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1953 Words
Organización Los tres hermanos estaban reunidos en el salón principal de la fortaleza verde, sus miradas estaban concentradas mientras evaluaban la situación con los demás a través del enlace. La cercanía del reino de Sax se había convertido en una amenaza en ese momento y sabían que quedarse allí era demasiado arriesgado, especialmente con Leoni con ellos. Drage, quien había jurado protegerla, estaba más que dispuesto a enfrentar cualquier peligro, pero Kavan insistía en que un retiro estratégico era lo más sensato. Kean fue el primero en proponer una alternativa, aunque lo hizo con cierta duda en el tono. - Podríamos regresar a mi fortaleza en las colinas de Eldor, - sugirió, cruzando los brazos. - Pero está cerca de una ciudad humana. Siempre hay mercaderes, campesinos y viajeros; sería difícil mantener discreción y podrían estar en peligro al pelear. - Eldor es hermoso, pero es un riesgo. - comentó Marat - Además, es demasiado expuesto para lo que necesitamos ahora. Marat consideró sus propias opciones. Su fortaleza, situada más allá de las llanuras de Silthia, era una alternativa, pero tenía sus propias desventajas. - Mi fortaleza no está adaptada para recibir a humanos y menos aún a compañeras que no pueden estar aisladas. Además, está lejos de Alcea. Nos retrasaría demasiado si necesitamos un movimiento rápido. - La fortaleza de los sueños está cerca del bosque sagrado y lejos de Alcea. Además no queremos al consejo metiendo la nariz en nuestros asuntos. Todos guardaron silencio, comprendiendo que debían buscar una opción segura y cercana a Alcea, pero se agotaban las posibilidades. Fue entonces cuando los pensamientos recayeron sobre Reese, quien estaba en silencio. Había mantenido un perfil bajo hasta ese momento, pero sabían que su fortaleza de hierro era la opción más viable: impenetrable, resguardada, y ubicada estratégicamente. - Reese, tu fortaleza de hierro es perfecta. - le dijo Kavan - Los soldados la patrullan constantemente y nadie en su sano juicio intentaría acercarse. Reese los escuchó con una mezcla de cautela y resignación. El dragón rojo, siempre reservado y algo receloso, dudaba en abrir su hogar, no por falta de lealtad hacia sus hermanos, sino por la rigurosidad de su entorno. Aceptar que alguien tan delicado como la compañera humana de su hermano permaneciera allí lo inquietaba. Sin embargo, la situación era crítica, y si su fortaleza podía garantizar la seguridad de la compañera de Drage, no podía negarse. Finalmente, Reese asintió, hablando con voz grave y lenta. - Pueden venir a la fortaleza de hierro, pero debo advertirles. - hizo una pausa, pensando especialmente en Drage - Es un bastión de guerra. Todos mis hombres son soldados, preparados para la batalla, no para atender a una humana. No hay mucamas ni sirvientes extras, solo entrenamiento y disciplina. Un murmullo de aprobación recorrió el enlace. Drage, sin embargo, fue el primero en responder. - No necesitamos comodidades, Reese. - Su tono fue firme, mostrando gratitud - Todos cooperaremos en lo que haga falta para que mi compañera esté segura sin causarte molestias. Tú estás haciendo un gran favor y lo valoramos. Kean se adelantó y añadió, dirigiéndose a Drage: - Y para que Leoni no se sienta sola, propongo llevar a Emer y Altheas. Ambos son familiares para ella como humanos y su compañía hará la transición más llevadera. Reese asintió una vez más, un gesto pequeño, pero suficiente para mostrar su conformidad. La decisión estaba tomada y una calma determinada envolvió el ambiente. Reese, tras una pausa significativa, se cruzó de brazos. - Entonces será así. Partiremos al amanecer de mañana. Lady Black Leoni se despertó con una sensación distinta, una energía desconocida vibrando en cada fibra de su cuerpo. Al abrir los ojos, la luz de la tarde