Capítulo 4

1907 Words
Ahora entendía mucho a Julia, las dos habíamos detenido nuestros relojes, para poder curar nuestras heridas. Pero a pesar de que Meredith aún sigue siendo extrañada, siento que la gente ya pudo aceptar que ella ya no esté aquí. Mientras que, por mi parte, tengo una pequeña frazada azul que compré un día cualquiera, en donde fui al centro comercial, que aún me sigue recordando a esa pequeña persona que pudo haber sido mi hijo. Recuerdo muy bien ese día en el que estaba en el centro comercial, para poder imprimir mi diploma de la preparatoria, que se me había hecho llegar vía internet. Ese día trataba de encontrar un lugar en donde imprimirlo, pero de la nada, entre a una tienda en donde había muchas cosas de bebés. Yo de inmediato me sentí como si fuera una madre. Recuerdo que tomé una canasta, la cual empecé a llenar con todas las cosas que los bebés necesitaban, pero cuando llegué a la caja, me di cuenta que no tenía ninguna razón para comprar esas cosas, no era una madre. Recuerdo muy bien la mirada de la chica que trabajaba en el lugar, parecía estar asustada al verme congelada, y ver que había elegido más de 100 dólares de cosas que no necesitaba. Después mi mirada se quebró enfrente de la cajera, ella me tuvo que auxiliar con agua y algunos pañuelos. Fue bastante comprensiva conmigo a pesar de no saber mi situación. Al final del día solo me llevé esa manta azul, que aún miro mientras paso mis manos suavemente sobre está, recordando que hubo una persona dentro de mí. Pero a pesar de que aún sigo siendo muy débil, sé que las cosas deben de seguir. Pero ¿cuánto tiempo tardare en sanar? Así que mientras estoy pensando en la inmortalidad de mis sentimientos sobre mi bebé, puedo ver como mi madre entra a mi habitación, parecía feliz a pesar de que hace algunos momentos estaba llorando. Pero al ver que estaba acariciando la manta, ella corre y me abraza con fuerza. Ella conocía el significado de la manta para mí. -Lo siento mucho, querida. -Me dice mientras pasa sus labios por mi cabellera negra. -Sé que es difícil. -Se sienta enfrente de mí, mientras que yo trato de evadir mis sentimientos, mirando a otro lado y limpiándolas con discreción. -Estoy bien. -Le dije muy sobria mientras trataba de estar tranquila. -¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan feliz? -Le pregunté con una sonría dibujada en mis labios, mientras veía como su cara se había iluminado de la nada. -Quizás no quiera escuchar de él, pero nos ha llegado una invitación para el cumpleaños de George. -Yo estaba extrañada, ya que sabía sobre la fiesta, pero no sabía que yo estuviera invitada a esta. -¿Yo?-Arrugue mi cara mientras aún no lo creía. -Sí. -Respondió mi madre mirando mi reacción. -¿Qué opinas?-Pregunta mientras sé que lo que yo le diga, lo hará. Aún no podía creer que George decidiera invitarme a mí, así que tomé esa invitación como algo bueno, ya que sabía que Jasper también acudiría. -Creo que es una buena oportunidad para que te reconcilies con él. -Mi madre parece estar asustada con lo que yo le digo. -Madre, tienes que hacer tu vida. -Ahora paso mi mano sobre su brazo. -Tú amas a George. -Ella empieza a sollozar enfrente de mí, mientras se que se siente muy mal por amar tanto a un hombre. -¿Qué pasará contigo?-Preguntó mientras pasaba sus manos por mi cara, mirándome fijamente. Yo solo suspiré sintiéndome mejor, sabía que volvería a ver a Jasper, no había duda que lo recuperaría. -Pronto mi destino llegara. -Le comenté mientras ella estaba feliz de oírme hablar sobre un futuro. Yo también estaba sorprendida, pensé que George quería que Jasper y yo jamás nos volviéramos a ver, pero esta invitación quizás me hace entender que él quiere que nos reencontremos. Así que puedo decir que George tiene buenas intenciones.  * El día ha llegado, hoy es el cumpleaños de George. Me sentía muy extraña, mientras mi madre me ayudaba a vestirme con un vestido dorado, que era increíblemente hermoso y sexy, mientras que mi espalda desnuda era realmente provocativa. Mi madre me hace usar unos tacones como los de cenicienta, haciéndome sentir por un momento, que está viviendo esa fantasía. Hoy sería el día en que vería de nuevo a la persona que amaba. Mi madre por su parte, se pone un vestido rojo, que es hermoso, mientras que sé que es el color favorito de George. Mi madre siempre se ponía la ropa que su querido George, le pedía usar, lo cual siempre me molesto, pero entendía que tenía que respetar su relación. Esta noche esperaba tantas cosas; esperaba que mi madre por fin pueda recuperar a George, y yo esperaba poder recuperar a Jasper y seguir mi vida. Así que mientras mi madre me pone un labial rojo en mis labios, me doy cuenta que soy hermosa. Me doy cuenta que ahora soy una mujer, y que ya no soy esa niña pequeña, a la cual todos le mentían. También con algo de nostalgia, me di cuenta que pude haber sido una buena madre, pero ahora sé que puedo ser una buena esposa. Era lo que más quería en ese momento, jamás pude verme en esta posición, ya que era lo que más odiaba de esta comunidad y de las mujeres que estaba aquí, pero ahora ruego por ser la esposa de Jasper. -Querida. ¿Estás bien? -Me pregunta mi madre mientras estoy enfrente del espejo, sin parpadear. Yo solo asentí con la cabeza mientras miraba a esta mujer, que estaba preparada para todo. -Sí. -Le respondí mientras miraba con deseo mi cuerpo de mujer. Lucía excelente. -Sí. -Respondí una vez más para dejar mi reflejo, y mirar a mi madre. -Estoy lista. Así que tomamos nuestros sacos de pieles, mientras tomábamos las llaves de su auto, para conducir hacia la casa de los Newman, que estaba cerca de nuestra ex casa. El camino era muy corto, eran menos de cinco minutos, pero a pesar de que era poco, parecía ser una eternidad para mí. Estaba muy nerviosa, mientras que no sabía que esperar de esa fiesta. Al llegar enfrente de la casa, nos dimos cuenta que ya había muchos autos impidiendo la entrada del garaje. Parecía que la fiesta le había funcionado a George, todos los vecinos habían acudido a la fiesta.  