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1924 Words
La Escama del Dragón Horas antes En el silencio tenso de su lujosa tienda de campaña, Leoni se encontraba sola, rodeada por las sombras que se alargaban en las paredes de tela de colores vibrantes. La sensación de opresión en su pecho era intensa; el viaje hacia la capital del reino de Sax había sido largo y arduo y su corazón latía con un ritmo frenético al pensar en lo que le esperaba. Sin embargo, había algo más, un secreto que había guardado con recelo. Con manos temblorosas, Leoni se agachó y metió las manos en las medias que llevaba puestas, buscando un objeto que su padre le había pedido ocultar antes de que los soldados la apresaran. Finalmente, sus dedos encontraron lo que buscaba: una escama roja, brillante y hermosa, que había pertenecido a un dragón. Su color resplandecía incluso en la penumbra, recordándole la promesa de libertad y protección que su padre le había hecho en sus últimos momentos juntos. Leoni sostuvo la escama en su mano, sus ojos brillando con lágrimas contenidas. La había mantenido oculta por su propia seguridad, un recordatorio de que había fuerzas en el mundo que la protegerían, aunque sabía que el primer emperador había matado a ese dragón. Sin embargo, ahora también era un recordatorio de lo que había perdido. La guardia del rey de Sax la había tomado como rehén, pero esa escama representaba la conexión con su hogar, su familia y lo que podría ser su futuro. Con un profundo suspiro, decidió que no podía arriesgarse a que la escama cayera en las manos equivocadas. Sin pensarlo dos veces, la escondió en el corsé el que ajustaba con firmeza su vestido cerca de su corazón. Al hacerlo, sintió una pequeña sacudida, una vibración que recorrió su cuerpo, como si la escama estuviera respondiendo a su toque. La superficie de la escama comenzó a brillar intensamente y una calidez envolvente se extendió a través de su piel. La escama se fusionó en su pecho, la sensación era como un abrazo cálido y, en ese instante, una conexión repentina y poderosa la invadió. Leoni cerró los ojos, sintiendo la energía de la escama fluir a través de ella. Era como si una parte del dragón al que había pertenecido hubiera sido sellada en su esencia, dándole no solo protección, sino también una fortaleza que antes no había poseído. Afuera, los ecos de los soldados resonaban y el sonido de sus pasos la devolvió a la realidad. Abrió los ojos, su respiración ahora tranquila y firme. Sabía que, aunque estaba atrapada, había algo en su interior que la impulsaba a resistir. La escama no solo era un símbolo de lo que había perdido, sino también de lo que aún podía ganar. Era su secreto, su fuerza y estaba decidida a no dejar que su destino fuera dictado por aquellos que la mantenían cautiva. Con renovado coraje, Leoni se ajustó el corsé, sintiendo el calor de la escama latente en su pecho, como un latido más de su corazón. Tenía que mantenerse fuerte, porque su historia no había terminado. El general de Sax entró a la tienda con una mirada dura y ella con la mano firme apretada sobre su pecho... aguardó. Presente: Kean se sentó en la terraza elevada del castillo del dragón dorado, su mirada perdida en el horizonte, donde las montañas se encontraban con el cielo. La brisa suave acariciaba su rostro, y a su lado, Drage observaba en silencio. El aire estaba impregnado de la promesa de cambios inminentes y la tensión de un futuro incierto. - ¿Por qué me trajiste aquí? Me sacaste del salón de la nada... - ¿No pediste que nadie se enterara de que no tienes tu escama del corazón? Lo mencionaste en el salón. - No me di cuenta, bien hecho, hermano... - Drage lo felicitó. - Necesitamos hablar con Marat - dijo Kean, rompiendo el silencio. Su voz era grave, llena de respeto y determinación - Es el más sabio de todos nosotros. Nadie más tiene la historia de nuestro linaje como él. Drage asintió, sintiendo una mezcla de curiosidad y ansiedad. Nunca había conocido a Marat el dragón blanco, pero había oído historias sobre su vasta biblioteca, un lugar donde el conocimiento de los antiguos elfos y dragones se conservaba a lo largo de los siglos. Sabía que Marat podría ofrecerles la orientación que necesitaban en su búsqueda. - ¿Cómo haremos eso? - preguntó Drage, su voz un susurro. La idea de establecer una conexión con un dragón le daba curiosidad. Para él era un cachorro con trescientos años. Kean se acercó a una fuente adornada con intrincadas inscripciones y símbolos que resonaban con energía mágica. En el centro, había un cristal pulido, que emanaba un suave brillo azul. Se agachó y colocó su mano sobre él, cerrando los ojos en un gesto de concentración. - A través de este cristal, puedo establecer una conexión con mis hermanos - explicó Kean, su voz calmada y firme - Pero necesitaré que te concentres y estés dispuesto a abrir tu mente. El vínculo será fuerte y necesitaré que te mantengas tranquilo. - ¡Oye! - le dijo a la defensiva - Lo he usado con elfos. Tenía uno en mi antigua cueva. - Tendremos que acondicionar tu cueva o donde quieras vivir... - Pffft...Lo veremos...pero lo que importa ahora es lo que acaba de pasar. Kean, sintiendo la seriedad del momento, se acercó a su hermano, colocando su mano sobre la de Drage. Cerró los ojos, dejando que el mundo exterior se desvaneciera. En un instante, la atmósfera cambió. Las sombras de la tarde se hicieron más densas, y un zumbido ligero llenó el aire a su alrededor. Drage sintió cómo el