atravesaba las cortinas, bañando la habitación en un tono cálido, casi dorado. Todo a su alrededor parecía más nítido, más presente, como si pudiera percibir detalles que antes habrían pasado desapercibidos. Podía escuchar el suave murmullo del viento rozando las hojas fuera de la fortaleza, el ritmo pausado de la respiración de Drage a su lado, cada una de sus inspiraciones y exhalaciones, como si estuviera en perfecta sincronía con él. Sintió su propio pulso y se dio cuenta de que latía con más fuerza que nunca, como si algo poderoso y nuevo fluyera en sus venas. No era solo la intensidad de la noche anterior, que la había dejado temblando y vulnerable a la vez que llena de una paz absoluta y algo avergonzada por haberse dormido al terminar, sino algo más profundo, algo que sabía que iba mucho más allá de lo físico. Movió los dedos lentamente, notando un calor que recorría sus extremidades y que parecía provenir de su pecho, donde todavía sentía el rastro de la conexión. Era como si la energía de Drage, densa y cálida, estuviera entrelazada con la suya, rodeándola, dándole una fortaleza y una seguridad que jamás había sentido antes. Al levantarse ligeramente, notó cómo su piel parecía casi brillar, sus sentidos alertas, como si de repente cada sensación en su cuerpo fuera más viva. Era extraño y maravilloso a la vez; una mezcla de ligereza y potencia, como si hubiera absorbido una pequeña chispa del fuego interior de Drage. Se sentía más fuerte, pero también más consciente de sus propias emociones. Incluso el dolor y los recuerdos de la lucha, de lo que había sufrido en manos de Colton, se sentían lejanos ahora, como sombras que la conexión con Drage había disipado. Se volvió hacia él, observando su rostro mientras dormía. Sentía que podía percibir sus emociones en un nivel casi inexplicable, como si pudiera adivinar lo que estaba soñando, incluso aunque no había palabras o pensamientos explícitos en su mente. Era más que la intimidad de una unión física; sentía que sus almas se habían entrelazado de una forma que iba mucho más allá de cualquier comprensión que hubiera tenido antes. En un momento, Drage abrió los ojos y la miró y ella pudo ver un destello en su mirada, algo protector y posesivo, pero también respetuoso. Leoni le sonrió suavemente, aún sin palabras para expresar lo que sentía, pero sabiendo que él podía percibirlo también. - ¿Te sientes bien? - preguntó él, su voz profunda resonando en el lugar, como si le hablara desde un lugar más allá del mundo físico. Leoni asintió, sintiendo una calidez recorrerle el rostro mientras le tomaba la mano. - ¿Cuanto he dormido? - le preguntó afirmando la sábana frente a su pecho. - Unas catorce horas...Estabas...cansada Leoni se sonrojó ante las implicancias y Drage sonrió. - Me siento… diferente. - le dijo, mirando su propio reflejo en sus ojos - Como si parte de tu fuerza estuviera dentro de mí. Drage la observó en silencio, con una expresión grave y reverente, como si entendiera perfectamente lo que ella estaba experimentando. Y ella supo, en ese instante, que ya no era la misma persona. Había cambiado, era más fuerte, más completa… Leoni se sentó en la cama, observando a Drage con atención mientras él tomaba una respiración profunda. Había algo solemne en su expresión, como si estuviera a punto de contarle un secreto que muy pocos conocían, algo que trascendía su conexión como compañeros y rozaba las fibras mismas de sus almas. - Compañera... - comenzó a decir Drage con un tono suave, pero profundo - ahora que hemos consumado el vínculo, nuestras líneas de vida están entrelazadas, fusionadas. Ella lo miró con curiosidad, aún procesando lo que aquello significaba. - ¿Qué quieres decir con fusionadas? - le preguntó ella, susurrando casi sin darse cuenta, como si su voz pudiera romper la magia de aquel momento. Drage tomó su mano y la llevó a su propio