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El Caso de Johns Wayters

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Blurb

Una historia envolvente, con una aura de perspicacia y llena de conceptos basados en la ideología por la que se guía el hombre, un viaje sin retorno que nos lleva a cuestionar, lo que está bien o mal sin caer en acusaciones. Así podría definirse el tortuoso camino vivido por Johns Wayters, a través de una acusación en su contra, dejándonos pensar y dudar en saber si lo que se hace esta bien o mal y cargos en su contra son reales o simplemente un acto de deshonor en contra de él.

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Un hallazgo perturbador. Capítulo I
Un hallazgo perturbador. Capítulo I         Una mañana de septiembre del año 1956, me llaman de la comisaría por el hallazgo de un c*****r en la cercanía del parque Lifford, en ese momento me encontraba recién levanto de la cama y me preparaba para desayunar, pero por la urgencia con la que él oficial Ryan me insistía para llegar rápido a la escena, me vestí rápidamente y salí, incluso olvidando cerrar la puerta. Mi vecino, el señor Campos me ofrecía como siempre una taza de té medicinal hecho por el mismo, y ese día tuve que rechazarle la taza de té. Había olvidado las llaves de mi auto en la casa y al devolver me percaté de que la puerta principal estaba abierta, fui a la mesa donde coloco las llaves de la casa y del vehículo, las tomé y salí, esta vez me aseguré que mi puerta quedase cerrada y partí hacia la estación para buscar mi arma reglamentaria y firmar la entrada a mí turno.         Llegue a la estación de policía y en la entrada observó a la teniente Marcel con los ojos algo rojos e hinchados, y le pido el informe del nuevo caso. Ella me responde que no es la encargada del caso, sino que el oficial Ryan, le pregunto dónde está y con voz quebrantada me dice que el parque Lifford en la escena. Me dirigí al parque Lifford, de camino a allá pasé por una cafetería que tenía muy buen café, que queda cerca del parque, compré un café como lo hago todas las mañanas, un café n***o sin azúcar y con crema batida. Al poner rumbo al parque me percate que en la entrada de este había muchas personas en las afueras, muy consternados por lo que había sucedido en ese lugar. Entré al parque y me dirigí a la parte oeste del parque, a dónde se reportó el hallazgo, a mí no se notificó de que hallaría allí, ya que nunca me ha gustado que me digan lo que veré, prefiero verlo por mi parte y sacar mis propias conclusiones, así que todo lo que viera en ese lugar no me lo esperaba, ya al llegar y bajarme del auto, veo a algunos de mis compañeros con caras largas y algo depresivos, me acerque a Ryan y le pregunté: –¿Qué tenemos aquí?– él me responde: –tres cuerpos, o lo que queda de ellos–         Ryan: –tres niños de edades comprendidas de unos 2 a 6 años, una niña de unos dos o tres años, uno de unos cuatro más o menos, y la otra una niña de unos seis años, desmembrados y con signos de estrangulación, (¡esto si es un caso horrible!)–         Le respondo que debemos mantener esto aislando de la prensa, esto puede conmocionar al país, y no queremos que cunda el pánico en la ciudad. Ryan: –el que hizo esto está afuera en las calles, ahora ningún lugar es seguro–         -Hay que ver los reportes de desaparecidos para ver quién eran estos niños, que los forenses se encargue de conseguir pistas para desentrañar esta atrocidad. ¡Hay trabajo! y Ryan... evita hablar con la prensa, no queremos dar detalles al asesino de lo que tenemos-.         (En tantos años como oficial de policía, ni como jefe del departamento de investigación, había tenido un caso tan retorcido, como este.) Ryan: –la gente querrá respuesta y debemos dárselas– -No me importa eso, lo que debemos dar es solución, no pistas-.         