cristal vibraba bajo su mano, como si una corriente de energía se deslizara a través de ellos. - Marat, hermano, te llamamos - dijo Kean, su voz resonando en la conexión - Ven a nosotros. Un silencio profundo siguió, como si el tiempo se hubiera detenido. Drage sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral, un eco de la presencia de Marat que comenzó a hacerse sentir. Y entonces, la imagen de un hombre de cabello blanco les sonrió. - Me alegro de conocerte, hermano mayor. Drage, dragón n***o. No creí se comunicarían tan pronto ¿No debíamos esperar? - Hola hermano, te necesitamos - dijo Kean con urgencia. - ¿Qué los trae hasta mí? La voz era como el crujido del hielo en un río profundo, cargada de sabiduría y experiencia. Drage sintió una oleada de respeto y afecto ante la presencia del dragón blanco al notar que trataba de parecer mayor de lo que realmente era ¿Lo estaba intimidando? - Venimos en busca de conocimiento, Marat - respondió Kean, con la voz llena de determinación - La profecía se ha activado y necesitamos entender nuestro linaje y el camino que nos espera. - El linaje es sagrado y la historia tiene sus propias maneras de revelarse - dijo Marat con seriedad - Los dragones hemos estado unidos en destino y propósito desde tiempos inmemoriales. La conexión se intensificó y Drage sintió un profundo anhelo. Sabía que este encuentro con Marat era crucial. La historia de su linaje, las verdades ocultas, todo lo que les había sido esquivo durante tanto tiempo, estaba a punto de ser revelado. - Hay algo más que debes saber - dijo Kean. Con una profunda respiración, Drage se apartó de Kean y se abrió la parte superior de su vestimenta, revelando la herida abierta en su pecho, donde la marca debería estar. Marat, al otro lado de la conexión, mostró una reacción de sorpresa, su voz resonando con ansiedad y preocupación. - ¡Drage! ¿Qué ha sucedido? Esa herida... No debería estar así. Drage sintió un impulso de mantener silencio, pero la determinación prevaleció. - Lo hizo el primer emperador...Usó mi daga... - ¡Maldito! - exclamó Kean furioso apretando los puños. - Pude sobrevivir - explicó con calma para tranquilizarlos - Debió mantener la escama con él...Ahora... El dragón n***o no pudo seguir hablando por lo que Kean continuó. - Su conexión se activó. Pudo sentir a su compañera... - le dijo - ¿Ya se conocieron? - preguntó confundido Marat - No, eso es lo extraño... - Creo que tiene mi escama... - confió Drage a sus hermanos - Sentí como si me tocaran a mi, no fue sólo sus emociones. Es como si ella tuviera conexión con mi cuerpo de dragón...No sé como explicarlo...Es como si literalmente me hubiesen sujetado a mi...luego sentí su miedo... Marat se masajeó la barbilla con los dedos, concentrado en sus pensamientos. - Creo que leí algo parecido...Dame un momento... Los dos hermanos vieron como el menor se alejaba de la fuente por unos instantes y escuchaban ruidos de ajetreo y buscar algo entre numerosos espacios. Se escuchaban caer cosas y movimientos de muebles hasta que la figura de Marat reapareció. - ¡Lo encontré! - les dijo alegre - Hay un texto antiguo que habla del poder de la escama del corazón...Cuando los antiguos dragones encontraban a sus compañeras y la conexión se consumaba, le daban su escama del corazón como una forma de protegerlas con sus habilidades, como si fuesen una extensión de su propio cuerpo... ¡Oh, vaya! Dice que eso alineaba las habilidades de ambos independiente de la r**a del compañero del dragón...Los hacía uno en batalla o ante el peligro... - Ni siquiera la conozco, menos la he tomado... ¿Cómo puede ser posible? Es una locura. - Eres el rey de los dragones, hermano - dijo Marat con seguridad - El líder de la horda, incluso Reese quien es un guerrero espléndido no podría derrotarte. - ¿Por qué creen tanto en mi? Sólo soy un dragón de color negro...- preguntó frustrado y los otros dragones lo miraron asombrados... - ¿No conoces tu verdadero poder? - preguntó Marat descolocado. Drage miró a sus hermanos, claramente confundido, con los ojos entrecerrados mientras intentaba comprender sus expresiones. Desde que había llegado a esta tierra, había descubierto más sobre su linaje y el poder de su herencia que en toda su vida, y ahora, al escucharlos hablar con tal intensidad, sintió un peso abrumador. - ¿Mi aliento corrosivo o mi fuerza? - preguntó, como si fuera evidente. Alzó una ceja, esperando una respuesta lógica - No ha habido dragones negros en diez generaciones… mi padre fue el último y él era el líder de los ejecutores, o eso es lo que me contaron. Marat negó con la cabeza, su expresión un cruce entre asombro y empatía. Al igual que Émer y Kean, él también parecía cautivado por lo que estaba frente a él, como si ver a Drage fuera observar una leyenda hecha realidad. - Es más que eso, hermano - dijo Marat - Mucho más... - Tal vez por eso naciste antes, necesitabas ese tiempo para hacerte poderoso y poder guiarnos... - meditó Kean - Tendré que hablar con Glenn y darle una paliza ¿Por qué no me dijo nada? - Según lo que sé, eras un dragón de cuatrocientos años cuando el humano te encontró y habías dormido casi todo ese tiempo. Eras como un cachorro recién salido del huevo con el cuerpo de un adolescente...Debido a tu poder, te dejaron dormir más ya que no había necesidad de hacerte visible a los humanos... - le dijo Marat y Drage lo observó con el ceño fruncido. Le faltaba información...
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