La mujer miró a sus pequeños hijos y las lágrimas se mezclaron con la sangre que emanaba, una lágrima cayó en el rostro lloroso de Marien.
— Andrés llévate a Marien y ponla en nuestro lugar seguro, yo me ocuparé de su padre.
Aunque Andrés no quería hacerlo no tuvo más opción que llevarse a su pequeña hermana a rastras, la mujer recibió todas las patadas y puñetazos que su marido le proporcionó.
— Perdón mis niños por no estar a su lado a partir de este momento, juró que los cuidaré desde donde esté.
Una vez que ella dijo esto cerró sus ojos, Andrés estaba llegando con una botella de alcohol para darle a su padre y que se emborrachara como lo hacía siempre, pero al ver a su madre con los ojos cerrados la dejó caer.
— ¡Maldito mocoso! ¡¿Acaso piensas que el licor me lo regalan?! Pero vas a pagar caro por esto.
En el momento que el alcoholizado hombre se acercó de manera violenta a Andrés lo tomó de la camisa deshecha que utilizaba en ese momento, pero no contaba con que su hijo tenía consigo un pedazo de cristal que logró cortar su rostro de manera profunda.
— ¡Eres un bastardo! Soy tu padre y te atreves a agredirme, esto no se va a quedar así.
— Si te acercas un solo paso hacia mí te aseguro que te abriré desde el cuello hasta el estómago, no te tengo miedo.
El hombre al ver el cambio que su hijo mostraba se asustó, así que prefirió no tentar su suerte y ver que tan capaz era de cumplir lo que decía.
Los vecinos al escuchar todo el escándalo que había decidieron ir a ver que pasaba, al entrar a la casa quedaron helados al ver la escena tan horrible que había, la madre de Marien y Andrés se encontraba deshecha de tantos golpes que había recibido, fue entonces que decidieron llamar a la policía, pero fue ahí que el hijo mayor de esa pobre mujer fue que se arrodilló y suplicó que no lo hicieran, sus pequeñas y maltratadas manos se juntaban para unirse a la súplica de un corazón roto.
— ¿Pero por qué haces esto Andrés? Tu papá acaba de matar a tu mamá y es necesario que llamemos a la policía.
— Ya perdí a mi madre, por favor no me quiten a mi hermana que es lo único que tengo en este mundo — sus lágrimas se deslizaron por su cara sucia — si llaman a la policía nos van a separar y es lo último que mi maltrecho corazón no soportaría.
Los vecinos al ver la súplica del muchacho accedieron a no llamar a la policía, entre todos ellos lograron dar las vueltas necesarias para el sepelio de aquella mujer y hubo un hombre que se hizo pasar por el padre de los chicos cuando bienestar social llegó a preguntar por ellos. Aunque hubieron varias interrogantes sobre porque los pequeños no iban a la escuela y se encontraban en los huesos, pues lograron responder que el hombre había pasado por una mala racha económica y ellos creyeron al ver la casa tan mísera que vivían, por suerte entre todos se apoyaron para limpiar dicha propiedad y sacar las botellas de alcohol que habían, se deshicieron del borracho dándole dinero para que fuera a beber y alegaron que la mamá de los pequeños había sido arrollada por un carro y dado la cantidad de golpes que tenía, pues no pusieron eso en tela de duda. Lamentablemente, la casa no duró mucho tiempo limpia, ya que el padre de esas almas tan nobles se había encargado de llenar nuevamente todo de botellas y de suciedad producida por su vicio.
Fin del flashback de la autora
— Mamá, el día de su vela lucía radiante, había paz en ella y nunca antes la miré así.
— No, la vida que llevó fue demasiado dura, pero al menos trato de hacernos lo suficientemente felices.
— Al menos dentro de sus posibilidades — admitió Andrés — la realidad es que no fuimos tan felices como lo son nuestros hijos.
— Lo sé, no cometimos los mismos errores que nuestros padres cometieron con nosotros.
— Si tan solo mamá hubiera tenido el coraje necesario para dejar a papá, las cosas definitivamente hubieran sido otras.
— No hay que llorar por lo que no pudo ser, eso estaba en nuestro destino, por muy duro que te hubiera tocado, nadie escapa de lo que ya se tiene planeado.
