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Narcisos por Florecer

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Blurb

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Confiesa… tu narciso ya floreció o solo falta regarlo para crecer, así se pregunta Marina tras ver al hombre que mueve su mundo y claramente sus bragas; este amor comenzara con una amistad que enraizara secretos, amores pasados, tristezas y corazones rotos. Entonces Marina será la primera en su corazón por ser su mejor amiga o pasara a ser la dama y jamás la novia cuando toma su puesto Karina la prometida de Adrael.

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El día en que te conocí
Recuerdo un pequeño sonido, casi como un zumbido cerca de mi oído que resonaba una y otra vez hasta ensordecer mis tímpanos. — ¿Qué era aquello que ganaba mi odio? Pensé un tanto molesta pero sin dar mucha importancia al acontecimiento mal recibido. Entonces aquello llego, un pequeño trozo de carne mal proporcionado que claramente no satisfacía mi vista peculiarmente exigente aun cuando solo era una recién nacida. Mi nombre es Marina, tengo una piel exclusivamente blanca como una mota de algodón que fascino a los médicos al momento de apreciarme, el cabello castaño por el cual no tengo gran afición pues tengo un leve presentimiento de bullying sobre el color y mi materia gris, mis ojos son marrones como un chocolate que contiene abundante leche y para finalizar mi hermosa descripción yo era pequeña muy muy pequeña y perfecta. Entrando en detalle de aquel trozo de carne del cual no tenía ni el más mínimo interés pues resulto ser un pequeño niño, según tengo entendido se llama Adrael, lo eh escuchado de su madre. Aquel chico no era muy atractivo y menos si solo tiene tu encía como atractivo físico, pues me parece ser muy poco adorable. Que grandes palabras para ser solo una bebe de apenas 3 horas de nacida. Así es, nací al mismo tiempo de Adrael un 23 de Diciembre, diría que nada divertido para llegar a este mundo pues el día siguiente es más importante que tu fecha o lo celebran el mismo día festivo para ahorrarse dinero… típicos padres tacaños y sin oficio, carambolas. Hay cosas que nunca cambiaran en el mundo y una de esas cosas es el amor por el dinero, la gente lo lleva en las venas pero hay que ser francos con esto podemos hacer muchas cosas que nos darán placer y alegría en otros sentidos. De todos modos jamás podemos complacer completamente; ni nosotros como seres humanos y tampoco los objetos como valor. La gran mayoría de los padres desean que sus hijos se casen con hombres o mujeres que sean herederos de grandes fortunas, pero, hay una pregunta muy importante que todos debemos hacernos ¿y el amor dónde queda? Déjenme decirles algo que no tendrá lógica con lo anteriormente dicho y salido de mis labios. Mi primer amor fue Adrael, si ese pequeño bulto de carne del cual me referí tan mal e indiferentemente fue alguien importante para mí. Cuando él nació su llanto se escuchó en el silencio, era como el viento tratando de mover una montaña que tan solo la hacía dormir. Mientras yo por otro lado sollozaba sin parar y sin fin como si en vez de nacer estuviera muriendo, de verdad que sentía pena ajena por mis padres seguramente querían matarme y más aún mi padre sabiendo que su hija mayor era una mujer y no su amado varón con bolas de oro. Y entonces cerré mis ojos para destinarme a dormir. Sentí un leve movimiento en mi pequeño cuerpo, deseaba abrir mis ojos pero gano la opción de no abrirlos. Únicamente se abrieron de manera casi automática cuando me dejaron en un objeto suave y semifrío, luego seguí durmiendo profundamente hasta sentir un olor conocido si así es era mi madre acompañada de una pequeña gota que rodaba por mi mejilla. Me hubiera gustado poder preguntar el porqué de ello pero todos sabemos la razón. Ella se llamaba Margaret y era una mujer hermosa, casi parecía una diosa con sus cabellos dorados los cuales hacían honor a los rayos del sol, sus ojos un par de gotas de agua y su piel blanca como la leche. Ahora sé de donde saque la belleza que poseo, ella bella mucho más de lo que sería yo cuando tuviese su edad. No quiero adelantarme a los hechos futuros pero si diré que seré, fui y soy muy