Liam caminó buscando donde se había ido la castaña, se preguntaba por qué la estaba siguiendo, no era su niñera ni nada por el estilo, pero ahí estaba él buscándola con la mirada.
En un momento sus ojos se toparon con el compañero que quería manchar el rostro hermoso de ella, sus cejas se juntaron tanto que parecía que era una sola.
Camino en la misma dirección imaginando que aquel chico iba de tras de la castaña, no se equivocó cuando lo vio, el compañero la tenía acorralada en la pared, la sostenía de las dos manos de ella impidiendo que esta escapara.
Se había colocado en medio de sus piernas conociendo una de sus tácticas, al ver esto Liam se llenó de una furia que reconocía, pero había algo más algo que ignoro, pero qué dejo salir.
Se aventó al compañero separándolo de la castaña, al ver que Liam estaba sobre Mateo ella comenzó a asustarse, conocía la historia de él por su madre, no quería que Mateo parara en un hospital ni que su padre se molestara con Liam solo porque la defendió.
—Liam, detente, lo vas a matar. —Le dijo tomándolo de los hombros tratando de separarlo.
Liam no hacía caso a las palabras de la castaña, estaba segado por su enojo, quería dejarlo en verdad muerto, por tratar a una mujer así, por haberla tomado a la fuerza.
Angie no sabía como hacer para que Liam se detuviera, Mateo no podía defenderse aunque tenía las manos sobre su cara, Liam ya le había roto el labio, su ceja sangraba y quizás hasta la nariz.
Angie se aventó a él para derrumbarlo en el suelo, con todas las fuerzas que tenía se paró frente a él, lo tomo de los hombros y así lo logro separar.
En los movimientos que hizo para separarlo tropezó con el cuerpo de Mateo y cayó sobre Liam, quien estaba sentado en el suelo por el mismo movimiento de la castaña.
—Por favor, detente. —Le suplico ella encima de él, en una posición muy incómoda para ella.
Se encontraba en ahorcajadas aun sosteniéndolo de los hombres, aunque no fuera su intención al moverse roso su feminidad con el m*****o de Liam haciendo que ella se sonrojara.
Se puso de pie de inmediato sintiendo un cosquilleo en ese sitio donde sintió el roce.
Por oto lado, Liam está tan molesto que no puso atención al roce ni a lo tan cerca que la había tenido, se puso de pie, se sacudió la ropa y miro al chico que trataba de ponerse de pie.
—Te dije que no la tocaras, no vuelvas a acercarte a ella, ¿Entendiste?, ella es mi novia, si veo que tan siquiera miras en su dirección no dudaré en desfigurar tu hermoso rostro.
Mateo estaba asustado, se suponía que él era el bullying de la escuela el que atemorizaba a todos y resultaba que aquel chico con ojos de gato era peor que él.
—¿Qué hacen en esta zona?. —Se escuchó un grito.
Ángel miraba a Liam y a su hija, estaba agradecido de que Liam defendiera a su hija, pero estaba molesto porque al parecer Liam no podía estar lejos de las peleas, ¡ah!, su molestia aumento cuando vio que su hija caía sobre Liam en una posición que lo lleno de vergüenza.
Angie tenía los moretes en el lugar que Mateo la sostuvo, su mano aún estaba envuelta y ella jugaba con la venda.
Mateo y su madre estaban de un lado de la oficina de la perfecta, en la otra Ángel, Liam y la castaña.
Observaban el video de lo sucedido, nadie sabía que habían colocado unas cámaras, ya que los alumnos les encantada besuquearse en ese sitio por el hecho que estaba retirado y fuera de la vista de todos.
Liam, al ver en la posición en que quedaban sonrió, vio de reojo a Ángel y se notaba el nudo que tenía en la garganta y aquella chica que en la madrugada había sido toda una fiera salvaje parecía una conejita asustadiza.
—Papa me sentía cansada, solo quería cerrar mis ojos por un momento donde no escuchara ruido, no fui a ese sitio por lo que muchos van.
La directora les había informado porque ese sitio era prohibido para los estudiantes, ya que ellos lo ocupaban como moteles, esa fue la referencia que la perfecta dio.
—No me gusto lo que vi, le grite que la dejara, pero él no hizo caso, por eso no me pude contener.
—¿No te vas a defender?. —Pregunto la madre de Mateo.
Que podía decir si en el video se vio claro como tomaba a la fuerza a la castaña después de que la aventara al suelo.
Clarito estaba quien había sido el agresor.
—Mateo, estás suspendido por una semana, ese comportamiento no es aceptable; sin embargo, no te expulso, ya que es el único colegio.
Tendrás que entregar todas las actividades a pesar de que no estés en clase, ¿entendido?.
Mateo asintió mirando con tristeza a la Castaña.
Liam al ver la mirada del chico entendió que él sentía algo por Angie, por esa razón la molestaba.
—Su novio ¿eh?.
Dijo Ángel cuando volvían a casa, ya que Angie estaba cansada, la directora les dio permiso de marcharse, no quería que Angie siguiera durmiendo en el resto de las clases.
—No tuve otra idea para que no la molestara.
—Y tu castaña, ¿No tuviste otra idea para separarlos?
—¡Papa!. —Se quejó avergonzada.
Observo por el retrovisor como su hija se sonrojaba, eso le hizo recordar a su esposa cuando se conocieron.
