**AMANDA**
Al llegar, la calidez de su recibimiento fue como una caricia. La madre de Nicky me abrazó con la cercanía de siempre, y su padre me sonrió con esa cortesía elegante que siempre admiré, esa que parecía decir que, en el fondo, el tiempo no había logrado alterar la sinceridad de sus gestos. No soy ingenua: sé bien que mucho de ese afecto proviene de dónde vengo, del apellido que llevo, de las conexiones que mi familia ha construido en este país. Pero también sé que he trabajado por ello, que cada presencia, cada gesto de apoyo, ha ido construyendo ese vínculo, esa confianza mutua que todavía perdura.
Nos encontrábamos en la terraza, en ese momento en que el aroma del café se mezclaba con la brisa fresca, cuando Aurora irrumpió en la conversación con su habitual impulsividad, sin
