Natural

1268 Words
¿Cómo le diría? -       Tú  - comencé –algo me estás haciendo – le dije y su rostro seguía inmune, sin comprenderme.- bueno, tú tienes algo que me atrae demasiado, que hace venir a ti una y otra vez. ¿Amor? Imposible, soy un demonio ¿Deseo? Era lo más probable dada mi condición. -       Esto no es un juego para mí – volví a decir – tú… Mis ojos se centraron en ella. Sentí sed de su sangre, de su cuerpo, de su olor. Quería besarla. Ella me miro impresionada. ¿Algo había visto en mí? Trate de ser claro, pero no podía. Lo que yo sentía no era como lo que sentían los simples humanos como ella. Esto para mi se estaba haciendo cada vez mas fuerte, no era un escuálido amor. Me levante del sillón, creí que ella diría algo, algo como lo que dijo en la fuente de sodas. Un  “aunque tú me gustes” algo así espere, pero no parecía llegar. Comencé a caminar hacia la puerta con rabia. Entonces ella me detuvo en el umbral de la puerta. -       Tú me gustas – me dijo y miro mi pecho puesto que era más baja que yo. Mientras se afirmaba de mi polera. -       Yo… -       ¡No! – me dijo ella – se han despertado, es mejor que te vayas – la vi nerviosa – avísame cuando llegues a casa, así no estaré asustada por y preocupada por ti. Avísame – y me hecho fuera de la casa.   Antes de que cerrara la puerta la tomé por el brazo y la atraje hacia mi cuerpo. La estreche fuertemente contra mi pecho, sentí todo su delgado cuerpo. Sus pequeños senos  contrayéndose contra mí, endureciéndose  por el frio.  Cubrí todo su cuerpo con un gran abrazo y luego la bese en los labios carmesí que ayer por la tarde  me hicieron recordarla. El calor subió a sus mejillas dejando un color rosa en éstas. -       Buen abrazo del oso  - me dijo con una sonrisa – ya vete. La habría llevado conmigo si ella me lo hubiese pedido, pero no fue así, y sin más entretenimiento, me marche.   Me moví como un simple humano mientras que ella cerraba la puerta. Luego cuando ya estuve lejos de su vista, desaparecí en las oscuras sombras.   Llegue a casa lo más pronto posible. Esperé unas horas y luego le mandé un mansaje de aviso para que supiese que ya había llegado.  Esa noche no logre dormir. Mi conciencia estaba intranquila, sabía que lo me estaba pasando no estaba bien, por esto tenia sueños extraños e ideas que me inquietaban.   Por la mañana, cuando al fin logre cerrar mis ojos, Magenta me despertó. Era una maldita costumbre de ella molestar a la gente  en sus  sueños. -       Mmmh – se saboreó luego de olerme -  que rico hueles ¿estuviste con la humana?   Leonor, que pasaba por afuera del dormitorio se acercó.  -       ¿Qué? – dijo Leonor cuando abrió la puerta  -¿De qué humana hablan? – saliste a alimentarte y no nos dijiste, tramposo  -se abalanzo sobre mí. Su personalidad era extremista, a veces muy simpática y otras muy detestable. Ahora se comportaba agradable.  -       Estuvo con Kana, la humana que se quebró el pie – dijo Magenta y el rostro de Leonor cambio. Acto seguido, Leonor se sentó en la cama soltándome. Esa pasividad agridulce se transformo en un rostro cauteloso, como un gato al acecho; pensativo y observador. -       ¿Esa es la chica que te pedimos que enamoraras? – era una pregunta capciosa. Me miraba molesta. -       Solo la visité – le dije para que cambiara la cara. ¿Qué le pasaba a esta loca?  Hace casi más de dos meses la quiso devorar, luego me pidió que la enamorase y ahora parece molesta conmigo siendo que eso estoy haciendo lo que ella, encarecidamente,  me pidió. Aunque tengo un grave problema del cual nadie esta al tanto. A mí me gusta de verdad. No solo tengo el deseo de devorarla, quiero estar con ella, protegerla y, por sobre todo, amarla. Su olor me recuerda al olor de otro ser; las fresas y las flores es el aroma que emana su cuerpo frágil. Es exquisita. -       Ey… regresa a la tierra – me dijo Magenta. – últimamente estas muy raro, Near. ¿va todo bien? -       Claro  - le respondí Leonor solo se quedó mirándome seria. Magenta me sonreía mientras estaba de rodillas a la orilla de mi cama, luego ambas se retiraron y yo, sin más, me levante para hacer mis cosas. Los días... simplemente avanzaron… y las cosas se arreglaron para mí. Con Kana todo iba y venía. A veces podía estar a su lado como si nada, como amigos. Otras, se dejaba llevar por mí y aceptaba mis besos.  Pero como dije, las cosas con ella iban y venían. Nunca sabía exactamente cómo actuar frente a ella. -       ¡Basta! – me grito mientras yo caminaba detrás de ella – deja de seguirme. Me tienes aburrida. ¿Qué quieres? – dijo mientras se daba la vuelta para mirarme. -       Solo... – me corte, no pude decir nada.   Me pillo desprevenido. Hace unos día comencé con esta manía de seguirla cada lugar, no me importaba si ella notaba que era seguida por mi o no. Solo quería verla cada vez más. Cada vez más…  -       Ya llevas días así ¿Qué quieres? – estaba muy molesta. Aún no podía hablar. ¿No estaba entendiendo. -       ¡Me canse de seguir  tu juego! – me grito – ya no me importa si me gustas o no – parecía decidida -  me canse completamente de esperar que digas algo sobre lo que ha estado sucediendo… tú… tú solo haces lo que quieres y me he dejado llevar por ti a la espera pero … ¿Cuánto días crees que te debo esperar? Su voz sonaba ahogada y unas lágrimas rodaron por sus mejillas,  yo no pude hacer nada para detenerlas. Tape mi rostro con una mano, mientras la otra colgaba como si nada a mi lado. Ella aún esperaba una respuesta. Como decirle todo lo que siento, antes me parecía fácil decirle que no era un juego para mí, pero ahora no parece más que otra cosa. Ella esperaba una respuesta… No pude. Me gire para dejarla atrás. No podía ¿Cómo era posible que un demonio estuviera enamorado de una humana? Una simple humana. La amaba, pero le haría daño, era mejor alejarme ahora cuando aún existía un poco de voluntad en mí como para desaparecer de su vida. Ahora era el momento de hacerlo. El momento de marchar. Por suerte, ya había cumplido con la misión de enamorarla, ahora mis hermanos no estarían en peligro. Bueno eso era lo que creían ellos. Le di la espalda y comencé a caminar de regreso al campus, pues ya estábamos fuera de él. -       ¡Espera! – me grito cuando yo estaba moderadamente lejos de ella - ¿eso es todo? ¿esa es la respuesta? ¿Solo te iras? – camino hacia mí con una expresión desorientada.  Se paro frente a mí de manera desafiante, alzo su mano y una bofetada fue lo que recibí. -       ¡Ahí tienes! – dijo entre lágrimas – por jugar con migo ¡IDIOTA! Allí me quede mientras ella volvía a retomar su camino, mientras desaparecía de mi vista. Mientras se iba… Me dolía el rostro ¿Cómo podía un ser tan frágil golpear tan fuerte? 
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