Salió de la habitación, sin embargo, antes de que lograra entrar al elevador escuchó a una voz conocida llamarle. —Señorita Lane, señorita Lane—era la linda y amable enfermera Park. —La doctora Lennox quiere hablar con usted, con urgencia. Urgencia. No tenía ni que decirlo, en menos de un minuto estuvo sentada delante de el enorme escritorio que le traía malos recuerdos, la doctora Lennox era una oncóloga pediatra con muy buena fama, era afable y explicaba cada diagnóstico de manera concisa y entendible. En cuanto miró a Abigail le tendió la mano a modo de saludo. —Señorita Lane. —Solo Abigail. —Abigail—corrigió—lamento haberte detenido de esa forma, pero estoy severamente preocupada, los estudios de Matt no han salido como en los pronósticos. En este caso me es complicado informarte