NARRA CIARA ALLEN —¿Y yo por qué acepté salir a cenar con Rayn Colliver? —me pregunto, chillando detrás de la puerta como una loca, cuando llego a mi casa y la realidad de lo que voy a hacer me golpea con fuerza. Son las once de la mañana, faltan ocho horas para la dichosa cena, así que tengo tiempo para inventarme una buena excusa para no ir. Me despego de la puerta y avanzo hasta el medio de la sala. Me muerdo la uña del dedo pulgar y comienzo a dar vueltas de un lado a otro, mientras pienso... pienso una buena excusa, pero no encuentro ninguna. —¿Le digo que se enfermó mi gato? —murmuro para mí misma, al detenerme a medio camino—. No. Él estuvo aquí en mi casa y seguramente se dio cuenta de que no tengo un maldito gato. Continúo mi marcha, mientras pienso, hasta que vuelvo a detene

