NARRA CIARA ALLEN —¿Acaso estás tratando de tentarme, para que acepte ir a Los Ángeles? —le pregunto, mientras estamos acostados en su enorme cama y mientras me muestra las fotografías del jet privado en el que viajará y del lujoso hotel en el que se quedará: El Regent Santa Mónica Beach. —¿Por qué? ¿Está funcionando? —pregunta descaradamente y sonríe como un niño travieso. Lo miro, con los ojos estrechados y niego ligeramente, riendo. —Eres un tramposo —me quejo. —¿Yo? Pero, ¿por qué? —protesta. —Bien que lo sabes, listillo. Vuelve a reír, con una de esas sonrisas que le marcan los hoyuelos de las mejillas y que me arrancan suspiros. —Mira esa piscina —señala con su índice la enorme alberca rectangular que parece una alfombra en tono aqua que da paso hacia la playa que se vislumbr