pecho, justo donde el latido de su corazón resonaba poderoso y constante bajo su marca, como si fuera una melodía antigua que ahora ambos compartían. - Significa que nuestras vidas ahora son una sola. - dijo él, mirándola profundamente a los ojos - Ya no tienes la misma vida que tenías antes; ahora está ligada a la mía. El tiempo para ti fluirá diferente, al ritmo que marca el latido de un dragón. Leoni parpadeó, asimilando cada palabra. No había imaginado algo así cuando decidió seguir sus sentimientos hacia él. La idea de que su vida, que siempre había sentido tan efímera comparada con las de las criaturas antiguas y poderosas como Drage, ahora pudiera extenderse a su lado la llenó de asombro y una pizca de vértigo. - ¿Estás diciendo que… viviré tanto como tú? - preguntó, con una mezcla de incredulidad y emoción. Drage asintió, entrelazando sus dedos con los de ella. - Así es. Independientemente de tu r**a, nuestro vínculo hará que vivas tanto como un dragón. Envejeceremos al mismo ritmo. No habrá diferencia entre nosotros. Podremos pasar siglos juntos, incluso milenios… si no ocurre nada que nos separe - Hizo una pausa, su mirada volviéndose algo oscura - Pero debo decirte algo importante: aunque nuestras vidas están unidas, esta conexión también demanda equilibrio. Si uno de nosotros cae… - hizo una pausa, su mirada seria - el otro sentirá el impacto. Leoni lo observó, sobrecogida por la magnitud de sus palabras. Drage continuó, sin soltar su mano. - Por eso debemos cuidar este vínculo con todo nuestro ser, protegernos el uno al otro. En muchos sentidos, nuestras almas ahora son una sola, fusionadas en la esencia misma de nuestras vidas. Eso significa que, a donde vayamos, seremos siempre conscientes del otro y nuestras emociones influirán en el equilibrio del vínculo. Ella respiró hondo y él le acarició el rostro, sus dedos trazando un camino de calidez que la llenaba de calma. - No te mentiré, Leoni. - agregó - La eternidad puede ser difícil. A lo largo del tiempo, verás pasar generaciones, rostros conocidos desaparecerán y tal vez conozcamos muchas guerras y desafíos. Pero… - y en sus ojos asomó un destello de ternura - estarás conmigo. Y ese es el mayor regalo que puedo recibir. Leoni sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas, pero no eran de tristeza, sino de gratitud y de amor. Había algo maravillosamente reconfortante en saber que, sin importar cuánto tiempo pasara, siempre tendría a Drage a su lado. - Entonces… estaremos juntos. En todo, ¿Verdad? - murmuró ella, y Drage asintió, inclinándose hacia ella para besar sus labios con infinita suavidad. - Sí, en todo. Aunque el tiempo nos cambie y el mundo evolucione, estaremos juntos. - dijo - Compartiremos todo, aprenderemos juntos y nuestra conexión nos protegerá a ambos. Esta es la promesa que el vínculo de compañero nos ha dado. Ella sonrió, sintiendo cómo su corazón latía en sincronía con el de él. La eternidad ya no le parecía algo tan distante ni tan intimidante; con Drage, era un futuro lleno de posibilidades, de aventura y, sobre todo, de amor. Estaba entrelazada con él, con su dragón, su compañero, de una forma que nadie jamás podría deshacer y eso la llenó de emoción. La joven se inclinó para abrazarlo y Drage abrió los brazos para recibirla girando con ella en la cama para luego cubrirla con su cuerpo quedando piel con piel. - Quiero tomarte y luego llevarte a un lugar... - le dijo con su rostro casi pegado al suyo acariciando su mandíbula. - Ven aquí... - le susurró Leoni con una sonrisa abriendo la boca para ser besada - Te amo, Drage... - Yo también, compañera... - susurró bajando hacia ella para besarla y tomar su cuerpo y unirlo al suyo. Sólo así podría calmar la sed que sentía en su interior. El fuego del deseo que sólo el cuerpo de su compañera podía calmar.
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