una feria de chucherías, cuando fue con su pequeño para comprar alguna, desde ese momento no se dejaron de ver —— El pelinegro se encontraba sacando papeles tras papeles de su sótano, estaba haciendo una limpieza adecuada como cada fin de semana —Bebito ¿te demoraras mucho? Este asintió metiendo los papeles en una bolsa negra —ash, ya quiero salir de compras y tu cada fin de semana limpiando ¿no tienes dinero para contratar a una sirvienta? —preguntó esta irritada, le cansaba que su pareja no saliera con ella —con el dinero que tengo les estoy pagando a los abogados para que encuentren a Sun, te recuerdo que aún sigo casado con él y necesito el divorcio para casarme contigo bebita Esta chilló en disgusto, parecía como si el nombre de Sun fuera su cruz, siempre la misma excusa para que al final los abogados dijeran "no hay rastro de Jung Sun". Tan cansada que hasta ella quería buscarlo, quería casarse de una vez —entonces iré con una amigas, dame dinero Dae sacó su billetera de sus pantalones y sacó quien sabe cuantos billetes y le dio, esta salió feliz como una lombriz del sótano —Por fin Paró de botar cuando vio una foto que él no recuerda haber sacado, en aquella foto salía con Sun en la universidad, atrás de la foto había una carta que sacó, tenía algo de polvo, sopló haciendo que el polvo desapareciera "Eres el amor de mi vida. Felices tres meses amor Sonrió inconsciente al recordar ese momento, abrió la carta, sus ojos picaron al ver la decoración llena de corazoncitos y conejitos dibujados por el rubiecito. Comenzó a leer en voz baja " No se muy bien como comenzar esto pero debo de decírtelo Dae...Estos tres meses han sido lo mejor de mi vida, jamás creí sentir esto, te amo mucho mi conejito hermoso. Nunca cambies porfavor, creeme que me romperías el corazón si lo hicieras porque yo te amo por tal cual eres. Siempre estaré a tu lado mientras el tiempo me lo permita, te amo, te amo y te amo Jung Sun para el amor de mi vida, Kang Dae" Las lágrimas del pelinegro se hicieron más fuerte, al recordar esas palabras dichas y escritas por el rubio "nunca cambies, me romperías el corazón si lo haces" definitivamente había roto el corazón del rubio al cambiar tan abruptamente, sus malas juntas lo llevaron a lo que es ahora, estar con una muchacha de dieciocho años que solo piensa en compras y fiesta, ahora salía que se quería casar con Kang —perdoname...por favor La puerta principal fue abierta haciendo que el pelinegro se limpiara las lágrimas rápidamente, salió del sótano guardándose la carta de Sun en sus bolsillos Era su hermano mayor, Jiyu —¿a qué se debe tu visita? —preguntó indiferente — —Las cosas que dicen es verdad...¿alguna vez has pensado en matarte? —Cuando mamá murió ¿por qué? —porque ahora tienes otra, te casarás con Yio, la niñita que siempre veíamos cuando eramos unos críos, esa tontita que solo sabía chillar —la amo —solo dijo eso, sabiendo que no era cierto, tratando de engañar a sus sentimientos —Entonces no te debe de importar la noticia que encontré a Sun Los ojos del pelinegro se abrieron de par en par por lo dicho, sujetó de la mano a su hermano —dimelo de una vez —no te lo diré, si lo hago arruinare tu vida, irías a pedirle el divorcio para casarte con Yio —dime donde vive Jiyu negó varias veces sentándose en el sofá de la casa, por mucho que odiara a su hermano adoptivo había un cariño obvio, no arruinaría su vida. Se levantó bajo la atenta mirada del pelinegro —Iré a mi casa, con mi esposa que es una mujer hecha y derecha — se despidió de su menor —si ni siquiera tienes pareja —susurró el pelinegro cuando la puerta fue cerrada La verdad era que iría al lugar que le dieron con la supuesta dirección de Sun, esperaba con toda su alma que sea la verdadera. Él también pasó tiempo buscándolo Sus dudas y preocupaciones se hicieron cuando le dio la prueba de su análisis de sangre, desde ese día no lo volvió a ver. Cuando Sun se casó con su hermano fue algo hermoso para los ojos de Jiyu, este era como un hermanito para él, lástima que su hermano lo arruinó todo Pasaron más de una hora cuando Jin llegó a su destino, detuvo el auto y bajó. Una casa de dos pisos, color melón con un amarillo pastel, la puerta celeste y de madera Tomó aire como unas tres veces, se acercó para tocar el timbre "Tienes que ser tú" Uno,dos y tres veces tocó, escuchó un gritó, esa voz... La puerta fue abierta por un pequeño que aparentaba cinco o seis años, supo que se confundió de casa —lo siento pequeño, me confundí —se agachó a la estatura del pequeño —¿quién es pollito? Los pasos se hicieron cerca, una cabellera rubia frente a él, por fin estaba frente a su cuñado —Sun...
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