Christoph sintiéndose miserable por actuar de esa manera con la mujer que lo único que ha hecho es portarse bien con él. Annika al verle el rostro sintió un enorme dolor en su pecho y vientre, sin embargo, no lo iba a amarrar a ella por el hijo que esperaba. —Trataré de desocupar tu casa lo más pronto posible. —dijo a susurro. —¿Cómo? No, no quiero que hagas eso, esta es tu casa también, tú puedes vivir aquí el tiempo que lo desees. —No puedo hacer eso, desde hoy somos desconocidos, no quiero que tengas problemas por mi culpa, yo me iré lo más pronto posible. —¿Vas a regresar con tu padre? —la miro detenidamente. —No, viviré sola. —Entonces voy a asignarte una mensualidad justa, de esa manera no te hará falta nada. —No lo hagas, eso sería humillarme más. Puedo arreglármelas sola.