Estando en la estación, esperábamos el informe forense para identificar las víctimas, el oficial Ryan me comenta que en la escena hallaron un palillo de alguna golosina, puede tener rastros de ADN en él, le pregunto si ya envió eso a estudio, y me responde que sí y que al igual que lo informes forenses, lo está esperando.         En ese momento nos llama la teniente Marcel a la sala forense a ver lo que se hallaron en los c*******s y no dio los documentos que recopilaban información sobre las víctimas, hablé con la teniente Marcel para que me ayudara a conseguir y dar con la identidad de los niños del parque, con una exhaustiva investigación, logramos dar con el nombre de dos de las tres víctimas halladas.         La primera era Kenneth Simmons de 2 años de edad, declara como desaparecida el 14 de junio de este mismo año, huérfana de padre, un ex marine muerto en combate, y de su madre Margot no había muchos datos sobre ella. la siguiente víctima es Curly Mason de 4 años, fue declarado desaparecido el mismo día que Kenneth, lo cual nos pareció peculiar, así que decidimos ir hablar con los padres de esas dos víctimas. aun nos consterna el no poder saber la identidad de la niña mayor, la de los seis aproximadamente, no había registro de ninguna niña desaparecida que encajara con las características de la víctima.         Le dije a el oficial Ryan para que me acompañase a la casa de la señora Simmons. Él me responde que si pero que pasara por la oficina de estudios químicos para ver que arrojo el análisis al palillo encontrado en la escena. El estudio dio un nombre Marlon Miller, pedimos toda que recabaran toda la información referente a ese sujeto, y que después de hablar con la señora Margot Simmons, iríamos en búsqueda del tal Miller.         Llegamos a la calle Licking. A la casa número 14, allí era la dirección de los Simmons, estando al frente de la casa, un perro casi desnutrido estaba encerrado en el frente de la casa, este nos ladraba y llamamos desde la cera a la señora Margot, en eso abrió la puerta y solo nos gritó. -largo, ¡fuera de mi propiedad!, no estoy para nadie- le insistíamos que éramos oficiales y solo queríamos hablar sobre la desaparición de su hija, (el perro con sus ladridos, dificultaba que escuchase lo que decía) pero solos nos gritó nuevamente un largo. Nos miramos uno a otro y el oficial Ryan me pregunta por el que vamos hacer para hablar, le miré directamente a los ojos y le dije: –lo que nadie debe hacer-.         Saque mi arma y le apunte al perro, este aún seguía ladrando así que le dispare y el perro cayó en el piso y podría asegurar que había muerto de inmediato. Abrí la reja y al caminar hacia al porche de la casa, la mujer abrió la puerta para ver que había sido ese disparo, se percató rápido que se trataba de su perro, que ahora yacía en el suelo con sangre manchando su esquelético cuerpo, la mujer grito horrorizada y cerró la puerta, llegue hasta la puerta de la casa y toque de manera fuerte, y diciendo en voz altiva “salga de allí, su hija la encontramos”. La mujer desde adentro grito que no quería saber nada, y que prefería creer que su pequeña Kenneth, aún seguía con vida, y que solo estaba jugando en el parque.         Miré a Ryan y le dije -la señora se hallaba en la etapa de negación, aún no termina el proceso del duelo-. Ryan: -la mujer sufre-. -No somos psicólogos-.         Le grite que su hija estaba muerta y la habíamos hallado en la mañana de ese día. Fatídico septiembre para la señora Simmons, pero debía afrentar la realidad, por muy dolorosa que fuese.         Le pedí a la señora Margot que pudiese responder una seria de preguntas para poder resolver el caso y dar con el actor de ciertos crímenes, con un “por favor” le volví a insistir. Pero estaba cerrada a conversar, el oficial Ryan me pide que nos retiremos antes de que la mujer llame a protección de animales y nos hagan caer en un problema mayor, (confieso que no era de tener sensibilidad por los animales) le digo al oficial que deje lo cobarde y deje trabajar a un profesional como yo.         