Él tomaba las manos de ella y la guiaba por donde debía tocar y excitarlo. Ella obedientemente repetía el patrón que él le indicaba, bajo hasta su intimidad y le quito lo que le estorbaba, le quedo viendo sin pudor. Ella se cubrió el rostro de la vergüenza, él le quitó las manos e hizo que tocara sus provocaciones. —¿Lo sientes? —Está duro y grande. —él sonríe ante tanta sinceridad. —¿Quieres verlo? —¿Se puede? Mejor no… Está bien, si quiero verlo. —Mi esposa es una indecisa. Aún estás a tiempo para que me detenga. —No, no lo hagas, quiero llegar hasta el final. —¿Sin arrepentimientos? —No lo haré, yo quiero… Christoph se quitó por completo su ropa, Annika abrió sus ojos ante tal panorama, nunca había mirado a un hombre desnudo. —¿Qué piensas? Llevo las manos de ella hacia su erec

