CAPÍTULO 15

1431 Words
Puedo sentir la respiración de Marco en mi nuca, aunque hace rato haya salido de la casa por cuestiones laborales. Sus palabras y amenazas me siguen aún en su ausencia, persiguiéndome, atormentándome. Me pongo el blazer y salgo disparada por el camino de piedras; hoy no quiero problemas, debo ser puntual. A la derecha descansa el dragón de Marco, con los guardaespaldas listos para ejecutar todas sus órdenes, mientras un poco más a la izquierda y estratégicamente poco visible, se alza el Félix carmesí. Jhan está apoyado en él; lleva su chaqueta de cuero negra que me enloquece. ''No lo mires, no lo mires'' le indico a mi corazón, a mi cuerpo y a mi mente, tres aliados irrefutables de este hombre. Sigo caminando e ignorando el dolor del tobillo por haber trastabillado con los estúpidos zapatos, fingiendo que toda mi estabilidad mental está intacta. — Nissa— su voz es suave pero firme. Aprieto los puños para descargar la tención en otro lado. —Nissa— insiste sin aceptar la dirección que estoy tomando. ''Dijiste a las diez en punto, y no estuve aquí, pensé que lo habías entendido'', no obstante las facciones de su rostro me dicen que no. Subo al BMW y por la ventana observo la mirada endurecida de Jhan... sin duda ahora me odia más. Si supiera que otra vez lo único que intento es protegerlo.... de Marco, de los prestamistas de mi padre y de mí. No podría soportar que lo hiriesen por mi culpa. Sería algo imperdonable. Enderezo mi postura y doy la orden para arrancar; no vuelvo a voltear, tampoco haría falta, llevo grabado su rostro en mi mente. Como un tatuaje en la piel. Su decepción es algo que cargo hace años sobre mis hombros, aunque ahora, teniéndolo tan cerca, el dolor se intensifica en niveles impensados. Querer y no poder tener: en eso se resume mi vida. El viaje me sabe a hiel, a una tristeza insondable que se adueña de mis ojos haciéndolos llorar. Si no fuese una persona sentimental... si no pensara tanto y sopesara todo... ¿Hubiese tenido alguna oportunidad para ser feliz? Quien menos sabe, quien menos siente, más lo es. Y si hay una verdad en todo esto, es que ni Jhan ni yo lo somos. Estoy comenzando a creer que él también se encuentra en un bucle temporal del cual no puede alejarse; sea por odio, por resentimiento... todavía está ligado a mí, como la arena al mar, como el infierno al cielo. Como Houyi y Chang'e, nuestra historia está destinada a entrelazarse, más no a terminar bien. —Houyi y Chang'e se tuvieron siempre el uno al otro a pesar de la distancia. ¿Estás segura de que ese no fue un final feliz? Quererse con intensidad por el resto de su existencia... Aprieto con fuerza la mandíbula, si no me detengo ahora, no sé si luego me será posible. 'Siempre fuiste mejor que yo para ver la belleza aún en las cosas más tristes. Mi vida tenía otro sentido tras el cristal de tus ojos' susurro en mi interior dedicando esta última frase antes de reponerme. Mis padres no pueden verme en este estado... no lo entenderían. La imponente mansión está en su mejor momento, se puede ver a leguas que Marco se encargó de cada minúsculo detalle. El césped de ensueño, la vegetación y la suntuosa fachada recientemente renovada, deben tener más que contenta a mi madre. Bien por ella, me alegra de que al menos toda esta tortura tenga sentido para alguien. —Llegué—anuncio en la entrada. El silencio magistral me envuelve, por un momento, de paz. El porcelanato brilloso complica el correcto agarre de mis pies al suelo, pero hago lo mejor que puedo por mantener el equilibrio. —Toda una vida de etiqueta y modales propios deberían bastar para que no tuvieras esta clase de complicaciones. Pestañeo más de una vez para comprobar si quien ingresa a la habitación es mi madre o Dorah. En fin, fuere cual fuere no hubiese mucha diferencia. — Buenos días madre— contesto dándole un beso en la mejilla. — Cada día estás más bella— contempla mi figura extasiada de su propia creación. — ¿Cómo están? ¿Y papá?