feliz. —Todo estará bien porque ese chico te cuidara muy bien. Dijo mi madre sonriendo muy suavemente mientras me sostenía suavemente en sus brazos. Sentí tranquilidad… aquella tranquilidad que sostenía ella cada día con más fuerza solamente por mi bien. Me recostó en ese objeto suave que se llamaba cama y junto a mi reposo ella hasta el día siguiente. El día en que llegaría Adrael para presentarlo su padre quien era el mejor amigo de mi madre y su único amor el cual era claramente secreto pues ya nuestros padres estaban casados con otras personas y estaban perfectamente estables, aunque claro, podían también estarlo con el amor de su lado. Amaneció y sonó aquel reloj el cual demostraba su autoridad cada hora que pasaba, yo nunca entendí como podían descansar con esa cosa sonando sin parar. Sonaron las 6:00 AM y mi madre ya vestía su encantadora blusa salmón y aquel pantalón azul que le lucia espectacular, aunque claro yo también lucia hermosa en mí vestido blanco con moños rojos. En el eco de la inmensa casa sonó la voz de mi padre. —Ya me retiro al trabajo. Mientras sostenía su cabello claro para darle orden al desastre que causo el viento. Mi padre no era un tipo simple, de hecho, era alguien un tanto exagerado en cada aspecto que poseía. Empezando por su cabello y finalizando con su cuerpo, tenía una rutina altamente preparada que le permitía estar siempre en buena forma física y con humor perfectamente bueno, especialmente para aquellas que le sonreían con mucho fervor. Madre jamás se enteró de nada que saliera por sus labios, pero las mujeres tienen u sexto sentido que jamás falla y se daba la idea de su poca correspondencia matrimonial. Seguidamente de su partida  llego tan esperada visita, al fin había llegado Josue un carismático hombre de cabellos negros como la noche, ojos marrones como el color del tronco del roble y la piel blanca que lucía perfectamente su  perfecto cuerpo musculoso. Si así es, podría decirse que entre mi padre y Josue estaba claro que ese hombre le bajaba las bragas a más de una mujer con solo verlo. El toco suavemente la puerta sin presionar el ruidoso timbre, mientras mi madre corría desesperada conmigo en brazos manteniendo la esperanza de que no llegara algún apoyo y abriera rápidamente pues en ella crecía el gozo al sentir su presencia y ver su figura. Mi madre al fin llego a su meta y no paro de sonreír durante todo el día… — ¿Quieres tomar un aperitivo? Pregunto mi madre un tanto nerviosa apretando un poco la manta que me sostenía. —Sí, gracias por tu atención Margaret de verdad lo aprecio y Adrael aún más. Respondió dando una amplia sonrisa mientras mi madre se sonrojaba hasta las orejas. Mi madre con una amplia sonrisa en voz suave llamo a Kari, la mujer que sería mi nana, una hermosa mujer morena de cabellos ondulados totalmente envidiables, sus rulos podían crear un torbellino en las mismas nuves y sus ojos eran un mar de deseos por realizar llenos de esperanza para regalar. — ¿Que necesita mi señora? Responde sonriendo amablemente cruzando sus delicadas manos en señal de espera. —Por favor Kari, podrías traernos dos trozos de pastel con te de dulce menta Asiente con suavidad e inmediatamente se retira. —Vamos Josue, está preparada la mesa. Dice mientras agarra un pequeño trozo de su camisa y esta despliega su dulce olor. —Sí, perdona. Me distrajo la belleza de tu bebe es una niña muy hermosa es igual bella como tú. Dijo un poco apenado pasando una mano por su nuca tratando de calmar su pecho. Mi madre sintió su rostro caliente y el corazón sumamente agitado. Subieron ambos a una habitación donde reinaba la luz y olía a rosas frescas con pequeño toque de menta. Allí estaba una mesa redonda tan pequeña que ambas sillas reposadas en cada extremo no necesitaban ser movidas del sitio en que se colocó. Ambos se sentaron, se miraron sonrojados y se interrumpieron las palabras para presentarnos. —Él es Adrael. Dijo Josue sonriendo a mi madre mientras movía la pequeña mano del niño. -Es una belleza de niño. Dijo mi madre con una sonrisa dulce voz tierna le pregunto al chico, como si este pudiese darle una respuesta. La cuidaras, ¿verdad? Josue la vio con ojos tristes e intentando decir una palabra que no hallaba una salida que jamás tendría. Con esperanzas levanto su quijada y respondió por Adrael. — ¡Claro que lo hará! Mientras viva ella será su amor y vida justo como lo eres para mí. Fue casi como si ese niño lo hubiera dicho pues antes de aquel hombre soltar esas palabras, este puso apretó con su pequeña mano el dedo pulgar de su padre. Entre las lágrimas de mi madre por aquel sentimiento triste en su corazón y las ganas de aquel hombre por besarla con el único fin de parar su llanto, si a eso se le podría llamar una razón ya que solo era el reflejo del amor que sentía uno por el otro. Todo se paró lentamente cuando empezaron a traer lo que solicito la señora de la casa y aquel beso deseado quedo en el ligero viento que soplaba. Mi madre seco sus lágrimas y el volteo su rostro para poder tranquilizar su corazón. En segundos sus rostros se encontraron y volvieron a sonreír para continuar con lo que se suponía venían a realizar ya que tanto se había planeado… Presentarnos, cosa que jamás paso pues estaban muy ocupados con su reencuentro. Comieron, sonrieron, charlaron, lloraron y nosotros (Adrael y yo) solo veíamos pues ya saben, siendo bebes no se puede hacer gran cosa. Si y apuesto se dieron cuenta del hecho en que recuerdo todo esto, no me da alegría pero tampoco me arrepiento, sonreí mostrando mi encía por cosas que me dieron gracia o alegría y llore o se me aguaron los ojos al ver cosas que no debían de suceder. No pasa nada a todos nos sucede estos casos en algún momento. Paso el día lento y finalizo cuando llego mi padre a casa, la expresión de mi madre cambio de manera casi inmediata y Josue tampoco estaba del todo feliz, no solo sabía que era infiel a mi madre también sabía que solo podía ser feliz mientras él estaba allí y no hallaba si agradecer a aquellas mujeres por enrollarlo para tener tiempo a solas con su amor o hacer algo al respecto con todo lo que sufría a diario que hasta los ayudantes de la casa sentían pena por ella, pero como bien sabemos el dinero mueve la gente. Papá abrió la puerta rápidamente, tenía un leve presentimiento de que robaban lo que le pertenecía aunque ya no fuese suyo, subió las escaleras lo más rápido que pudo y abrió la puerta de un golpe. Allí estaban Josue al lado de Margaret mi madre y quien podía haber sido mi padre. ¿Saben ustedes el sentimiento de un león cuando ve a otro en su territorio y este tiene total control de sus tierras? Así se sentía mi padre, como aquel león que perdió su autoridad en su propio territorio y manada, pero esto era únicamente culpa de aquel león que prefiere irse por otras leonas con mejor linaje o posiciones para complacerlo. Como dicen por allí, por aquellas chicas que no son para nada inteligentes y no saben ni leer un libro de química para niños pero si el kamasutra entero, al derecho y de revés. En fin, a esas cosas no hay que darle atención porque siempre acabaras como un calzón usado. Es gracioso una bebe dando consejos de amor y relatando cosas que pasaron cuando me hacía en los pañales y bebía aun de un biberón pero siempre tuve esos recuerdos de mi infancia con un lapso de tiempo antiguo desde el instante en que nací. Luego de pasar por el pasillo de los sustos y darse cuenta de que todo iba “bien” mi padre decidió saludar a mi madre como siempre lo hizo, con un beso en la mejilla a lo que Josue volteo la mirada, nadie quiere ver algo tan bárbaro y repugnante como el que besen a la persona que amas enfrente de ti más aun cuando sabes tanto secretos. Mi madre un tanto incomoda le pregunta a mi padre. —¿Qué haces tan temprano en casa cariño? Pensé que llegarías un poco más tarde, ya que siempre tienes tanto trabajo. Repone mi madre en un tono de incomodidad y sarcasmo —Mi padre sin poner buena cara se mete las manos en los bolsillos del pantalón n***o y ajustado que demostraba muy bien la figura de sus piernas, le responde. ¿y qué sucede si llego temprano del trabajo? O no puedo compartir con mi esposa y mí… hija —¿Tu… hija? Respondió mi madre con una voz donde se notaba la ira y decepción que sentía por él. No comprendo realmente que vi en ti, no eres un padre real, solo estas por aparentar. Comento mi madre entre dientes haciendo que mi padre se enojara y la tomara de la muñeca con fuerza para lastimarla, esto hizo a Josue parar a mi