La invitacion
Llego una invitación al bufete de abogados de los hermanos Drak, les pedían que asistieran a dar una charla a la universidad en la universidad La Sapienza di Roma, una de las mejores universidades pública de Italia y del mundo. La secretaria de los gemelos lleva la invitación directamente a la oficina de Clark, ya que es el gemelo más amable y el que suele asistir a este tipo de eventos. Aunque su opinión personal es que Dimitri es quien está más capacitado para eso porque es abogado y Juez, de hecho el más prestigioso de Italia, pero es un ser “inaccesible”
—buenos días, clarita, ¿qué te trae por acá? —buenos días, señor Clark, ha llegado una invitación.
Clark levanta su vista de los papeles que está leyendo para fijarla en su hermosa y reservada secretaria, la cual lo observa con la actitud profesional de siempre —¿por qué no se la llevas a mi hermano?
—sabes bien la razón, si le llevo esto a tu hermano me mandará a volar y me recalcará su posición de Juez de la república y aún no he tomado mi café, sería imposible para mí lidiar con su ego y superioridad a esta hora.
— no tenía idea de que me conociera tan bien, “señora Clarisa” —el cuerpo de ella entró en tensión cuando escucho a Dimitri hablar detrás de ella, su vista se enfocó en Clark, el cual no paraba de reír a carcajadas.
—señor Dimitri llego una invitación a una charla, a eso me refería en la conversación anterior, aunque por lo visto solo escucho mis últimas palabras, aquí les dejo la invitación, si necesitan algo más pueden hablarme y para aclarar ¡soy señorita! No, señora.
Clarisa le mostró su mano para que notara la ausencia de un anillo de compromiso u matrimonio, pero eso Dimitri lo sabía de memoria, siempre le había gustado hacerle ese tipo de bromas desde que vio su reacción cuando un cliente la llamo señora. Pero él era un hombre frío, arrogante e inalcanzable, el cual no le daba confianza a nadie y su secretaria no era la excepción. Él sabía que ella le temía como el resto de personas en el mundo, por algo era apodado el demonio Italiano, así se le conocía en la corte y los juzgados no había nadie que pudiera enfrentarse a él y salir bien librado. Tenía un récord impresionante de casos ganamos y los veredictos en sus juicios habian sido los más famosos.
—Dimitri, ¿cuándo dejarás de asustar a la pobre clarita? Casi sufre un infarto, cuando escucho tú vos —ja, ja, ja, venía a tu oficina y escuche su conversación, era obvio que tenía que intervenir, pensé que me temía, pero la muy descarada me estaba destruyendo sin ningún tipo de vergüenza ¿por qué la llamas con ese apodo tan horrible? Deberías usar su nombre y mantener un trato profesional.
—deja el drama, yo la trato como deseo y sabes bien que tenía razón, lidiar con tu ego tan temprano es imposible… Entonces, ¿asistirás a la charla?
—¡por supuesto que no! ¿Cuándo has visto a un demonio rodearse de tanto ángeles? No soportaría estar rodeados de muchachitas hormonales que asisten a esa charla con intención de ligarse al “profe” ve tú, estoy seguro de que disfrutas de ese tipo de atenciones.
Clark no podía contradecir a su hermano porque el sí disfrutaba enseñar y rodearse de universitarios, así que no discutieron más el asunto y siguieron trabajando en un caso que estaban por defender en la corte en los próximos días. Cuando terminaron era la hora de almuerzo, así que ambos se fueron a un restaurante.
Dimitri y Clark eran unos hombre muy guapos y sexis con personalidades totalmente diferentes, uno era oscuridad y el otro, luz, las personas se sorprendían con su personalidad porque al ser gemelos asumían que eran igual. Pero no, físicamente también eran diferentes Dimitri media 1.90, cabello n***o, ojos verdes, piel morena con un cuerpo muy trabajado y Clark tenía cabello n***o, ojos verdes claros, piel más banca y media 1.80, aunque poseía músculos, no tenía el cuerpo tan trabajado como su hermano.
Después de comer volvieron a la oficina donde pasaron el resto de la tarde… al salir de la oficina decidieron ir a un bar porque ambos estaban solteros, Dimitri porque no le interesaba tener una relación con nadie y Clark porque soñaba con encontrar al amor de su vida. Pero no había tenido suerte porque ninguna mujer le había dado lo que él deseaba, que era un felices para siempre y lo dejaban cuando tenían algunos meses de relación. Su hermano le había dicho que era porque él se mostraba muy accesible y le recomendaba ser como él, que solo las usaba parra satisfacer sus bajos instintos, pero Clark nunca usaría a una persona como lo hacía su hermano.
Cuando estaban en el bar, Dimitri localizo a la que sería su víctima de esa noche, una hermosa chica morena de cabellos y ojos negros que movía su cuerpo en la pista, después de observarla por un largo rato. Fue a la barra justo cuando ella iba por un trago el cual él le brindó y le susurro al oído lo buena que estaba y las ganas que tenía de follarla. La chica sonrió de forma descarada y se acercó al rostro de él con la intención de besarlo, pero él movió rápidamente su cara, haciendo que el beso se lo diera en su cuello porque quería acelerar las cosas.
—¿nos vamos a otro lugar? Dimitri no quería arriesgarse a que lo vincularan con ella en las noticias, por eso le urgía marcharse.
— por supuesto guapo, ella le guiñó un ojo, tomo su trago por completo y lo siguió, Dimitri le hizo señas a su hermano para indicarle que se marchaba y guio a la chica a la salida donde tomaron un taxi y se dirigieron al hotel más cercano.
Al llegar, Dimitri la tomo como a él le gustaba sin permitir que ella hiciera muchos, pero haciéndola gritar muchas veces por la cantidad de orgasmos que le regalo. Cuando ella se quedó dormida, tomo la bolsa de basura donde había desechado los condones y se la llevo porque conocía bien los trucos que usaban las mujeres para atrapar a los hombres. Salió del hotel dejando el desayuno pagado para su víctima y subió a un taxi con dirección al bar donde tomaría su auto para ir a casa y es que esa era otra normal inquebrantable, no subía mujeres a su auto para evitar manchar su imagen.
Clark pasó una buena noche, encontró a una chica que disfrutaba conversar y bailar, después de un buen rato, ella lo convenció de ir a un hotel y le hizo el amor toda la noche hasta quedarse dormido. Por la mañana llevo a la chica a desayunar y se despidieron de forma amena mientras intercambiaban sus números telefónicos.