Me molestaba que la señora no quisiera colaborar para resolver el caso de la muerte de su propia hija, así que le grite que, si no nos abría, le derribaría su puerta, a lo que esta mujer escucho estas palabras me decía que por favor no le hiciese a bajo la puerta y esta lo decía con mucho miedo y rogaba que no lo hiciese, en eso le insistí otra vez mas que abriese la puerta y hablase con nosotros con respecto a lo referente a su hija, la mujer llegó a la puerta y la abrió, al vernos se arrodilló a nuestros pies y rogaba que no le hiciésemos daño. Le digo que se levante y nos permita entrar y conversar solo un momento, la mujer nos dio al fin paso a la sala y tomamos asiento, ella se sentó al frente mío y el oficial Ryan estaba a su derecha, recuerdo muy bien que la señora se hallaba sentada en un sillón del diseñador John Bergen, era un lujoso mueble, parece ser una señora de buen gusto, para bajar la tensión que sentía en ese momento la señora, le pregunte si ese era un sillón de John Bergen, aunque ya lo sabía muy bien, solo quería la respuesta de la mujer y que no se sintiese intimida, ahora que tenía su atención, no era necesario hacerle temer, quería su mayor colaboración y compresión para lograr que me dijese lo que sabía.         La señora Simmons me responde que, si era un sillón de John Bergen, (gracias al buen gusto de mi exesposa, había aprendido muchas cosas del hogar, y fue de las muchas cosas que aprendí de ella, aunque no le confesaría nunca eso a mí exesposa). Ya notaba algo más serena a la señora Simmons, así que le pedí que me dijese que fue lo último que paso el día que su hija desapareció, el 14 junio y si había notado algo extraño días posteriores a esa fecha. La mujer no pudo contener las lágrimas y se levantó se dirigió a la estantería de madera que se hallaba en la sala abrió uno de sus cabeceros y tomo un pañuelo se volvió a sentar en la silla mientras sonaba su nariz. La señora Simmons cuenta que el día que su hija desapareció, solo recuerda que la había llevado al parque en eso voy a romper en llanto no puedo continuar con la historia, le dije que por favor se calmase y le pedí al oficial Ryan que fuese a buscar un vaso de agua para darle a la señora y pudiese proseguir con lo que decía. Después de tomar el vaso de agua se calmó un poco más y verla serena le vuelvo a preguntar para que me diga sobre el día de la desaparición de su hija, la señora Simmons nos dice que cuando la llevo al parque, encontró una amiga que no veía desde ya hacía muchos años y cuenta que sentaron en una banca frente al parque infantil, y mientras la pequeña Kenneth jugaba en la caja de arena con otros niños de su edad, interrumpe la conversación para decir que ella siempre la observaba y no la descuidad por ser una niña de tan solo de 2 años y necesitaba de extrema supervisión, pero habían tantos niños que en cuestión de un instante mientras le prestaba atención a lo que le contaba su amiga Sophia, cuando dio la vuelta a ver como seguía su hija, no la vio, la señora Simmons cuenta que un fuerte escalofrío invadió su ser y en eso volvió a romper en llanto, espere mientras se le pasaba el cuadro de llanto repentino que lo dio, al ver que ya se había serenado otra vez, le pregunte por el nombre e información a detalle de aquella amiga que no veía en años. La señora Simmons me dice que era una amiga de la infancia y que no la veía de hacía por lo menos 14 años, Sophia Loren y que la vez en el parque solo fue una conversación de solo un par de minutos e interrumpida por la desaparición de hija y ella al levantarse a buscar a la pequeña Kenneth, no volvió a ver a Sophia, y tampoco que le importase mucho eso, ya que se hallaba muy desesperada en búsqueda de su pequeña, recuerdo que en palabras textuales esa mujer dijo “el vacío que siento en el alma no lo podre llenar con nada, y me carcome la culpa por no haber hecho nada para poder ayudar a mi hija. ¡qué tan amargo recuerdo con el que debo vivir!, pobre de mi pequeña”.         