— miro buscando su silueta. — Tu padre no está bien... resultó ser más débil de lo que creíamos. Si no fuese por Marco...—corro hacía el cuarto de mi padre sin dejar que termine la frase. No vine aquí a escuchar sus interminables adulaciones hacia mi esposo. Me detengo en el umbral agarrando mi antebrazo izquierdo con el derecho; hago presión, mucha presión. 'No llores, no debes llorar' sorbo la nariz en un intento por retener las lágrimas. —Pa— las letras salen temblorosas de mi boca, siento la lengua adormecida, torpe. Una vez a su lado me agacho hasta quedar prácticamente a su altura. La silla de ruedas apenas lo sostiene; un trono de metal para un rey que ahora de poderoso no tiene nada. Hace un esfuerzo descomunal por hablarme y las lágrimas también corren por sus ojos. —No te esfuerces, debes mantener la calma— le acomodo la manta polar sobre las rodillas, como alguna vez de niña él había hecho conmigo. —Per.. dón— su voz suena áspera, demasiado débil. Nos miramos por un momento y entiendo claramente todo lo que intenta decirme. Luego de que me encontraran prácticamente sin vida, golpeada, ultrajada, con el corazón roto en miles de pedazos, nadie se había disculpado conmigo. Ni mucho menos compadecido. No. Mi madre estaba demasiado preocupada en la falta de honor que entonces perseguía mi persona y su apellido. ¿Qué hombre decente iba a querer una mujer que había perdido la virginidad de una forma tan sucia? Yo me desmoronaba, y ella no podía verlo.. no quería verlo. Los ojos de mi padre están rojos, puedo encontrar la vergüenza detrás de ellos. Sumergido en las deudas, en el alcohol y los problemas matrimoniales, nunca intervino a mi favor. Era tan solo una niña... lo necesitaba. No me importaba ya no poder ser perfecta, solo quería sanar. Las lágrimas salen de mis ojos una seguida de la otra, sin que las pueda controlar —Te perdono— mis labios besan sus manos frías y temblorosas. No sé cuánto tiempo de vida le queda a mi padre. La esclerosis múltiple es una enfermedad progresiva y letal, en su caso, demasiado avanzada. Y mi perdón es su boleto de paz y a la vez el mío. Ambos debemos soltar el pasado, para poder así aceptar el presente. Me acurruco en su regazo hasta que se queda dormido. Escuchar su respiración lenta pero constante, me adormece, me lleva a un lugar del que no quiero regresar. —Debemos hablar— dice mi madre con su impaciencia característica, irrumpiendo una vez más mi momento especial. El enorme sillón parece tragarme cuando decido sentarme en el; hago un esfuerzo enorme por cruzar las piernas con delicadeza mientras me hundo. —He notado que Marco no se encuentra bien. Su aspecto demacrado, su humor cambiante.. —No quiero hablar de mi esposo. Vine a visitar a mis padres, de mi matrimonio me encargo yo. — Niña malagradecida— se levanta ágilmente alisando su pollera de diseñador—¿Entiendes que sin él no tendrías nada? —No tendrías nada— la corrijo— No me importaría prescindir de todos estos lujos— levanto los brazos con euforia. —¿Acaso escuchas lo que dices?. Sin tu matrimonio estaríamos en la mismísima quiebra. Tu padre no podría solventar todo lo que requiere por su enfermedad. —¿Estás segura de que es eso lo que te preocupa? ¿O estás pensando en que no podrías ostentar tus ropas caras y darte la vida que tanto deseas? — ¡Nissenia!— mi nombre sabe a diminutas dagas en sus labios —No voy a tolerar monumental falta de respeto. — Pues no lo hagas—tomo mi cartera y me dirijo hasta la salida, aún sabiendo la furia que esta actitud desataría. —Deberías estar agradecida de que un hombre como Marco posara sus ojos sobre ti, ningún otro hubiese tolerado la mancha negra que yace en tu prontuario. Detengo el paso quedando atónita ante tan hirientes comentarios. Como si hubiese sido yo la culpable de tan desafortunado episodio. Sin embargo no era algo que no hubiese escuchado con anterioridad. Respiro hondo y me alejo lo más rápido que puedo, subiendo al Alfa Romeo sin pensarlo dos veces.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD