Al mirarse al espejo, se dio cuenta de que había dormido, pero no por mucho tiempo. Mateo estaba profundamente dormido, y su respiración tranquila se escuchaba en el aire pesado de la habitación. Carolle no quería despertarlo, no quería que él interfiriera en lo que ya había decidido hacer. Si Mateo quería tomarla de nuevo acabaría muy maltratada. Se levantó cuidadosamente de la cama, buscando el bolso que había dejado a un lado. En su interior, estaba el vestido que había traído por si acaso, una prenda sencilla, pero elegante, con la que podría salir del hotel sin llamar demasiado la atención. Se puso el vestido con rapidez, el material ligero resbalando por su piel. Mientras lo hacía, su mente viajaba en dirección contraria a la de Mateo, hacia lo que había sido una noche llena de