Le pido al oficial Ryan que anotase el nombre de aquella mujer para poder investigarla a fondo, a lo que digo esto, la señora Simmons me pregunta él porque que quiero investigar sobre su amiga, le digo que en años de servicio había aprendido que nadie queda exonerado de ser sospechoso y de todas formas no es que le incumbiese la manera en la que yo trabajase o como actuara, a lo que decía esto la mujer me reprocha mi manera y me dice en son de enojo por el haberle asesinado el perro. Le digo que ella misma me obligo a haberle disparado.         Al mismo tiempo le consulto a la señora Simmons si quisiese saber la manera en la que hallamos a su hija, la mujer empezó a llorar y nos dice que lo mejor es que nos retiremos, si ya teníamos y sabíamos lo que queríamos, le dije que en cierta forma sí, pero también quería saber si quería saber la verdad sobre su hija y no ser engañada por la prensa o cualquier medio de comunicación que difundiese la noticia, y lléguese distorsionada o cambiada cierta información. Así que de todas formas le dije que su hija la habíamos hallado boca abajo sin nada de ropa, esta se hallaba con marcas de indicaban estrangulación, con moretones en todo su cuerpo, el informe forense detalló que el hueso pélvico, en la región del isquion se hallase fracturado, esto provocado por una violación, el tamaño de la niña hizo que el sujeto fracturase el hueso, aunque no se dejaba rastro de líquido seminal, podría deducirse que el sujeto utilizo preservativos para no dejar su semen en ella, después procedió a desmembrar el cuerpo en seis secciones, y dejando solo el tórax y cabeza, fue macabro haber hallado a un infante esa condiciones, lamentaba el hecho y aun hoy en día, pienso que no fue muy conveniente haberle contado a la madre sobre tan horrorífica escena, pero al mismo tiempo creo en que fue lo mejor para aquella perturbada mujer, en mis años de servicio me dedique a decirle con toda franqueza la verdad a los familiares de las víctimas. Al terminar eso la mujer solo se desplomo en el piso en un largo llanto que nos incomodó a mí y a mi compañero, que nos marchamos.         Después de todo lo sucedió con la señora Simmons, Ryan y yo nos dirigimos a dar con el único nombre que teníamos hasta la fecha, y según los registros el sujeto Marlon Miller vivía en Portland leed y era un estudiante de 21 años, nos dirigimos a su residencia a hablar con él y saber qué hacía en el parque Lifford. De camino la patrulla presento una falla y debíamos devolvernos a la comisaría a cambiar de patrulla, ya con un vehículo completamente funcional, nos pusimos de vuelta a la investigación. Al llegar al portón de la residencia, el guardia nos pidió que nos retiráramos de aquel exclusivo recinto residencial y que sin una orden de cateo, no podíamos entrar, le preguntamos por el nombre de un tal Marlon Miller y nos respondió que él no se hallaba y que si lo estuviese tampoco nos dejaría entrar, en eso con una sonrisa picaresca le dije a Ryan que esta vez corrimos con suerte, el oficial extrañado me pregunta el porqué de mi expresión de satisfacción, le digo que según los registros el muchacho estudiaba en Ballons college, y que era allí donde daríamos con él, así que nos dirigimos a ese susodicho lugar en búsqueda del joven Miller, llegamos al campus y vimos como un par de muchachos acosaban a una chica, así que fuimos y le advertimos a ambos jóvenes que si no dejaban a la chica en paz, se meterían en serios problemas, hicieron caso omiso a esto y así que saque mi arma y disparé al aire en dos ocasiones, ambos se echaron al suelo y pidieron que no les disparará, les dije que se largasen antes que los arrestara, se levantaron y huyeron despavoridos, en eso la chica se levantó y lo más sensato, era que esperásemos un simple y satisfactorio "gracias", pero solo nos miró con repudio y nos dijo que ella solo estaba siendo coqueteada por ese par de muchachos, eso nos dejó consternados al oficial Ryan y a mí, nos vimos a la cara uno al otro y solo expresábamos desconcierto, le dije a la chica que se largase al igual que aquel par de muchachos, antes de que la llevase esposada a la comisaría, la chica en son de desagrado, pasó entre nosotros y con sus hombros nos intentó empujar, al oficial Ryan, eso le era prácticamente imposible, ya que este medía unos 1,90 y tanto centímetros y era bastante macizo, por mi parte aunque no era tan alto y robusto como mi compañero de investigación, también solía ser un hombre que vivía ejercitado y en buena forma, cosa que con los años fue mermando, hasta ser lo que soy hoy, un pobre anciano que cuenta como fue todo el caso que dejó un meollo profundo en la historia policial de nuestro país. Al llegar a la dirección preguntamos por el estudiante Marlon Miller y se nos dije que este se hallaba en clase de literatura en el salón que estaba de camino a la salida. Al llegar al salón, le pedimos al profesor que parase un momento su explicación y nos indicara quien era el estudiante Miller, el profesor un hombre casi calvo nos dice que es el muchacho que estaba en la fila de hasta atrás, le dije al oficial que trajese a ese muchacho de color esposado hasta la patrulla, el chico se alteró mucho, y preguntaba el porqué de su arresto, le dije que era arrestado por ser sospechoso de un múltiple asesinato. Al llevarlo a la comisaria de camino en la patrulla le pregunté, el que hacía en el parque Lifford el día anterior, el muchacho responde que él no iba desde ya hacía unos diez días, le dije que le convenía decir la verdad. En eso él dice algo que cambió drásticamente el rumbo de la investigación, el joven Miller nos dice que pueden constatarlo con el hombre que siempre va todas las tardes al parque, el sujeto se llama Jonhs…         El oficial Ryan y yo nos vimos fijamente uno al otro y dejamos que se bajase de la patrulla y se fuera, pero sin antes prevenirle que, si hallaba de alguna manera involucrado en el crimen, lo hallaría y lo arrestaría, y esta vez no sería nada amable con él. El chico se fue y al tener un nombre, nos dirigimos a la comisaría a ver si podías dar con el sujeto que nos había indicado, ya que solo teníamos un nombre y sin dirección y ni apellido.         Ya estando en la estación, le pedía a la detective Nielsen, si podía localizar un tal Jonhs que siempre iba al parque Lifford, ella me dice que se le hacía casi imposible y que lo mejor era hacerle seguimiento e ir al lugar donde se le había visto antes, y ver si allí se le podía encontrar.         Me decidí a mi casa, a meditar en mi soledad, sobre todo lo que había que hacer y planear. Estando sentado en mi cama viendo fijamente a la ventana de mi recamara, observaba como los pajarillos anidaban en el árbol que se hallaba con las ramas cerca de mi ventana, y en ese momento entro a mi mente un pensamiento, en que resaltaba como las aves, después de cumplir su labor, de buscar comida para ellos, como para sus pichones, volvían a sus nidos y allí descansaba de la rutina, que era parte de su manera de subsistir en el mundo del caos. Ese vistazo a la simpleza de la vida de las aves y de lo que hacían, me hizo caer en cuenta de que, en cierta forma, el sujeto que cometió los atroces hechos de asesinar a esos niños, también volvería a donde se sintiese más seguro o el lugar que llamase como su refugio, se perdería del radar policial, para despistar, y eso sería una dificultad para la investigación, y en eso me llega una idea descabellada, la cual de una vez descarte por carecer de razonamiento. Toda la vida como agente, considero no ser un hombre de sutileza, pero la idea que abrazaba mi mente, rompía hasta con la ética que se me había inculcado en la academia. Pensar que, si el asesino tuviese otro ataque y dejase otra víctima en estas alturas, haría que se colocara en una