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1426 Words
- Anelis – escucho que me llaman y me mueven suavemente – Anelis, estamos a punto de aterrizar – abro los ojos lentamente encontrándome con Baltazar que me observa con ternura.  - ¿Qué pasa? – preguntó bruscamente haciendo que su expresión cambie.  - Estamos a punto de aterrizar – responde fríamente – y no me entusiasma mucho la idea de cargarte – vuelve a su asiento.  - Ni que tuvieras tanta suerte – digo frunciendo el ceño al recordar que debo preguntarle algo - ¿puedo preguntarte algo?  - Ya lo haces – responde tomando su portátil para ponerse sobre sus piernas. – dime  - Quiero comenzar a trabajar mañana y ... - comienzo a decir, pero él me interrumpe atravesándome con la mirada.  - ¿Trabajar? – pregunta molesto – tú no vas a trabajar o si, pero en nuestra casa, que acabo de comprar y tú te encargarás de la decoración. Mañana llega Axel Ferrer, el mejor diseñador de interiores y junto a él harás de esa casa nuestro hogar.  - ¿QUÉ? – preguntó levantándome de mi asiento - ¡yo no quiero hacer esas cosas, no quiero hacerme cargo de TU CASA, quiero trabajar.   - NUESTRA CASA – dice observándome con superioridad – no olvides que estamos casados y todo lo mío es tuyo desde el momento que aceptaste ser mi esposa en el altar. – el pulso se me acelera del coraje que siento – y la respuesta es no, no vas a trabajar, no lo necesitas. Te pondrás al frente de NUESTRA CASA, me acompañarás a los actos como es debido y es mi última palabra. – vuelve la mirada a su portátil mientras mis ojos se llenan de lágrimas.   - Eres un Imbécil –  digo, pero él me ignora, me vuelvo a sentar y me dedico a observar por la ventana mientras algunas lágrimas escapan de mis ojos y ruedan por mis mejillas.  Después de no sé cuantos minutos, la azafata nos informa que estamos por aterrizar así que abrochamos nuestros cinturones.  Cuando bajamos del avión hay dos camionetas en la pista esperando por nosotros. Cuando nos subimos a una de ellas me siento lo más alejada posible de él y dedico a mirar por la ventana. No sé a dónde nos dirigimos, pero no quiero preguntar. Estoy sumamente asustada de lo que vaya a pasar porque lo que está pasando es a lo que más le temía en la vida.  Siempre soñé mi vida como era hasta hace una semana. Viajes, reuniones de trabajo, los negocios, mi lugar en la empresa. Siempre me aterro la idea de ser como mi madre, una esposa florero y ahora por culpa de mi padre lo soy. ¿Cómo pudo hacerme esto? Pienso mientras los ojos se me llenan de lágrimas otra vez.  Sin darme cuenta llegamos a una casa realmente hermosa y es como la que siempre soñé. Se ve costosa pero sencilla es de color caoba con techos altos en color café oscuro o n***o, tiene grandes ventanas y un jardín realmente hermoso. Entonces reconozco donde estamos.  - Ingram avenue – susurró ya que una casa en este lugar siempre ha sido mi meta personal. Estamos en Hampstead Garden suburb.   - Bienvenida a nuestra casa – dice Baltazar tras de mí.  - Es realmente hermosa – digo caminado hacia el interior de ella muy feliz de que esta sea mi prisión.  Cuando entro a la casa veo que se encuentra completamente ¿vacía? - está vacía - comento observando todo a mi alrededor - Te lo dije – escucho su voz justo a mi lado. – ven, te la mostrare – toma mi mano y me guía por la casa, mientras observo cada parte de la casa quedo más que encantada. Es simplemente perfecta. – este es nuestro cuarto – dice tomándome desprevenida. Es la habitación más grande de toda la casa y se encuentra completamente vacía, camino por ella hasta la puerta qué hay dentro de la habitación y me encuentro con un enorme cuarto de baño, justo al lado de la puerta hay otra, pero corrediza, cuando la abro descubro un enorme closet en las mismas condiciones.   - No pienso compartir habitación contigo – digo volviéndome a ver a mi ahora esposo.  - Claro que lo harás – responde tomándome de la cintura y pegándome a la puerta del cuarto de baño. – tú y yo seremos como un matrimonio cualquiera. Dormirás conmigo cada noche, tendremos sexo, muchísimo sexo, compartiremos todo, me acompañarás a cenas y galas de negocios y cuando llegue el momento tendremos hermosos hijos.  - Ya quisieras – respondo nerviosa por su cercanía. - Es lo que quiero y tendré – dice burlón apartándose de mi – por ahora debemos irnos.  - ¿A dónde? – preguntó molesta – ¿no se supone que esta es "nuestra casa"? - ¿crees que permitiría que durmieras aquí? – preguntó caminando hacia la puerta – solo te traje para que la vieras y fueras pensando como adecuarla para nosotros. Por cierto, tienes tres semanas para que la casa esté lista.  - ¡ESTAS LOCO!! – gritó y él enarca una ceja - ¿has visto el tamaño de esta casa? – preguntó – no soy Maguiver  - No vas hacerlo sola, ahora vámonos que estoy muy cansado y mañana tenemos trabajo que hacer.   - Te odio – digo saliendo de la habitación rumbo al auto.  - Lo sé – responde divertido detrás de mí. – mi nana dice que del odio al amor solo hay un paso.  - Sueña – digo saliendo de la casa, cuando me dirijo al auto un hombre me abre la puerta y subo rápidamente.  Mientras vamos en el auto todo el ajetreo de la semana, la boda y el viaje caen sobre mí, me siento muy cansada, pero en ese momento una pregunta viene a mi mente.     - ¿Por qué tres semanas? – preguntó bostezando   -  En tres semanas debemos viajar a Dubái y... - es todo lo que escuchó antes de quedarme dormida.  Siento muchísimo calor lo que me molesta por que cuando duermo me gusta sentir la cama fría. Por eso abro los ojos, pero me siento desorientada ya que no reconozco el lugar donde estoy. Trato de moverme, pero no puedo porque un brazo me sostiene de la cintura y siento una suave respiración en mi cuello. ¡Baltazar!  - Suéltame imbécil – digo moviendo su brazo bruscamente.  - ¿Sabes?, esposa mía – dice acostándose boca bajo dejándome ver su espectacular espalda – me gustas más dormida – no presto atención a lo que dice porque me pierdo en esa magnífica vista que me ofrece. - ¿te gusta lo que ves?  - ¡IMBECIL! – digo saliendo de la cama rumbo a la puerta en la que creo está el baño mientras Baltazar ríe a carcajadas, logrando con ello que mi pulso se acelere.  Cuando me observo al espejo abro los ojos como platos y grito - ¡BALTAZAR!!! – escucho que corre hasta donde estoy y entra asustado.  - ¿Qué pasa? – pregunta, pero me quedo sin aire al verlo enfundado solo en unos Bóxers de color azul rey. Su cuerpo es simplemente perfecto. Trago saliva antes de regresar a la realidad.  - Me quieres explicar ¿Qué es esto? – digo señalando la camisa que llevo puesta en lugar de mi ropa.  - Una camisa – responde sin más.  - No imbécil, lo que quiero saber es el por qué estoy vestida con ella – digo y él sonríe. Jamás en mi vida vi una sonrisa tan hermosa.  - Te quedaste dormida y por mucho que lo intente no despertaste – me explica acercándose a mí – ese vestido no parecía muy cómodo, a decir verdad, te vez realmente follable con ella.  - Té odio – digo y en ese momento él me estampa contra la pared.  - No me importa que me odies, porque sé que al final terminarás enamorada de mí, tenemos toda la vida para ello, esposa mía – sin más me besa haciendo que mi cuerpo se encienda por completo. Sus manos recorren mi cuerpo con total libertad y yo me derrito, correspondo a su beso de forma intensa y dejándole claro que es lo que deseo en ese momento, de repente Baltazar se aparta de mi suavemente y observándome a los ojos me dice. - Vamos a ducharnos, debo ir a trabajar – sin más se va dejándome deseosa de más y furiosa haber sido tan débil. 
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