La ceremonia religiosa había sido tan hermosa como nadie la recordaba, muchos porque no la habían presenciado antes y Ángela porque no podía recordar nada de lo ocurrido porque en su pasado había estado todo el tiempo molesta por haberse tenido que casar con un hombre que ni siquiera parecía gustar de ella.
La joven disfrutó tanto de las bellas palabras del sacerdote que les unía en matrimonio que ni siquiera había podido dejar de sonreírle al hombre que le miraba claramente emocionado, y no molesto, como recordaba haberlo visto en su vida pasada o su primer intento fallido de ser feliz.
La recepción también había sido agradable. La convivencia con conocidos y desconocidos, recibiendo sus buenos deseos y charlando de mil cosas que ocurrieron en el pasado de su vida actual o que podrían
