Amarte es mi destino

—Dime, ¿porqué?... —Entra Alessandro con una gran sonrisa, a lo que parece ser una oficina antigua. —¿De qué hablas? —pregunta a su padre, quién está sentado en su gran sillón de roble oscuro, con un habano en su mano. —Me dijiste, "Hijo, debes cobrar tu herencia, la que por ley te pertenece" —camina hacia él, coloca ambas manos sobre el escritorio y lo observa con una de sus cejas enarcadas. —Se supone que yo tomaría una herencia que por ley me pertenecía. La misma que solo bastaba mi sangre. ¡Sangre que has derramado a tu maldita voluntad!. ¿No es así padre? —hace puño sus manos. —¿A dónde diablos quieres llegar con este show? —intenta levantarse, pero Alessandro coloca su arma en su frente. —Recomiendo que te sientes, ya sabes... "las rodillas, la artritis", todo eso. —vocifera cual maníaco. —Mira nada más, justo cuando estás por conseguir todo lo que has querido, toda tu vida, matarás a quien te hizo llegar hasta allí. Eres el perro que muerde la mano de quién te dio de tragar. —trata de entretenerlo, mientras toca bajo la mesa, a su vez que intenta sacar su arma. —No servirá. —señala el escritorio. —Sabía que lo intentarías, así que está vacía. Por eso de la seguridad, las armas y los anciano. Le das a las tres, "papi" —sonríe. —Bien... —se acomoda en su asiento. —¿qué?, ¿planeas asesinarme? —enciende su abano, aunque intenta disimularlo, sus manos tiemblan. —No. Por supuesto que no. —dice sin quitarlo de la mira del arma. —Haremos un juego. Ya sabes, tu nunca jugaste conmigo de niño, y ahora sufro de eso que ahora conocen como... ¿Daddy Issues? —rie divertido. —Estás loco... —suspira mirando por la ventana. —No te distraigas "papi", empecemos en juego. Las reglas, las pongo yo. Si noto que me mientes, y lo haré, te voy a disparar. Pero tranquilo, lo haré en los mismo lugares que lo has hecho tú. Ya sabes, será un castigo, pero no te matará, aún. —Sonríe. —¿Porqué haces todo esto? —insiste. —el dinero es tuyo, todo, no me importa, es tuyo. Solo termina con esto ya. —Yo hago las preguntas, y tú respondes. Si dices lo que sea, o haces más preguntas, te disparo. ¿Estamos?... Bien, empecemos el juego "papi" Retrocede hasta tocar uno de los sillones, lo empuja hasta acercarse a su padre, sin quitarle la mirada de encima. —¿Quién es mi madre? —pregunta apuntando a una de sus piernas. —Te recomiendo decir la verdad, porque te va a doler, y a diferencia de mi, no habrá quien te saque la bala "papi" Aquel hombre ve a su hijo totalmente desquiciado, pero muy dentro de él, puede reconocer que la culpa en su totalidad es suya, pero realmente no cree que su hijo sea capaz de dispararle. —Adela Jerome. —dice desafiante. Alessandro lo ve por una par de segundos, su padre se ve realmente tranquilo, podría jurar que dice la verdad, pero Alessandro le dispara en la pierna. Un gruñido espeso sale desde los más profundo de su garganta hasta convertirse en un grito de dolor. —¡Eres un hijo de puta! —golpea el escritorio. —Vamos de nuevo. Qué bueno que tienes dos piernas. —sonríe, cual niño que ha hecho una travesura. —¿Porqué demonios no dice de una puta vez que es lo que sabes?. —gruñe furioso. —¿Quién es mi madre? —pregunta con sutileza, a su vez que apunta en dirección a su otra pierna. El hombre se mantiene en silencio con su cara roja de ira y dolor por su pierna. —Un cuervo vino a mi, me ha dicho que me haga una prueba de ADN, porque resulta que si tengo un hermano, pero no es un Jerome, aunque me complace decir que mi nuevo apellido me gusta más. Entonces ... dime "papi" —se levanta de su asiento y apunta directamente a su entrepierna. —¿Me dirás ahora, quién es mi madre?. Vamos, Ivan kratov, tienes que decirme quién es mi madre, o pasaremos de esto —mira su arma, mientras saca algo más de su bolsillo trasero. —A esto. —inclina sutilmente si cabeza señalando la daga con dentadas que sostiene en su otra mano. —Creeme, no te lo recomiendo. —levanta su camisa de lado derecho, dejando ver una fea cicatriz. —Yo lo sé. —Tu madre era una sirvienta de la casa. —dice entre dientes, dejando su orgullo de lado. —Queria usarla... —hace puchero de niño pequeño mirando la daga. —Dime, ¿Cual es su nombre? —fija su mirada en él. —Ella está muerta, no importa su nombre, ¡no dirá nada, porque está muerta! —grita furioso, esperando que entre sus gritos alguien pueda escucharlo. Alessandro sin pensarlo dos veces le dispara en la otra pierna. —"papi" —fija su mirada fría y oscura en él. —No puedo romper un corazón que no tienes, pero, huesos por el contrario... —¿A dónde diablos quieres llegar con todo esto? —Verás... —dispara en ambos brazos y disfruta haciéndolo. Solo entonces logra sentarse —Hace unos años atrás, tú me enviaste a la universidad, me dijiste por dónde caminar, que hacer, como moverme, hacerlo de manera que nadie pueda reconocerme en cámara, y ¡claro!, ser lo más invisible posible. Eso era fácil en ese entonces. Me veía como un nerd, pero no llevaba un apellido importante, ¡no como los demás que asistían a esa universidad!. No tenia un gran auto como Ferrer, una gran moto como Mills, o un helicóptero a mi disposición como los Jerome... y así podría continuar, yo solo era el idiota que tuvo suerte en la universidad. —Sabes que todo eso era necesario para este momento. —gruñe con dolor casi inmóvil desde su asiento. La sangre empieza a formar un charco bajo los pies de Iván. —Sabia que algo así pasaría. —señala la sangre que sale de sus heridas. —Tranquilo, ya viene la caballería. —mira a la puerta, pero no sucede nada. —¿Qué es lo que sucede?, ¿qué hiciste hijo? —mira con terror la puerta. —Investigue, sobre ti, sobre mi, sobre... quién realmente soy y de dónde vengo. Imagina mi sorpresa, cuando me enteré que, no solo no soy nada de tí, sino que además de todo, por azar, o por un maldito error del destino, Soy un Miller. —Sonríe, mientras Iván abre los ojos como platos, y los colores abandonan su rostro.