Los días pasaban y Annika se encontraba cada vez más convencida de lo que Lena le decía. Las dudas y sospechas que Lena había sembrado en su mente comenzaban a crecer, y Annika no podía evitar cuestionarse si Christoph amaba demasiado a su amante. Las visitas de Lena en ausencia de él se hacían frecuentes. Cada vez que Christoph llegaba tarde a casa o parecía distraído, Annika sentía una punzada de dolor en su corazón. Las palabras de Lena resonaban en su mente, alimentando sus inseguridades. —Tal vez Christoph realmente está enamorado de esa mujer, siento que la comida me está cayendo mal, últimamente —se decía a sí misma, sintiendo una mezcla de tristeza y resignación. Lena, por su parte, continuaba con su plan, asegurándose de que Annika se sintiera cada vez más insegura en su matrim

