+KATYA+ Estoy bajando las escaleras, una mano en el barandal y la otra sosteniendo el celular todavía caliente por todos los mensajes sin contestar y por las cosas que hablé con mi hermana. Mis pasos suenan fuertes, como si estuviera marcando un ritmo de guerra. Apenas llego al último peldaño lo veo: Mauricio, de pie, mirándome con esa mezcla de frialdad y ternura que me revuelve el estómago. No lo pienso. Camino hacia él, rápida, casi desesperada, y me lanzo a abrazarlo. Lo rodeo fuerte con los brazos, le clavo el rostro en el pecho, aspirando ese olor suyo que tanto me confunde, ese perfume caro mezclado con la maldita distancia que siempre mantiene conmigo. —Bienvenido… —le digo bajito, como si esa palabra pudiera borrarlo todo. Pero él no me devuelve el abrazo como debería. Está rí

