—¿Que quieres hacer qué? —preguntó Ramiro tras escuchar las intenciones de su hermana que les había ido a visitar desde esa mañana.
—Quiero trabajar —respondió la chica algo que su hermano ya había escuchado—. Te juro que si no comienzo a hacerlo pronto voy a terminar loca. Ya no sé qué más hacerle a mi casa, y no es que tenga muchos amigos o parientes para seguir visitando.
—Mamá es la que se va a volver loca si te escucha o, peor, te descubre haciéndolo —advirtió Ramiro sentándose a la mesa donde su esposa y su hermana menor compartían el té de la tarde luego de comer juntas.
—Si es porque yo la vuelva loca en el futuro no tienes qué apurarte, eso ya pasó antes —informó Ángela y bebió de su dulce té para quitarse el amargo sabor de boca que le daba el solo recordar su última charla
