Me desperté temprano, debía ir a trabajar le pedí a Nohora si podía dejar nuevamente a Sofi ya que aún no estaba segura si podía llevarla al trabajo, la señora Nohora no estaba muy convencida pero dijo que ella la tendría en la casa, fue un respiro para mí. Al salir de casa de Nohora busque como regresar a la tienda de costura, pero no lo recordaba bien, no tenía dinero para tomar un autobús, ni sabía cómo funcionaban acá, camine intentando recordar las calles pero nada, así seguí hasta que vi la tienda a dos cuadras en una esquina, algo que debo aprender es a no ser tan confiada, en especial para pasar la calle, no vi cuando un corro casi me atropella, del susto caí al suelo, el piso frío de cemento hizo que mi mano se doblará un poco. Me queje del dolor y vi como se bajó de ese automóvil un hombre joven, estaba de traje, bajo preocupado a colaborarme, cuando lo vi de cerca lo reconocí, era el abogado que me asesoró la vez pasada. Lo mire apenada, mi ropa estaba sucia y mi mano dolía, él estrechó su mano para ayudarme a levantar.
— Disculpa, ¿Estás bien? , no te vi pasar —. Agarró su mano y quedó hipnotizada por él. Es un hombre tan atractivo, tan elegante.
— Eh sí, si. Fui yo la que no vi al pasar —, moví mi cabello hacia atrás con nerviosismo, muevo mi mano y me duele.
— Pero te lastimaste, no me sentiría bien si no te ofrezco ayuda, ven si quieres vamos a un centro de salud —, Dios es verdad así no voy a poder trabajar.
— Nooo, no puedo debo trabajar si no voy, me sacan, no no. Gracias por todo —, él agarra mi mano.
— Pero él error fue también mío, déjame hablar con ellos y te llevo al hospital ¿Dale? — Asentí y lo guíe hasta la tienda, él no decía nada, solo me seguía. Estacionó su auto y me acompañó hasta la tienda, abrí la puerta y saludé a la señora Emma, ella se levantó y se fue hasta donde yo estaba.
— Niña que son estas horas de llegar, te di la oportunidad es porque estoy saturada en trabajo y necesitaba una ayudante pero si no vas a rendir te puedes ir —. Voy a responder cuando el chico contesta por mí.
— Tía, disculpa. Iba en mi auto y la lastimé, no sabía que trabajaba contigo. Venía a pedirle permiso a su jefe —, estoy atónita, entonces son parientes.
— Tranquilo amor, no sabía que venías o si no te hubiera preparado esos tamales que tanto te gustan. Niña trae un jugo al muchacho —, voy camino a la cocina pero él toma mi brazo y me detiene.
— Tía, te acabo de decir que se lastimó la mano, mejor dejala que se tome el día, mañana te lo recompensa, es más si quieres vengo y te ayudo. Necesito llevarla al médico y que verifiquen que su mano está bien —. El chico le da un beso a doña Emma.
Ella asiente con su cabeza y me da permiso con su mano, yo salgo de allí un poco confundida, él me abre la puerta de su auto y me hace entrar, lo miro y no tiene parecido alguno con doña Emma.
— No sabía que mi tía tenía un ayudante, pero me alegra, ella es una buena persona, pero, es muy exigente y a veces un poco mandona, pero la vas a amar —, le sonrió, es bueno saber porque no conozco a nadie. — Que mal educado soy, mi nombre es Noah Martínez y ¿tú?
— Soy Ariel, Ariel Miller. Bueno, te agradezco por lo de tu tía.
En el camino él solo sonreía, parecía que destellaba felicidad. Llegamos a un hospital bastante costoso, por lo que se podía ver desde afuera. El notó mi incomodidad, así que sonrío nuevamente Y me llevó hacia adentro, mientras nos íbamos registrando vi como una pareja estaba discutiendo, ella se veía muy alterada y aunque se veían muy jóvenes no pude dejar de pensar en mí papá Carlos y Loren.
Entramos a un consultorio para que me miran y solo se tronchó un poco la mano, así que me colocaron una venda y me dieron un medicamento para el dolor. Mientras el facturaba me quede ahí afuera, «Ahora aparte de no tener dinero para comer tendré que pagar los gastos de este costoso hospital, pero porque no me negué desde el principio, ahora tendré que trabajar el doble para poder costear las cosas» Seguí caminando, mirando hacia el techo pidiéndole a mi mamá, que me ayude a tomar buenas decisiones de ahora en adelante; estuve tan despistada y no me di cuenta que choque con un hombre alto, era médico por su bata. ¡Dios no salgo de una para meterme en otra! , subí la mirada y era el hombre que estaba discutiendo con aquella mujer hace unos minutos, al verlo bien era muy apuesto… Y su bata estaba llena de café, se veía enojado, su cara era sería.
— Doctor, disculpe. De verdad fue un accidente, si desea puedo lavarle su bata —, baje la mirada para poderle hablar, no solo me sentía avergonzada, también me sentía intimidada.
— Tranquila niña, si fue un accidente no hay ningún problema, pero debes tener más cuidado —, Su voz tan varonil hacía que sin pena alguna las mujeres lo voltean a ver. Estoy sin palabras mirándolo como una loca, hasta que caigo en cuenta qué le he mirado más de la cuenta. — Bueno, me voy a trabajar. Permiso señorita.
Me quedé mirándolo hasta que dio media vuelta y entró a un consultorio, «como me gustaría ser su paciente» ¡Dios que cosas dices Ariel! Al momento llegó Noah con la factura y me dijo que me invitaba a comer algo, la verdad quisiera no aceptar pero mi estómago hace todo lo opuesto y habla por mí. Fuimos a la cafetería del hospital y pedimos un par de cafés con unas galletas, él no dejaba de sonreír y eso me estaba asustando.