Capítulo 26

1831 Words
“Liam, ¿puedo hablar contigo afuera?.” Así comenzó aquella plática que lo descontrolo, camino junto a Ángel, asta salir del hospital. Ya estando en el parqueo, Liam bromeo un poco. — Aún no la he besado, no porque no se me haya dado la oportunidad. —Sonrió con malicia, y con un poco de perversidad. —No creo que quiera matar un joven inocente. Ángel le dio una mira de amenaza e ignoro la broma. —No tiene que ver con mi hija, lo que te voy a decir; sin embargo, la decisión qué tomos sí tendrá que ver con ella. Liam borró su sonrisa y miro a Ángel con perplejidad, de sus labios no salió ni una sola frase, ya que no sabía de qué se trataba aquello de lo que Ángel quería hablar. —Quería hablar contigo sobre lo que quieres con mi hija, ella es todo para mí y no puedo permitir que venga un desconocido y quiera quitármela que juegue con sus sentimientos. Solo que esto que te diré cambiara muchas cosas, no se trata de ella, sin embargo, con tu decisión si la incluye. Liam estaba perturbado, Ángel le hablaba con un tono muy serio de la misma manera en que lo amenazo en su habitación. —¿De qué se trata?. —Consiguió decir él. —Tu padre me busco, hablo sobre un viaje junto a la familia de tu madre. Liam frunció el ceño, él no tenía comunicación con sus familiares, para él ellos no existían. —Desea que vuelvas a casa, cree que no importa donde estés, siempre te meterás en líos y terminaras en el hospital o en la cárcel. Liam comenzó a sentir que la sangre le hervía, ese era su padre el que lo juzgaba sin tan siquiera conocer los motivos o la versión de su historia. —Hey no te lo digo por qué opine lo mismo, me has demostrado que eres un buen joven y creedme que deseo que tu padre logre ver lo que yo veo en ti. Liam sintió la calma al escuchar aquellas palabras, Ángel era tan diferente a su padre, cuidaba de su familia, pasaba tiempo con ellas a pesar del trabajo y sobre todo los escuchaba. —Me tomé el atrevimiento de decirle que te necesitaba unos días mientras que Gabriel se recupera, sé que no soy nadie para tomar decisiones sobre ti. —Le explico Ángel, sin saber que Liam se sentía por fin apreciado. — Si deseas estar con tu familia, lo entenderé. —Yo no tengo familia, ellos jamás se preocuparon por mí, ni siquiera recuerdo pasar alguna fecha especial con ellos. —Liam alzó la voz a causa su furia. —Mi padre se puede ir derechito a la… —¡Tranquilo!, no sabía qué reaccionarias así. ¡Calma!. —Ángel levanto las manos tratando de que Liam se calmara. — Liam, tu padre me hablo sobre un compromiso, es donde incluye a mi hija. —¿Un compromiso?. —Liam no sabía de qué hablaba Ángel. —Es un tema que no me importa, ya que es tu vida; sin embargo, no puedo permitir que ilusiones a mi pequeña. —La verdad es que no tengo idea de lo que habla, no estoy entendiendo. —Liam no mentía, él no tenía conocimiento de tal cosa. —Señor Ángel, jamás me atrevería a enfrentarme al padre de alguna joven si no deseo tener algo más que una aventura, si tuve el valor de decirle que siento cosas por su hija es porque me gustaría tener algo serio con ella. Se lo dije hace días cuando le confesé mis sentimientos, le hice saber que en ese momento tuve miedo de perderla a pesar de que no somos nada. «En verdad me gusta su hija y quisiera tener su permiso para cortejarla, quiero hacer algo bien en mi vida. Ver lo unidos que son, el amor que les da y el tiempo que comparte con ellos, me ha demostrado que no es necesario querer engañarme en decirme que no quiero nada de esto. Porque la verdad sí lo quiero, cuando su esposa me hablo de estar un tiempo en su casa, no solo acepte porque ella es muy convincente, acepte porque quería un cambio en mi maldita jodida vida.» —¡Lucia es muy convincente!. —Dijo Ángel con una sonrisa. —No quiero ilusionar a su hija, en verdad quiero algo serio con ella. Liam se abrió frente aquel hombre sin saber el porqué, era así con Lucia podía hablar con ella como si la conocía de toda la vida. — Mi vida es un desastre, lo acepto, pero cuando estoy con ella mi ansiedad disminuye, las ganas de encerrarme desaparece. Con ella me siento con los pies en la tierra, mis pensamientos se desvanecen y el mundo lo veo con más colores, estar estos días con ella me ha hecho sentir vivo. —¡Dios Liam!, hablas como si estuvieras enamorado de ella. —Dijo Ángel sin saber qué decir, estaba incrédulo por aquella confesión, jamás imagino que Liam encontrara las agallas para confesarle lo que sentía por la castaña. —¡Carajo!, si lo estás. Ángel supuso que cuando el momento llegara Liam se acobardaría y no fue así, él habló con tanta seguridad sin miedo a lo que Ángel dijera o le hiciera. —No era como planee decirle. —¿cómo planeabas decírmelo?. —La verdad no sé, imagine que se negaría a querer escucharme, que me mandaría a dormir al establo. Ángel