Mi turno se acabó y con prisa llegué a mi oficina para cambiarme a ropa en un minuto, corrí para llegar al estacionamiento y subirme al auto, lo último no pudo ser porque alguien interrumpió mis acciones.
— ¿Jungkook? ¿Eres tú? —Genial, hoy era el día de encontrarme con mi pasado, esta vez no era alguien a quien amara como Jimin, pero sí una persona importante en mi vida antes del desastre. El hermano de Jimin, Taehyung, fue mi mejor amigo en la escuela y gracias a él conocí a Jimin. Dejarlos a ambos fue lo más duro que enfrenté en ese momento, sin embargo yo tenía una emergencia y la manada de Soobin era mi prioridad, quise ignorar su llamado, estaba claro que no podía darle la cara después de mi repentina desaparición.
— ¡Estás de vuelta! —El apretado abrazo me tomó por sorpresa, sinceramente esperé una conducta igual de hostil que la de su hermano, pero en sus brazos volví a sentir una calidez que creí perdida.
—Me asfixias Tae. —Alegre me soltó mientras me dedicaba una de sus patentadas sonrisas cuadradas, su ternura no se perdió en estos años. Su entusiasmo me advirtió que estaba emocionado de verme.
—No has cambiado casi nada. —Él en cambio sí que había cambiado. Y no era momento de ponernos al día ya que, como dije antes la emergencia persistía.
—Es cierto… pero Tae, en verdad tengo que irme, es urgente.
Su sonrisa decayó, Tae siempre insistía en algo hasta que lo conseguía, tenía un poder de convencimiento inigualable, capaz de poner de rodillas a quien él quisiera. Era muy encantador y por lo que veía no había perdido ese encanto.
—Ya veo, en ese caso, no te distraigo más. —Fue horrible irme así, pero no podía esperar.
Conduje hacía la manada, me tomó casi cuarenta minutos, salí e inmediatamente analicé la situación, caos por todas partes, lo malo es que la manda de Soobin era pequeña, con muchas deficiencias, sin contar con que los omegas embarazados, con hijos e incluso los niños siempre eran prioridad, para cada manada se establecía proteger a la población vulnerable. Por lo tanto se creaba un refugio seguro para resguardarlos hasta que pasara el peligro, es decir que los alfas y betas de su manada eran muy pocos.
Los renegados eran fuertes, su exilio les permitió perfeccionar sus habilidades en combate, la mayoría luchaba en su forma lobuna, no esperé más y cambié lanzándome a la pelea.
Dientes, garras, gruñidos y aullidos, la tierra siendo rasgada bajo las patas, sangre y dolor por algunas partes de mi cuerpo en consecuencia de algunas mordidas que recibí mientras corría hacia el centro de la batalla.
Los renegados al darse cuenta de mi presencia se vieron algo sorprendidos, no duró mucho esa impresión, mi lobo imponente no era motivo de miedo como para que se retiraran y corrieron en mi dirección, me preparé para el asalto, el impacto de los cuerpos hizo un sonido sordo, ambos comenzaron a atacarme tratando de encontrar algún punto débil, pronto se dieron cuenta que no funcionaba, no les quedó más que atacar sin dirección, una ventaja para mí, años de entrenamientos junto al instinto me permitieron neutralizar a uno de ellos, sus se mordidas salvajes se volvieron más salvajes y mi carne lo resentía pero iniciaba el proceso curativo inmediatamente, pronto tuve ambos cuerpos sin vida a mi lado.
Una ventaja de ser guardián, era mi resistencia y fuerza superior a la media, podía resistir más y curarme más rápido. Destrocé cuellos, mis fauces enterrándose en la zona del cuello para probar el sabor metálico de la sangre, pronto el escenario era el de una carnicería, el suelo machado de sangre.
— ¿Panorama?
—Hemos tenido pocas bajas, pero hay varios heridos, los hemos reducido y por cómo va la cosa los derrotaremos en un santiamén. Esto está por terminar Kook. —El tono sarcástico de Yoongi al final me causo mucha gracia, lástima que como lobo no podía reír.
Minutos después solo rasguños y el rastro de la sangre en el pelaje de la manada era el único vestigio del enfrentamiento, además de una cantidad considerable de renegados muertos. El olor ácido de la sangre mezclada con el hedor de la muerte pululando era asqueroso, pero fácil de soportar.
