NARRA CIARA ALLEN Después de tres días de encierro en mi casa, haciendo nada, porque Rayn no me lo ha permitido, me siento feliz de regresar a trabajar; a mi vida casi normal, porque ahora ya nada es tan normal como lo era antes, ahora tengo un novio mandón y sobreprotector que no deja de mandarme mensajes, preguntándome cada tanto si me siento bien, si no me ha dado fiebre, si no me duele la cabeza, si no me siento mareada, si ya desayuné... y así de preocupado es el hombre. La primera hora de trabajo la paso ocupada poniéndome al día con mis obligaciones y la verdad es que no me ha dado tiempo de comer nada, ni siquiera de tomar café y ya siento que el mal humor se eleva por mi garganta desde lo más profundo de mi estómago. A las 9 en punto, como siempre, el repartidor llega, pero est