— Tienes razón, de todo lo que pase lo bueno que me dejó fue Aileen.
Nosotros nos marchamos del cementerio y cuando me reuní con las chicas tomé la decisión de irme al apartamento, no me sentía de ánimo para estar con ellas. Al día siguiente que fui al consultorio llegó Damián, tenía que hablar directamente con él y ver qué demonios se traía en manos.
— Definitivamente, me engañaste por completo, yo pensando que eres una mujer soltera y ayer que fui al hospital debido a que me encontraba preocupado por ti sales con un hombre hablando familiarmente, hubieras hablado claro desde un inicio.
— A ver, por comenzar lo que haga en mi vida privada es asunto mío únicamente y no pienso ventilar mis detalles con un paciente, segundo no quiero que en tu puta y miserable vida vuelvas a traer rosas a mi oficina, ya que soy alérgica, tercero y último aquí el que engañas eres tú únicamente.
— ¿De qué hablas?
— Sé muy bien que no estás aquí por casualidad, dime de donde conoces a Bruno y porque él te refirió conmigo.
— No sé de qué me estás hablando, definitivamente ver tantos pacientes te deja loca.
— Ni loca ni nada que ver, sabes perfectamente de qué estoy hablando y no te hagas el tonto porque detesto que me quieran ver la cara de idiota.
— ¿Cuándo vamos a salir? Tengo varios sitios que deseo mostrarte, por el dinero no te preocupes que tengo un negocio bastante bueno.
— Escucha muy bien porque no pienso repetirlo nuevamente, es más probable que Dios le otorgue a Lucifer el perdón y este entre al paraíso a que yo venga y salga contigo — me apoye amenazante contra la mesa — así que o me dices la verdad o sencillamente no te vuelvo a recibir en mi consultorio, es la última oportunidad que te doy para que seas franco conmigo, no tengo la paciencia que se necesita para soportar esto y no salgas con la babosada de que debo tenerla, ya que soy psicóloga, soy eso, no Dios.
Damián no quiso responder por lo que tomé su expediente y fui a la oficina de Bruno, entre sin tocar y pude encontrarlo masturbándose mientras veía porno.
— ¡MARIEN!
— Guarda eso que da vergüenza ajena — señale su m*****o fuera — no quiero a tu amigo — tire el expediente — si él no es sincero conmigo es nadar contra corriente.
Yo salí de la oficina y mire que Bruno venía detrás de mí mientras acomodaba su camisa, él me tomó del brazo, pero yo lo empuje.
— No me toques con la misma mano que te manoseaste, no pienso ceder respecto a ese paciente y lo sabes sumamente bien.
— Solamente tú puedes ayudarle, no hay nadie más.
— Para ayudarle tengo que saber cuál es el problema que tiene, pero él solamente quiere ligar conmigo, lo siento Bruno, no estoy para estas cosas.
— Déjame hablar con él, en caso de que no acceda a decirte las cosas, pues me veré obligado a decirte cuál es el problema que tiene.
— Muy bien, sácalo de mi oficina que no quiero verlo.
Bruno sacó a Damián de mi oficina y yo me puse a trabajar con otros pacientes, una vez que llegó mi hora de almuerzo fui a comer con las chicas, pero tenía que regresar a la clínica debido a que tenía que ver una paciente más.
— ¿Cómo te sientes? — preguntó Lucía — no tenía idea que eras alérgica a las rosas.
— Yo tampoco, pero siempre hay una primera vez para todo, me di cuenta de que era alérgica el día de tu boda, como estabas tan ocupada, ni te diste cuenta de que me desaparecí por un buen rato y luego volví.
— Ese día Marien comenzó a hiperventilar — dijo Aimee — como no queríamos arruinarte la boda, pues lo hicimos todo de manera discreta.
— Eso sí que es una sorpresa no tan agradable, ahora que lo recuerdo cuando fui a cambiarme de vestido miré que no estabas y solamente se encontraban una parte de las chicas conmigo.
— A partir de ese punto mi alergia empeoró y ahora no puedo estar cerca de rosas, por suerte en la boda de Rea no ocuparon tales flores.
