Probar y confiar

1866 Words

Caminando detrás de Alessia entré a la casa. Como lo suponía es grande, muy grande para ellas dos solas, y en un país totalmente desconocido. Tiene techos bastante elevados, los espacios bien distribuidos, con mucho vidrio en la decoración, paredes pintadas de un blanco perlado, que llama a la relajación, y los más importante ofrece un clima bastante cálido, en comparación con el infierno que hay afuera. El calor es inclemente. —¿Quieres algo de tomar papi? —pregunta Alessia desde otro lugar que no vi hacia donde tomó—, ven. Siguiendo el sonido de su voz llegué a una enorme cocina. Cuyas paredes si bien están del mismo color blanco, lo anaqueles tienen una tonalidad grisácea que le da un toque acogedor al área y hacen juego con los electrodomésticos. Sin ser invitado, tomé asiento en uno

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