Ahí estábamos, una vez más sentados a punto de cenar. Pero a mi poco me interesaba la cena, así que decidí ir al grano y empezar con lo que realmente nos concierne a ambos. Tener solo cinco preguntas me resulta bastante limitante, tengo que pensar con cuidado cada pregunta. Aunque, a decir verdad, tengo la mente en blanco. ¡Increíble! Pase de tener mil preguntas a no saber que preguntar ¡Que tonta! - ¿Por qué me desmayo todo el tiempo? - las palabras salieron sin pensar, en definitiva este no fue un buen comienzo. Pero estar desmayada cada dos por tres, me tenía exhausta. - ¿En serio es esa tu primera pregunta? - Tú solo limítate a responder, Gabriel. Estoy harta de estar tirada en el suelo y despertar sin entender qué pasa - sé que era una pregunta absurda en medio de todo lo que p