soltó una risa porque si lo había pensado, imagino en amenazarlo y luego mandarlo al establo para que no estuviera en el mismo techo que su hija. Al final los dos se relajaron un poco y luego Ángel comenzó a explicar. Raúl, el padre de Liam, tuvo una conversación con la familia de parte de la madre de su hijo, quienes querían que él viajara y pasara un tiempo con ellos. Raúl le confesó a Ángel que su ex suegra quería casar a Liam con una joven, aunque él no estaba de acuerdo, supuso que sería lo mejor para su hijo, ya que este no podía estar lejos de los problemas. Ángel le explico lo que en verdad sucedió y no lo miraba como un chico problemático, al contrario, Liam era muy tranquilo, callado y apartado. Claro, cuando de hacer enojar a Ángel se trataba, no dudaba en hacerlo mencionando a la castaña. Era notable que se enojaba con facilidad y no dudaba en arreglar las cosas a golpes. Liam también le confesó que él no los conocía y que nunca hablaba con ellos, sabía que existían, sin embargo, no los veía como familia, él no estaba de acuerdo con su padre y Ángel lo apoyaba, ya Liam tenía 20 años, podía tomar la decisión de que hacer con su vida. —Tu madre dejo esta carta antes de morir. —Ángel se la entrego. —Tu padre la leyó frente a mí, sé lo que dice, piensa bien cuál será tu decisión Liam. Liam comenzó abrir la carta, no espera que su madre dejara algo para él y que se lo entregaran después de tantos años. Comenzó a leer con lágrimas en los ojos, aquellas letras no confesaban nada que a él le importara, al contrario, lo llenaban de más ira, de decepción hacia su familia. Su madre le daba un año para tomar las empresas que por derecho le pertenecían; sin embargo, para tenerlas tendría que casarse era una de las cláusulas que se debía cumplir. La madre de Liam le suplicaba en aquellas letras que luchara por esas empresas cueste lo que le cueste, que no permitiera que su madre tocara una de ellas. La abuela de Liam tenía la candidata para él, con la intención de tomar las empresas de su difunto esposo. Si Liam no se casaba antes del año las empresas serían vendidas al mejor postor, si se casaba tendría que pasar tres años para tenerlas por completo. Sin duda sería una decisión difícil, él no quería nada de eso si por él fuera firmaría en ese mismo momento que no las deseaba; sin embargo, su madre lo dejo como su último deseo antes de morir. ¿Cómo podría fallarle a ella?, quién cuido de él, quién era su mejor amiga, su confidente después de ser su madre. ¿Qué debía hacer?, ¿cumplir el deseo de su madre?, o ¿cumplir su deseo?. No quería la vida de su padre en eso estaba seguro, pero tampoco quería fallarle a su madre. Si no le fallaba se estaría traicionando a sí mismo. —No sé cómo es el ambiente en el que creciste, las enseñanzas que te inculcaron los valores; sin embargo, te daré un consejo, Liam sigue a tu corazón cuando el este de acuerdo con tu cerebro. Si él siguiera a su corazón, dejaría que la familia de su madre se matara por esas dichosas empresas de las que él no tenía conocimiento. Su cerebro estaba confundido, se sentía traicionado por su madre, pedirle que se casara para tener algo que él no pidió, era una puñalada en la espalda, decirle que era su último deseo, era como enterrarlo vivo después de lanzarlo a las garras de los depredadores. Ángel no se equivocó en decirle que tenía que pensar bien la decisión, ya que al final la castaña estaría involucrada. Si él aceptaba tendría que olvidarse de ella, si no aceptaba, entonces la conquistaría a la antigua. —Antes que tomes una decisión quiero pedirte algo y espero que lo cumplas, por el hecho que me lo prometerás. Le dijo Ángel cuando el joven doblo la carta casi apunándola en su mano. — Sé que te será difícil, puesto que mi hija puede ser un dolor de muelas cuando desea algo. “Ella me desea”, dijo en su mente con tristeza, sería una buena broma para decirle a Ángel y molestarlo un poco, pero no estaba con ánimos. —Mantente distanciado de ella, por el momento no le digas lo que sientes, ¿aún no lo has hecho?, ¿oh sí?. Pregunto Ángel. —No, quería hablar con usted primero. —Qué bueno. —Dijo Ángel, es que ese joven siempre lo sorprendía. — Por el momento, mientras reflexionas en cuál será tu decisión, te pido que te mantengas distanciado de ella, no la ilusiones, ya que no quiero que sufra si aceptas esa locura. Era duro para Liam porque por fin se sentía capaz de hablar con ella, de estar más cerca de ella sin sentirse como un completo idiota por no saber qué decir o hacer. Cuando por fin decidió comenzar a dar pasos hacia ella, de avanzar en conquistarla, su mundo se ponía de cabeza. Necesitaba hablar con su padre, no podía obligarlo a vivir una vida de porquería solo porque la ambición de ellos no tenía límites.
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