posición muy comprometida, al punto de darnos la posibilidad de dar con él, y de una vez por toda atraparlo. Pero eso significaba que una vida sería arrebatada y no podíamos dejar que eso pasase, el deber era dar con el asesino si más víctimas, ni vidas que lamentar. Y eso lo haría bajo mis métodos, poco ortodoxos, pero en todos los años como agente, siempre efectivos, y esta vez no sería la excepción, dejaría mi todo, por dar justicia a esos pequeños que no merecían morir a tan temprana edad y mucho menos de esa manera tan despiadada ¡que mente tan retorcida para hacer tales atrocidades!         El tanto pensar me dejaba exhausto, y decidí, recostarme y dormir para retomar fuerzas para seguir al día siguiente con la investigación, y en eso me quedé dormido profundamente. Recuerdo que esa noche soñé, con Marie Ann, no recuerdo exactamente como había sido el sueño, pero algo que recuerdo y me hizo sentir triste, es que la vi, sentada en una banca del parque junto a un sujeto que no reconocía, solo estaban allí sentados conversando, y muy cercanos, me sentí triste en el sueño, al verla así con alguien, pero solo era un sueño. Es fue todo lo que recuerdo de ese sueño, me desperté y me senté en mi cama, y se venían a mi mente flash back, en el cual recordaba aquellos lindos momentos en los que convivimos, en 7 años de matrimonio, se puede decir que aunque pasaron cosas que desearía olvidar, también pasaron muchas cosas lindas y reconfortantes para el pensamiento, y debo admitir, que ella en lo que cabe fue una buena esposa y estuvo a mi lado, a pesar de que fue un pésimo marido, y acepto mis defectos, y me entristece arrepentirme tan tarde de todo lo que hice y lo que dejé de hacer, como lo fue pelear por ella, por lo contrario, vi como la relación se fue desmoronando y solo dejé que ella se fuese, pensando que así sería más feliz, ya que no le  generaba esa felicidad que algún día si le supe dar.         Pensaba de manera nostálgica en todo lo sucedido, pero sabía que no había tiempo para distracciones y que debía concentrarme en la investigación, y que existían muchas cosas que aclarar. Levantándome de la cama, fui de una, a bañarme y me aliste, con la misma idea en la cabeza que aún me consternaba, pero me encare a mí mismo, y salí de mi casa, rumbo a la misma cafetería de todas las mañanas, y como hacia siempre, pedí lo mismo. En vez de ir a la estación, como debía haber hecho. Me dirigí al parque Lifford, y en la entrada de este, se hallaba un hombre vendiendo algodones de azúcar, solo lo observe mientras le vendía a los niños del lugar, y de allí me dirigí a la parte donde se habían hallado los cuerpos de los niños, este sitio se encontraba rodeado de cinta policial, prohibiendo el paso, y un oficial que se me hacía familiar, era el que resguardaba el área, me le acerqué y le salude, y en eso también le pregunto, si se habían presentado algún hecho que fuese de su extraño, el oficial Cooper, me dijo que lo único extraño que se pudiese decir así, era el montón de curiosos con ganas de entrar a ver que hallaban, y que se cuidada el sitio, las 24 horas del día, para evitar que cualquier individuo pudiese alterar de algún modo la escena, y así atrasar la investigación que se llevaba a cabo.          Me senté en una de las bancas a observar mi alrededor, sentía la brisa rozar mi rostro, y veían a las aves aletear de un lado a otro, y un solo el sonido de la naturaleza, se sentía un lugar tranquilo y seguro, muy cómodo de estar. Pegue un grito, y el oficial Cooper al oírme se me acercó, él se hallaba a unos 200 metros, y me preguntó por qué el grito, y le respondí que la frustración me abordaba, y que no se preocúpese y que volviera a su sitio. Después de eso me fui a la entrada y me le acerque al sujeto que vendía los algodones de azúcar, y le pregunté si había escuchado eso, el sujeto me respondió que oyó como un grito pero de lejos, le dije que gracias y solo me fui, me  