Volvimos a nuestras formas humanas para estirar los músculos después de una pelea así y comenzar la limpieza, la pila de renegados muertos era un poco considerable, posiblemente treinta fallecidos que serían lanzados a una barranca para ser incinerados.
—Guardián, gracias por ayudar a mi manada. —Soobin se acercó a mí dando las gracias, en nuestras formas humanas los daños se reflejaban muchísimo más, el pobre se veía cansado pero aliviado a la vez, no era nada del otro mundo, ese era mi trabajo, por lo que observe tenía pocas heridas y estás ya se estaban curando. Ser una manda pequeña tenía sus desventajas, pero contaba con el apoyo de todas las manadas de los alrededores.
—No agradezcas nada, ese es mi deber, entierra a tus muertos, hónralos y guarda el luto pertinente. Cuando termine ve a nuestra manada para brindarte más ayuda.
—Muchas gracias, lo tendré en cuenta. —Dijo retirándose
Volteé hacia Yoongi
— Vamos a casa, tengo mucho que contarte.
Caminamos hasta mi auto pero antes de hacerlo mis sentidos se pudieron alertar, había alguien más en el bosque y no era bienvenido.
— ¿Sucede algo?
—Hay alguien más aquí, es un extraño. —Yoongi olfateaba tratando de captar algún olor diferente, paró un segundo y su mirada me confirmó la sospecha. Sin cuidado corrí en busca del invasor, cuando divisé su figura llegué a su lado. El hombre se sorprendió pero no por ser descubierto sino porque era sus ojos se percataron de mi presencia. Taehyung estaba aquí.
Estoy seguro que no se contentó con haberme dejado ir, él quería hablar conmigo y al ver que me iba no iba a dejarme así, me siguió y seguramente presenció algo de la pelea y ahora sabía que conocía nuestro secreto.
— ¿Cómo es que…? — La sombra oscura del lobo de Yoongi pasó rápidamente derribado a Tae y posándose sobre el pecho del hombre. Me mostró sus fauces mientras gruñía de advertencia.
— ¿Podrías quitármelo? —La voz chiquita de Tae se hizo escuchar a través del ruido.
—Yoongi, aléjate de él.
— ¡No!, ¡es mío! —Joder, al parecer mis problemas aumentaban cada segundo, Tae era el compañero de Yoongi.
Al ser las manadas una población pequeña la Luna nos concedía un compañero, en realidad los compañeros siempre han existido desde antes que el mundo creyera que no existíamos, los compañeros formaban parte de la leyenda de las manadas. Seguíamos teniendo el privilegio de encontrar a nuestro destinado aunque era un poco más difícil por la sencilla razón de que ellos podían provenir de cualquier especie.
Un compañero podría ser de cualquier origen, humano o lobo era preciso que permanecer juntos, tener un compañero era importante, damos la vida por ellos y solo podemos tener uno, si nuestro compañero muere estamos destinados a pasar el resto de nuestras vidas solos. También existía otro tema en relación. Si nuestro compañero no deseaba permanecer a nuestro lado tenía la libertad de irse, lo malo era que ese rechazo al vínculo provocaba la muerte del otro. Puede sonar cruel pero así era, el dolor de la pérdida era tan grande que el lobo rechazado moría de tristeza, ante un rechazo nuestra vida no tenía sentido más que la muerte.
Mi más grande miedo era que Yoongi fuera rechazado por su compañero, he perdido demasiado como para perderlo a él. Y además tengo presente que la personalidad de mi amigo no era muy tolerable que digamos, sería un tremendo choque entre ambos por sus caracteres.
—Entiendo que quieras reclamarlo, pero mira al pobre hombre, lo estás asustando, es un lobo de la ciudad, no tiene idea de qué va todo esto, déjalo ir, deja que le explique.
Volvió a gruñir.
Siendo así las cosas yo no tenía oportunidad de meterle algo de sentido común a un lobo que encontró a la mitad de su vida. Mientras el pobre Tae seguía suplicándome con la mirada que lo ayudara.
— ¡Suéltalo, es una orden! —Reacio a mi voz, se negó a alejarse de Tae. Pero mi mirada no se despegó de su desacato, la intensidad de mi mirada no se despegó de la suya y poco a poco bajo del cuerpo del hombre pero no se atrevió a dejarme acercar.
— ¿Qué jodidos tiene este lobo contra mí?
Sí, ese tema sería muy complejo de explicar.