Una nueva relación

1062 Words
Tadeo alargó sus labios para darle paso a una sonrisa, se sentía feliz por lo que le había dicho. —Si ustedes inician una relación, yo sería el padre más feliz del mundo, contigo Bastian a mi hija no le faltará nada— Dice Tadeo con una emoción tan evidente que casi no cabía en su pecho. —Si su hija me lo permite, empezaré a cortejarla y será un honor ser parte de su familia. —Si mi hija así lo acepta, yo feliz por ambos. Amy me mira con una sonrisa de oreja a oreja, me hace sentir extraño ver como ella me mira. —Padre ya sabes que creo en el amor a primera vista, así que acepto a Bastian para que me corteje— Dice Amy con alegría. Tadeo se mostraba tan feliz que no podía dejar de sonreír, era más que claro que incluso su hija favorita era una transacción bancaria para él. Amy y yo salimos al mismo tiempo de la oficina. Pude ver lo encantada y emocionada que estaba como una niña con su primer juguete. Sin embargo, yo fingía una sonrisa, pero por dentro, solo sentía frío, era un block de hielo que pesaba. — ¿Podrías venir esta noche a cenar a casa? Seguro que mi padre y mi madre estarán felices de recibirte y por supuesto que yo también —dijo Amy mientras subíamos al ascensor. —Claro, será un honor para mí acompañarlos a la mesa— Le dije sin dar lugar a dudas. La cena era la excusa perfecta para seguir infiltrándome en su mundo y así poder exterminarlos a como diera lugar. Estaba seguro que mientras ella soñaba con flores y una boda, yo soñaba con la destrucción de todos ellos. Cuando cayó la noche, no dudé en que debía hacerme presente en la mansión, era la única manera de infiltrarme y poder destruirlos a todos, incluyéndola a ella. Me detuve frente a su mandil con una fachada de gentil pero que en el fondo solo era de venganza. —Bastian, qué gusto verte, no me lo creía cuando Amy me contó que la vas a cortejar —dijo Francesca con una sonrisa encantadora, y vestida con elegancia. —El gusto es mío señora Morrow —le respondí inclinando levemente la cabeza y entregándole una botella cara de vino —. Espero que les guste este vino, es de mi colección privada. Francesca observó la etiqueta y levantó una ceja, claramente impresionada. —Nada menos esperaba de alguien como tú, tienes todo para dar regalos como estos y por supuesto para mantener a mi hija feliz— Dijo sin ningún reparo, era como si la estuvieran lanzado hacia mí. La miré con una sonrisa sarcástica pero con disfraz de amabilidad. —Siempre supe que usted notó la química entre Amy y yo, las madres tienen ese sexto sentido, ¿no?— Le pregunté riendo. Francesca sonrió con picardía, dándome la razón con una expresión que delataba aprobación, era claro cuál era su interés. —Por supuesto, desde que te vi supe que no pasarías desapercibido para mi hija, pero te advierto, si le rompes el corazón, serás mi enemigo, y no solo mío, sino también de su padre que la ama tanto o más que yo— Me dijo en un tono amenazante. —No me gustaría tenerla como enemiga, y menos al señor Tadeo —dije, fingiendo una risa ligera—Pero no se preocupe, mi interés por su hija es completamente genuino, verdadero, ella es una joven muy hermosa. Eran mentiras que estaban dichas con tanta elegancia que nadie podía dudarlo. Amy apareció en la entrada del pasillo inesperadamente, con un vestido n***o que la hacía ver aún más hermosa de lo que ya era. Me sonrió al verme, se veía tan genuina que por poco me hace sentir culpable de usarla para mi venganza. —Estas hermosa— Le dije en cuanto se me acercó. —Gracias, tu también te ves bien— le dije, tomándola de la mano. Estaba listo para jugar el papel del yerno perfecto, para entrar por la puerta grande justo antes de incendiar la casa. —Pasemos al comedor— Dijo Francesca mientras caminaba. El comedor era amplio, adornado con candelabros de cristal y una mesa lo suficientemente grande y con mucha comida. Amy se sentó a mi lado, mientras Francesca ocupaba su lugar en el extremo opuesto y Tadeo en la cabecera. Los empleados comenzaron a servir la entrada, y no pasó mucho tiempo antes de que Tadeo hablara. —Bastian… —dijo mientras levantaba su copa de vino y la removía—, has hablado poco de tu familia. ¿Tus padres viven en Estados Unidos?— Preguntó con interés. Antes de responder le sonreí y solo pensé en mi mente que el más que nadie sabía dónde estaban. —No —respondí finalmente alzando la vista hacia él—Mis padres murieron hace trece años. Tadeo no se inmutó pero parecía notoriamente incómodo, se aclaró la garganta antes de responder. —Lo lamento muchísimo, de verdad. No quité mi mirada de la suya con una media sonrisa. —Yo lo lamento más. Hubo un breve silencio, Amy quien parecía que diría algo, no lo hizo porque Francesca se apresuró a intervenir. —Bueno, no vamos a hablar de padres fallecidos esta noche. ¡Estamos aquí para celebrar! —dijo, sonriendo con la copa en alto—Hablemos de ti, Bastian y de mi amada Amy. Asentí moviendo la cabeza para darle la razón, con una sonrisa perfectamente medida. —Tiene toda la razón, señora Morrow. Me giré hacia Amy, que me miraba con esos ojos iluminados. —Respecto a su hija… —comencé diciendo, haciendo una pausa dramática—Es una mujer interesante y encantadora, si ella me lo permite, la enamoraré cada día, hasta que me ame tanto que se romperá en mil pedazos. Todos se quedaron en un silencio absoluto, mi comentario no encajaba en la vida que ellos habían planeado para su hermosa Amy. Pero de repente, yo solté una carcajada para no dar más espacio a su confusión. —Es broma —dije relajándome en la silla—A veces se me va la mano con el drama. Todos rieron mientras tomaban de su copa de vino, aunque por dentro, yo no estaba bromeando.
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