Introducción

509 Words
Bien, comenzare con decirte que, me llamo Carter Mettler y soy un médico o eso piensa aquellos que viven en esta ciudad. A diario me encuentro con muchos clientes, tanto dentro como fuera de mi consultorio, la mayoría de ellos son personas comunes y corrientes que se levantan temprano, trabajan, llegan a sus casas, cenan en familia y se acuestan a dormir tranquilamente sin ningún tipo de problemas, estas son personas que viven día tras día en una rutina. Mis otros clientes, forman parte de lo que podría llamarse la clase social alta, militares, políticos y comerciantes, simplemente esa pequeña minoría que desde su nacimiento lo tienen todo, los mejores platos, sirvientes, juguetes y propiedades. Esta pequeña parte de la sociedad es la que toma las decisiones de todo el país, los militares piensan a quien atacar para quitarles todo; los políticos en cómo mantener su posición sin importar a quien deban dañar y los comerciantes en cómo sacar las mejores ganancias de quienes puedan. De esta manera es que funciona el mundo en general y a mí no me importa nada de eso, lo único de mi interés es una persona, cuyo poder social está casi en la cima de estos tres grupos principales. Solo le falta un buen respaldo militar que lo proteja de cualquier eventualidad, pero los militares en estos momentos tienen otros intereses. Por ello, desde hace ya un tiempo estoy ayudando a este grupo con mis conocimientos médicos, los cuales empleo en pacientes especiales que se encuentran cautivos en instalaciones militares secretas. De seguro ya te estas imaginando que solamente curo a los detenidos dentro de estos lugares, pero, la realidad es otra y no puedo decírtela por el momento, simplemente acotare que no es una labor de la que me sienta orgulloso, porque he formado parte de cosas innombrables, con la finalidad de acercarme más y más a ese alguien en particular. Si, ya sé que dirás “existen innumerables maneras para aproximarse a otros”, pero ninguna de las buenas fue viable para mí. Solamente porque pensé lógicamente, que el tiempo a invertir en alguna de ellas era demasiado, así que por eso decidí ir por el camino fácil y corto. Además, ya estoy lo suficientemente dañado y retorcido de mente como para andar actuando toda mi vida como una persona normal. Por lo tanto, conmigo no funcionaran esas palabras idealistas que se traga la mayoría de las personas acostumbradas a que otros les resuelvan sus problemas. Se muy bien el límite de cada una de mis mascaras sociales, por eso las mantengo bien sujetas a mi rostro y no las retiro hasta el momento en el que estoy frente al espejo y me veo. De esta manera me recuerdo a mí mismo cuales son mis objetivos y que es lo que debo hacer para lograrlos. Sin embargo, después de ese día no importo que tanto conocimiento medico tuviese o que tan experimentado fuera, simplemente nada sirvió para cambiar los resultados y cuando finalmente obtuve la respuesta correcta no pude responderla…
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