—¡Si, hazlo! ¡Trátame como si no fuera una princesa! —¿Cómo si fuera una puta? Ella apresada por Ivanno con una sonrisa bien maliciosa le respondió: —¡Si! ¡Como… si fuera una cabaretera de esas que su dinero depende de los clientes! Ivanno no pudo aguantar la risa porque jamás pensó que la princesa se comportara de esa manera, afirmando su teoría que las más finas, son las más locas. —Jajaja, ¿quiere que la trate como si le fuera a pagar por sexo? —¡Mmmm me encantaría! —Pero con ellas soy algo rudo su majestad. Y…soy algo peligroso, podría dejarle muchas marcas. Ella de inmediato mordió sus labios con fuerza, porque le encantó lo que escuchó: —¿Enserio? Él mirándola con perversión asintió con su cabeza afirmando que era una bestia. —Guao, ¡entonces sí que eres peligroso! —Buen

