Pasada una hora, luego de hablar con Manuel me dispuse a revisar el contrato que me envió al correo. Como no le encontré observación alguna a los cambios que le hizo, me limité a enviarle un mensaje a su móvil indicándole que estaba conforme con las condiciones contractuales. Pude haberlo llamado, pero como no quiero caer nuevamente en discusiones con él por mi forma de vida, que seguro continuara poniendo en tela de juicio, preferí enviarle por ese medio la constancia de haber revisado y estar conforme con lo que él propone. Suficiente tuve con la pequeña discusión de hace una hora. Estaba por irme a casa, cuando avisté desde la distancia, escondido debajo de la bandeja del teclado en el escritorio que ocupaba Stephani, unos sobres amarillos. Me acerqué a revisar qué pudiera ser, que t

