XIII Nunca dejes de creer

1106 Words
El gran problema que enfrentaban era iniciar otra guerra con la comunidad mágica pero Ma y Barcelot no podían ni planeaban dejar a Freya en manos del Gran Maestre. — Por favor Maestre trate de comprender no podemos dejar a Freya. — Es por seguridad tanto de ella como de usted y el resto de sus alumnos, ¿que pasará si Abdul se entera y manda a atacar el templo? El Gran Maestre se detuvo un momento antes a la idea buscando las palabras correctas para debatir esa idea y de una vez por todas terminar con su rebelión. — Que lo intente se les olvida que tenemos alumnos muy avanzados y grandes magos listos para detenerlo — Si pero usted lo ha dicho son magos no combatientes feroces, ni mercenarios dispuse a matar — La gente de Abdul sí por lo cual no podemos arriesgarnos ¿Acaso esta dispuesto a perder a toda la comunidad mágica por una sola chica? El Gran Maestre no se había detener en las implicaciones de retener a una Rajad mágica, pues a él sólo le importaba su don mágico más que su linaje. Soltó un suspiro y se sentó visiblemente cansado y pensando — Llevan razón en esa afirmación, supongo que mi necedad radica en mi ancianidad que no había dimensionado el alcance de mi decisión El Maestre se mostró cansado, y haciendo un ademán de mano les indicó que se fueran — Pueden irse y llevarse a Freya pero deben seguir con sus clases de magia Barcelot y Ma salieron de la oficina del Maestre suponían que Feya estaría en clases con Lord McKenzie cosa que a ninguno de los dos les agradaba pues sabían de lo prepotente y egolatría que podía ser. Pensaron un poco antes de tocar la puerta, ya que si algo odiaba Lord McKenzie más que a Noor eso era ser interrumpido mientras daba una clase. Al final de unos minutos se decidieron a hacerlo y Barcelot tocó la puerta, adentro Lord McKenzie daba los detalles del hechizo de sanación y como los más ágiles podían fusionar este hechizo con un familiar e invocar a un Caladrius. Un Caladrius era una ave que en otras culturas también eran conocido como Phalion. Físicamente hablando el Phalion era un ave blanca de tamaño medio la cual era capaz de absorber la enfermedad y desterrar la de este plano mediante su vuelo creando así salud y un buen augurio a la persona que curaba. Antiguamente muy pocos magos lograban hacerlo pues era magia demasiado avanzada y en la actualidad no se tenía ningún registro de que alguien lo hubiera hecho. Lord McKenzie escribía en el pizarrón cuando escucho como tocaban la puerta del salón, se detuvo un momento con la tiza presionada contra el pizarrón cuando volvió a escuchar que tocaban se voltio ante el grupo — Ustedes disculpen Bajo la tiza se limpio las manos y se dirigió hacia la puerta solo para llevarse una sorpresa algo desagradable. — Oh Maes Barcelot Barcelot era por mucho el más famoso de los ex alumnos del templo por lo cual todos los alumnos quería conocerle, hablar con el e incluso obtener un poco de su conocimiento. Los murmullos comenzaron en el aula todos querían verle lo cual comenzó a irritar a Lord McKenzie. — Lord Ma Mientras decía eso fingió una amable sonrisa para recibirlos aún que su cara no mostraba exactamente amabilidad — Buen día Lord McKenzie hemos venido por Freya Lord McKenzie se sorprendió pues no creía que el Gran Maestre cediera a entregar a Freya. — ¿ Perdón? — El Gran Maestre nos autorizo para que nos fuéramos Todos seguían revoloteando dentro del aula mientras Freya miraba a Noor, pues sabía que sus Maestros se la llevarían pronto y Noor se quedaría ahí aguantando a Lord McKenzie y su clasismo. — Dudo mucho que sea así, si me disculpan tendré que preguntarle yo mismo. Lord McKenzie salió del salón seguido de Ma y Barcelot que ponían los ojos en blanco ante la actitud que ya no les debería sorpreder; Freya aprovecho la salida de Lord McKenzie para ir al asiento de Noor. — Noor mis Maestros llegaron — Supongo que es hora de decir Adiós — ¿ Por qué no vienes conmigo? — Frey ya hablamos de esto, no creo que tus maestros puedan hacer algo además creo que ya se están jugando lo suficiente por ti. — ¿ A que te refieres? — ¿ Recuerdas el libro de reglas? Fue como si un bloque le cayera encima, pues cualquiera que tuviera un don mágico tendría que quedarse en el templo hasta que dominará sus poderes y cumpliera la edad reglamentaria. — Si lo recuerdo Admitió Freya amargamente pues no quería dejar a su primera y única amiga en ese lugar. — Aún así esto no es un adiós seguiremos en contacto, después de todo tu y yo somos amigas por siempre Noor es tendió su dedo meñique para enlazar lo con el de Freya y así sellar su promesa. —Por siempre Freya regresó a su mesa alistando sus cosas pues ahora estaba más segura de que sus maestros vendrían y además tenía que arreglar un par de asuntos con ellos. Mientras tanto Ma y Barcelot hablaban con el Gran Maestre y Lord McKenzie, sobre el futuro de Freya. El Gran Maestre al verlos entrar solo soltó un suspiro — Lord McKenzie ya he autorizado que se lleven a Freya es por seguridad de ella y de nuestros alumnos y eso es una orden. El Gran Maestre se paro de su silla e indicó que se retiraran lo cual enojo más a Lord McKenzie, pero el no se negaría a cumplir una orden del propio Gran Maestre por lo cual muy a su pesar regresó sobre sus pasos hacia el salón. Al llegar a la puerta se detuvo un poco suspiro y con paso firme entró al salón. — Freya Maes Barcelot y Lord Ma vinieron a ti es hora de que te vallas. Le indico la puerta señalando con su dedo indice — Apure su paso que ya he perdido suficiente tiempo de mi clase por usted Freya se apresuró a salir y la puerta se cerró en cuanto puso un pie fuera y en cuanto los vio corrió y abrazo a sus Profesores pues a pesar de todo los seguía queriendo. — Vamos pequeña es hora de volver a casa Barcelot le revolvió el cabello un poco y así juntos los tres abandonaron el templo para regresar a su casa. — Aún tienen mucho que explicarme — Lo sabemos pequeña, lo sabemos
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