padre de una palmada en el pecho casi como diciendo “oye, recuerda ella no es una de las que te abren las piernas tan fácilmente”. Haciendo que tomara conciencia y frenara eso que hacia mal. —Para iniciar Mark, recuerda que Margaret no es cualquier persona, es tu mujer. Le recordó Josue a mi padre y no en un tono muy agradable. Papá tomo su mano y la retiro de su pecho con un movimiento brusco cosa que a Josue no le agrado para nada. Era como tratar con un niño mimado y el único mimado que aceptaba era él bebe que traía en sus brazos y a quien con cuidado trataba como si fuese una reliquia. Mi madre aun enojada me sostuvo fuerte en sus brazos y moviéndose hacia la puerta le fue repitiendo por milésima vez: —Odio esos pantalones, cuantas veces te diré que no los uses, no me creas tonta Mark. Una de las cosas que a mi madre no le fascinaba para nada pues llamaba muchas mujeres interesadas en su dinero, pero seguía usándolo y haciéndolo aun cuando se lo hacía saber repetidamente. Después de todo un caos ocasionado al parecer siempre por parte de mi papá en su afán por ser el macho alfa frente a un oponente digno de retar, todo finalizo igual que cada visita que recibía mi madre. Josue y Adrael fueron a casa después de despedirse de nosotras con la esperanza de volvernos a ver, no interesaba si era pronto o en un futuro lejano, lo que deseaba era ver esa persona especial día tras día. El solo se fue y no volvieron a verse. Por lo menos no hasta que cumplí mis 3 años de edad y mis padres organizaron una reunión familiar para celebrarlo. Llegaron tarjetas de invitación a todas partes, entre esas iban dirigidas a la familia Baldet. Es decir, la familia de Josue. Y no es como que a mi madre le encantara ver a su esposa o que le tomara de la mano aunque si entendía que ambas estaban enamoradas del mismo hombre y no podían hacer nada con esos sentimientos. De igual modo siempre que Josue y su esposa Mariana llegaban a la casa por alguna festividad o momento exclusivo de invitación, mi madre los trataba de lo mejor, fue así desde siempre y supongo que siempre lo tendrá ya que es su manera de ser, es esa la razón de ser una persona tan especial. Tiene ese pequeño talento de hacer feliz a los demás con su carisma y forma de dialogar, es como dar una confianza inmediata y mucha gente acaba casi que dándole una breve historia de su vida completa. Es irritante pensaría cualquier persona pero no, para ella es una total alegría. Si fuera psicóloga esa sería su carrera ideal. Bueno, para no entrar en más detalles con mis padres y Josue les contare un poco de mi “amistad” con Adrael. Pues verán, yo soy de aquellas personas que no tienen buen sentido de la orientación y a mi madre casi le he dado infartos automáticos por mis perdidas dentro de la enorme casa. —Cuando empecé a caminar fue como si mis piernas se movieran solas por toda la casa, sentía esa necesidad de ser libre y no estar más en los brazos de mi madre aunque claro, habían veces en que me agotaba y ya no parecían tan fastidiosos — Risa picarona. Es en estos momentos cuando más debe tener cuidado los padres ya que sus hijos no paran de andar por todos lados, da igual si andas en caminadora o si usas tus pequeñas piernas, el punto es desquitar esa necesidad de ser libre e independiente. Adrael por otro lado parecía un muerto, recuerdo que mi madre me soltó a caminar un rato por el jardín y de igual modo a él. Pero, no se movía en absoluto ni para beber algo, el simplemente permanecía inerte hay luciendo sus ojos claros y su porte de caballero sin crecer. —Sera todo un princeso. Pensé y me reí seguidamente a lo que el volteo sus ojos para verme. Movió sus piernas tontamente hacia mí, era como si jamás hubiese caminado y ya sabía que era mimado pero tampoco demasiado. Cuando al fin llego a mi lado, solo y únicamente lo que hizo fue halar mi cabello como si fuera mala hierba. Realmente me enojo que hiciera algo tan malo y me hizo sentir realmente mal al punto de aguar mis ojos con el fin de soltar un llanto pero me contuve al ver su mirada de tristeza. Se nota a simple vista que es alguien sin emociones pero la realidad es diferente, la realidad es que sentia y podía ver a través de mi…

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