— Creo que solo Briseida le hará competencia a la boda de Lu — dijo Dánae — a ver cuando benditos decide casarse la gran señorita Feres.
— Eso es algo difícil de que pase — dijo Lía — Bri vive ocupada con los negocios de su padre, que apenas le da tiempo para comer.
— Ustedes dos se han vuelto muy cercanas, sabes si tiene galán — Dánae levantó las cejas — es improbable que ella no lo tenga, es decir, Bri es una mujer preciosa que hasta hace que uno dude de su orientación s****l, en definitiva si la tortilla se me voltea las buscaré a ustedes, Briseida es mi primera opción para no morir sola y con cien gatos.
— Deja de inventar cosas — Lía rio — yo no le conozco ningún galán a Briseida, la pobre mujer con costo come y ustedes salen con eso. Cuando la tortilla se voltee no cuentes conmigo, bateo del lado contrario.
— Puede ser que se encuentre comiendo otra cosa que no sean langostas, chocolate hecho de oro, caviar, sopa de ballena, a lo mejor se está tragando a alguien de carne y de hueso, pero que es más músculo que otra cosa. Además, con lo de mi lesbianismo soy lo suficientemente atractiva para hacer que batees del mismo lado.
Nosotras no le dimos mayor importancia a lo de Briseida, comimos y luego me marché al consultorio. Mi paciente ya se encontraba ahí y la hice pasar, hablamos y le di nuevas indicaciones para su tratamiento y ella accedió. Mientras escribía en el expediente entró Bruno, yo seguí escribiendo y él se sentó en la silla que tenía para mis pacientes.
— Al menos puedes verme Marien.
— Te escucho con los oídos, no con los ojos, habla de una buena vez y no estés de nena llorona.
— Hable con Damián, se encuentra cerrado a decirte su problema, así que yo hablaré por él.
— No me parece bien, deja que le saque la verdad y en caso de que no quiera hablar me encargaré de investigarlo yo misma, ya no confío en lo que me puedas decir de él.
— Pero porque tomas esta postura Marien.
— Por el simple hecho de que me diste un expediente sin ser sincero conmigo, fácil es decir que atienda a un paciente y no me digas que lo conoces personalmente, estoy harta de ser tu juguete Bruno y sinceramente estoy a un ápice de renunciar de esta clínica.
— Exageras un poco.
Al escucharle decir esto, me quite mis lentes y lo mire molesta, Bruno se removió en la silla, pero no se movió, sabía que estaba iracunda.
— ¡¿En serio piensas que exagero?! Ese idiota con aires de Don Juan viene y me manda al hospital por traerme rosas, Jeanne le dijo que no entrara con esas flores y es lo primero que hace, me escapó de morir porque se me cierra la tráquea y luego me doy cuenta de que conoces a ese sujeto, por favor Bruno no me digas que exagero.
— Muy bien, definitivamente Damián te debe una disculpa.
— ¿En serio? ¿Solamente una disculpa por haberme escapado de matar? Yo no pensaba atenderlo, pero vienes tú y me dices que soy la única que puede ayudarlo, no me explico por qué quieres que lo atienda si se supone que tú eres mi jefe y por ende conoces su caso.
— Por el mismo detalle que lo conozco es que no puedo involucrarme, no soy imparcial Marien y por eso es que acudo a ti.
— Si tan solo hubieras sido sincero desde un inicio todo esto no hubiera pasado, vete de mi oficina y una vez que tenga un progreso con ese imbécil yo te informaré a como siempre, no deseo verte en absoluto, me encuentro trabajando en este sitio porque conoces muy bien mi origen y no cualquiera le da trabajo a una expresidiaria, sin embargo, el principal motivo es porque confiaba en ti a pesar de todo, pero me has defraudado por completo.
— Lo siento Marien, créeme que nunca fue mi intención defraudarte y te agradezco que sigas aquí.
Bruno no dijo nada más, se marchó de mi oficina y yo mande a llamar a Damián, cuando entro lo mire fijamente y él se puso nervioso debido a mi mirada.
— No quiero juegos estúpidos, a la primera que me colmes un poco la paciencia te mandaré al infierno y no pienso atenderte más, así me corran de aquí…