—Tu mamá está hablando con Carme y Amelia, así que iremos a esperar que lleguen a un acuerdo, ¿está bien?.
Ella asintió emocionada.
—¿Por qué no me quieres?. —Pregunto Amelia a su madre, la señora estaba con los ojos hinchados de tanto llorar al igual que su hija, su cabello parecía nido de pájaro.
Se miraba cansada y las ojeras debajo de sus ojos no ayudaban para nada.
Amelia lloraba al ver que su madre estaba de acuerdo a que ella se fuera, era lo mejor. Se dio cuenta de que jamás sería la madre que Lia merecía.
Prefería que fuera feliz lejos de ella, a que siguiera ahí, aguantando su mal comportamiento.
Ese día no había ido a trabajar y estaba tomando desde muy temprano, su novio tomo sus cosas y la dejo como todos los hombres hacían.
No podía culpar más a Amelia.
—Señora Lucia, espero que usted sí pueda darle lo que yo no pude darle, y que la cuide.
Espero perdones por no ser la madre que mereces.
Abrió la habitación de Amelia y dijo lo siguiente. —Puedes tomar tus cosas y vivir con tu mejor amiga como siempre lo deseaste.
Las dejaré para que guarden las cosas, me iré por un momento.
Amelia no podía creer que su madre la dejara ir así, su corazón se partía, ¿por qué lo hacía?.
—Ella me dio la vida, ¿Por qué no puede amarme?.
—No lo sé Amelia, hay preguntas que no tienen respuestas.
—Señora Lucia, solo tomaré lo más importante.
Angie miraba la casa de Amelia, ella salía con su madre sosteniendo dos bolsas negras y su mochila.
—¿Acepto?. —Pregunto emocionada, al ver lo triste que estaba su amiga, la sonrisa de sus labios se borró. —Lo siento Lia fue mi idea, no quería que te siguieran maltratando, solo quería lo mejor para ti.
—Ella no me quiere, no le dolió ni un poco al decir que si aceptaba.
Amelia comenzó a llorar de nuevo, era su madre como podía deshacerse así de ella.
Carmen lloraba en una esquina donde nadie la miraba, claro que amaba a su hija, ella le dio la vida.
Su corazón estaba hecho mil pedazos, su vida no había sido fácil, en el fondo sabía que no era una buena madre, que tenía que tratar de ser mejor.
No podía seguir dándole esa vida a su hija y aunque le dolerá prefería dejarla ir y que tuviera una vida con personas que la cuidarían.
Había mencionado la mala influencia que era Angie, solo lo dijo a causa de su enojo, pero si no fuera por la castaña su hija estuviera aún en kínder.
Sabía que esa joven cuidaría de su hija y la guiaría por buenos senderos.
Cuando supuso que era buen momento de volver tomo sus pocas cosas y sus ahorros le aviso a los dueños de la casa que la dejaría.
Envió un mensaje a Lucia donde le decía que se iba del pueblo, que por favor cuidara de su niña.
Que la perdonada por no ser una buena madre y que sabía que la dejaba en buenas manos.
Esa noche Liam acompaño a Ángel a sacar lo que quedaba de Amelia, ya que los dueños la pondría a la venta o la rentarían.
Amelia daba vueltas en la cama, se pegaba a la castaña, pero esta se quejaba por su cercanía, así que se puso de pie, salió de la habitación, se dirigió a la de Gabriel, aun con lágrimas en los ojos.
—Ga, ¿puedo dormir contigo?. —Sacudió el cuerpo de Gabriel mientras le preguntaba.
Gabriel abrió los ojos y la vio sentada en la cama, la tomo entre sus brazos como solía hacerlo con su hermana mayor cuando esta se encontraba triste.
—Tranquila Lia, mañana será otro día.
Liam se encontraba en la cocina buscando un vaso de agua cuando Ángel bajo por uno también.
—Ella es todo para mi Liam, si le haces daño no me importará que solo seas un niño, ¿comprendes?.
Le rompes el corazón y yo romperé todos tus huesos.
—Señor Ángel, no estoy interesado en su hija, solo me tomé el atrevimiento de defenderla, su esposa me pidió que cuidara de ella.
Que esperaba, que me quedara parado viendo como nuestro compañero la besaba a la fuerza.
Liam volvió a sentir otra vez ese sentimiento que lo hizo explotar.
Un sentimiento llamado celos, posesividad.
—Claro que no, gracia por eso sé que no te lo agradecí, gracias por cuidar de mi niña.
—No se preocupe, no estoy interesado en ella, no se me ocurrió otra cosa y no podía decir que soy su primo cuado, creo que todos la conocen.
—Si tienes razón, ella no tiene primos aquí, tal vez tú no sientes nada por mi hija, pero estoy más que seguro que ella siente algo por ti.
Mierda, mírate, quien no sentir algo por ti, eres todo un adonis tallado por los dioses con esos ojos de colores, pareces todo un dios.
Dijo Ángel pensando en voz alta, Liam solo comenzó a reírse por la descripción que dio el castaño.
En la boca de su estómago comenzó a sentir una corriente, en pesar que la castaña había puesto sus ojos en él, su mente volvió al video donde ella estaba sobre él.
Sus pensamientos comenzaron a jugar con sus deseos más íntimos.