subí a mi automóvil, pero ese pedazo de chatarra casi ni funcionaba, en ese momento ni quería encender, pero recuerdo con añoranza ese horrible Fiat 500 F, de color rojo ya desgastado, aunque ame ese auto y si también me hizo pasar muchas rabietas, pero me fue fiel cuando lo necesite, hasta cuando fue mejor dejarlo en un garaje, para su jubilación, en el garaje de casa de mis padres, allí fue donde lo dejé, y pertenece aun, ya desgastado por el óxido y la corrosión. Llegando a la estación, me encerré en mi oficina, aislado en mi silencio, mientras pensaba, meditaba el hecho de que el asesino, solo trasladó los cuerpos al parque, y ese no fue el lugar donde nacieron, eso me hizo hacerme la pregunta de qué a que distancia se habían trasladados los mismos, y si no habían rastros del paso de vehículos, además era casi imposible hacer llegar hasta allí, cualquier tipo de auto, por la ausencia de una superficie plana o libre de obstáculos, era un parque bastante poblado de árboles, y tenía una superficie topográficamente irregular. Así que se descartaba el hecho de la entrada de un automóvil, pero me preguntaba si alguna carretilla si pudiese entrar, me traslade en mis recuerdos a ese lugar, cerrando mis ojos e imaginando una posibilidad de llevar hasta allá los cuerpos, y si era posible, eso me hizo pensar en que podía haber sido cerca del parque los asesinatos. Pero tampoco podía descartar la posibilidad de que pudieron trasladar los cuerpos en un auto, y con una carretilla llevarlos hasta la región oeste del parque. Lo único que no era refutable era que los asesinatos no fueron allí, además me consternada por qué quiso que encontrase los cuerpos, que psicópata era este, no ocultaba los cuerpos, acaso quería crear conmoción, y sí que lo estaba logrando. Me traslade a la morgue a ver que se tenía de la recolección de datos y muestras de los c*******s, al salir de la oficina, la oficial Lawrence, se me acercó y me pidió que la acompañase, le dije que iba a revisar los avances forenses, ella solo me dijo que habían hallado algo que sería de mi obligación saber, así que la acompañe, me llevo a su la sala de interrogatorio y allí se hallaba un chico, creí reconocerlo a primera vista, y le pregunté a la oficial, quien era es chico, ella me dijo, que era amigo de mi hijo, y que mi hijo estaba prófugo de una redada policial que se le había hecho a unos jóvenes malhechores. Al inmediato de oír eso, entré a la sala donde se encontraba este muchacho y sin mediar palabras le di un golpe en la mejilla y le pregunté por Steven, el chico con mucho miedo y tembloroso me dijo que la última vez que lo había visto, el salió corriendo de los oficiales, con una pierna herida, el chico de manera eufórica me grito "tus malditos compañeros, abrieron fuego sin razón contra nosotros", y Steven había escapado, lo tomé por la quijada y le dije un sarcástico gracias. Salí de allí y le pregunté a la oficial Lawrence, por quien había sido el que llevó a cabo la redada, ella me dijo que el sargento Gordon, mi cara había cambiado por completo a una de molestia, y enfurecido me fui a donde se hallase el sargento Gordon a reclamarle por la manera tan abrupta de llevar una redada contra personas. Llegue a donde estaba y de una lo encare muy enojado le dije que porque maldita sea había actuado así, y disparado a matar a unos jóvenes, le pregunte de manera retórica el que si estaba loco acaso, Gordon me miró y solo me dijo que no me entrometiese en algo que no era de mi incumbiese, y sabía que mi jerarquía de detective no me permitía hacerle algo a un sargento, así que me di la vuelta me fui y buscaría hablar esto con Marcel, ya que ella era teniente y si pudiese ayudarme a conseguir que el sargento Gordon, respondiese por los hechos cometidos en la redada donde había salido herido mi hijo, fue entonces que pensé en ir a casa de mi ex esposa a ver a Steven.

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