A In Sook lo despertó el brillo de la pantalla del celular. Lo tomó con cuidado y se puso en pie hacia el baño. Contestó.
—In Sook, debemos vernos—Dijo la voz de una mujer al otro lado de la línea—. En Seúl en la estación del metro a las seis de la tarde.
—Entiendo—Contestó el pequeño.
La llamada se cortó, miró hacía la recamara donde estaba Tristán acostado dándole la espalda. Tal vez debería decirle que lo acompañara, no sería bueno ir solo, probablemente su madre se molestara por llevarlo, pero esperaba que entendiera las condiciones en que se encontraba. Con cuidado se metió bajo de las cobijas junto a su novio, sabía que ya no podría conciliar el sueño víctima de sus pensamientos, si su madre lo había llamado a verlo era por algo importante. Nunca, desde que había huido de casa, se