La casa de los Newman estaba adornada de adornos dorados, parecía mucho a las fiestas que hacen en navidad, mientras que todos estaban vestidos con sus mejores trajes y vestidos. Había muchos camareros por todo el lugar, ofreciendo champagne y bocadillos a todas las personas que estaban en el lugar. Así que cuando llegamos al gran salón, nuestras presencias fueron notada de inmediato. Así que como dije antes, había muchas opiniones de mí en ese momento, pero a pesar de que había algunas personas que aún dudaban de mí, había mucha gente que adoraban a mi madre. Así que la gente nos empezó a hablar, muchas de las familias se nos acercaron para decirnos, cuál hermosas lucíamos esta noche. Pero en mi cabeza solo estaba Jasper, quería saber dónde estaba. Pero no pude ver nada en ese momento, ya que la persona que se apareció ante mí, era mi querida amiga Julia, quién lucía un vestido color café muy sencillo, lo cual me pareció algo extraño, ya que normalmente ella vestía trajes. -¡Lea, te ves hermosa!-Me dice con felicidad mientras me abraza con fuerza. -Tú también. -Le contesté con una falsa sonrisa. -Es solo que pensé que iba a usar un traje. -Ahora la miró con realidad. ¿Acaso ya no era la misma de antes? -Se lo que piensas. -Me contesta al ver mi mirada. -Pero no es lo que tú crees. -Me comenta mientras toma de mi mano, para llevarme a su habitación, en donde pudo hablar conmigo, sin oír tanto ruido. Yo solo me senté en la cama, mientras la miraba con atención. -Meredith ya no está y sé que no debo complacer a mis padres, pero tengo que dejar de ser egoísta y pensar que ellos también tienen sentimientos. -Ya no había casi nada de mi mejor amiga, Julia había cambiado demasiado. -Meredith pudo haber sido la persona con la que más he tenido desacuerdos, pero había algo que Meredith tenía y yo no.-Ahora da vueltas por su habitación.-Meredith siempre pensaba en mis padres, siempre fue lo que yo  nunca pude ser. Ella demostraba interés en lo que mis padres hacían, mientras que yo egoístamente era la hija menor, que se desentendió de su familia, por saber que otra persona estaba ahí para hacer lo que mis padres siempre desearon. -Ella se sienta a un lado de mí, mientras empieza a sollozar. -Sé que no debo complacer a nadie, pero mis padres ya no tienen a nadie más. -Ahora puedo ver la sensibilidad de las cosas. Realmente Julia quería llenar ese hueco que había dejado Meredith. Así que la tomé de sus dos manos, demostrándole que la entendía. -Te entiendo. -Pronuncie mientras tragaba un poco de mis lágrimas, que querían salir por ver la situación de mi amiga. -No te juzgare por algo que te duele. -Ahora muestro un poco de dolor, mostrándolo en mi ceño decaído. -Las dos dejamos nuestros sueños detrás por alguien más. No soy nadie para que pueda decirte que estás mal, solo quiero que sepas que no estás sola. -Ella de inmediato se abalanza hacia mí, para llorar sobre mi pecho. Jamás había visto a mi mejor amiga tan afligida, mientras que yo tampoco me había visto a mí misma afligida por algo, que nos hiciera romper nuestros sueños y detenerlo todo. -Me hacías tanta falta. -Murmura la chica mientras aún sigue en mi pecho. Así que después de algunos minutos de sollozar, ella se incorpora, limpiando sus lágrimas con sus dedos largos y delgados. -No puedo creer que me he convertido en otra persona. -Me confiesa mientras sé que la pérdida de Meredith ha cambiado su vida para siempre. -No te culpes por ser esta persona, tienes que estar orgullosa por tener tantos valores. -Le contesté mientras tomaba su mano. -Tú también deberías estar orgullosa. -Me comenta mientras trata de hacerme sentir mejor. Pero yo no opinaba de la misma forma que ella. -¿De qué debería estar orgullosa?-Murmuré mientras la miraba fijamente.-¿De haber tenido un romance con mi hermanastro? ¿Por haber dejado que alguien me pintara, como una forma de chantaje? ¿Haber perdido un hijo? ¿Haber podido ser la culpable de la muerte de tu hermana? -Esta vez era yo, quién estaba perdiendo la cabeza, así que decidí suspirar profundamente para poder seguir. -Lo lamento. -Debes de estar orgullosa, por haber pasado por tanta mierda y seguir viva. -Me comenta mientras me mira a los ojos. -Las decisiones que tomaste, fueron normales, solo que todo mundo se asusta en esta comunidad, incluyéndome. -Ahora se señala a sí misma. -Pasaste por tanta mierda y ni siquiera pediste ayuda, lo hiciste todo tú sola. -Ella trata de animarme. -No te pierdas más, Lea. La conversación se convirtió en un grupo de aliento, así que no pude evitar que, al dejar su habitación, me sintiera un poco más aliviada. Sin tanto peso en mis hombros.  
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