Scott abre la puerta mientras yo cojo una bocanada de aire. Con todo el lío, se me había olvidado que para vivir necesito respirar. Lo primero que veo es a la madre de Jack entrar a la casa sonriente, después entra su padre con la misma cara de felicidad y, por último, entra Jack con Sophie. Esta está abrazada a él como un monito y no deja de hablarle. Jack la mira sonriente e intenta entender todo lo que la pequeña le cuenta. Tiene la sonrisa más increíble del mundo... ¿Siempre ha sido así de alucinante? Está más guapo, si cabe. Tiene el pelo más corto, rapado por los lados y un poco revuelto en el centro. Está bastante moreno y, por lo poco que puedo notar a través de la ropa, tiene más músculos. Madre del amor hermoso. De repente, como si notara que alguien le observa, eleva su cabeza y lo primero que hace es cruzar su mirada con la mía. Ni siquiera sabía dónde me encontraba, simplemente nuestras miradas se han juntado como si fueran dos imanes. En mi estómago revolotean pájaros sin cesar ¿O eran avispas? ¿O mariposas? Yo que sé, muchos animales con alas. Parece que el tiempo se ha detenido y no puedo apartar mi mirada de sus preciosos ojos verdes que recorren todo mi cuerpo. Pero ese momento acaba cuando Scott le da un abrazo y Lara me coge del brazo para que me levante.
- Lila, sé que esto es difícil. Pero si no quieres que todo el mundo sepa que te mueres por Jack, no te le comas con los ojos.
¿Yo le he comido con los ojos? Seguramente.
- Perdona, es que no sé qué hacer - digo mirándole de reojo.
- Vete a darle un abrazo, anda. Que os morís por hacerlo.
- No me muero por abrazarle. Le odio, ¿recuerdas?
- ¡Lila! - el grito de Scott nos interrumpe - ¿¡Qué haces ahí!? ¡Ven a darle un abrazo a Jack! - Lara me mira dándome mucho ánimo. Me giro y avanzo hacia él. Cuando le tengo delante, nos miramos fijamente y no pasan ni dos segundos cuando ya estoy envolviendo mis brazos alrededor de su cuello, atrayendo su cuerpo junto al mío. Soy muy débil... Siento que él me devuelve el abrazo con la misma necesidad. Aspiro su aroma y todas mis defensas acaban por desaparecer. Todas las barreras que he construido durante todo este tiempo han caído con un solo abrazo. ¿Algún día cambiará el efecto que tiene sobre mí? Oigo murmullos a mí alrededor pero me da igual. No quiero soltarle, ha sido demasiado tiempo sin sentir su calor. Él tampoco parece querer separarse. Acaricia mi pelo suavemente mientras pasa su nariz por la curva de mi cuello. Está haciendo lo mismo que yo he hecho hace un instante.
- Mofletitos... - susurra con una voz débil. Y eso era justo lo que me faltaba para que las lágrimas salieran de mis ojos. Sollozo sobre su hombro y Jack me aprieta más fuerte contra él. No quiero moverme, no quiero pensar. Quiero quedarme aquí siempre. Alejarme de los problemas, de la gente, de todo el mundo. Solo quiero estar junto a él.
- Apuesto a que si no les separamos, se pueden quedar así horas - oigo la voz de mi hermano cerca de nosotros. Creo que ya es momento de volver a la realidad. Intento separarme pero Jack no me deja. Bueno, un poquito más... Suspiro y acaricio su nuca. Se estremece en cuanto mis dedos hacen contacto con su piel. Ay, madre... Seguimos teniendo la misma química que hace un año. Esto no tiene sentido. Se supone que la distancia es mala para las parej... para los amig... para la gente que se quiere.
- Venga, ya - Lara me aparta de un tirón haciendo que mi cuerpo reclame por su contacto.
- ¡Vamos a comer! Te hemos preparado una fiestuqui de bienvenida. Así te podremos poner al día de todo - dice Jordan sentándose de nuevo en su sitio y bebiendo de su cerveza. Yo también me siento entre él y Lara mientras me limpio las mejillas mojadas. Jack se sienta en un extremo de la mesa con Sophie sobre su regazo.
- ¿Qué tal todo, tío? - pregunta Josh sonriente. Es raro verles llevarse tan bien después de todo lo que ha pasado. Jack también le mira amigablemente. Normal, no sabe lo que tenemos él y yo. Él se quedó con la versión antigua donde dejamos de ser pareja.
- Pues... bien. Ha ido bien. Ha sido una experiencia nueva que me ha servido para aprender muchas cosas para mi futuro. Me ha gustado, la verdad.
- ¿Y cómo es Francia? - pregunta Sophie con curiosidad.
- Es increíble. Tiene las calles de piedra, los balcones de las casas están cubiertos de flores de muchos colores, la universidad parecía de película... He hecho muchas fotos para que las veáis. La Torre Eiffel es preciosa, subí hasta arriba y se veía todo París. Y la Catedral de Notre Dame es enorme, es la que más me gustó.
- ¿Esa es en la que vive el Jorobado? - pregunta de nuevo la pequeña. Todos sonreímos al oírla.
- Sí, esa es - responde Jack mirándola con ternura.
- Y... ¿Qué tal las chicas francesas? ¿Ha habido alguna especial? - pregunta el idiota de mi hermano haciendo que el resto de mis amigos me miren disimuladamente.
- No. Ninguna.
- ¡Pero si estabas compartiendo piso con dos pivones! ¡No me digas que no has aprovechado! - grita Scott. Mira, porque no llego desde aquí pero, si no, le doy una hostia en toda la boca. Jack compartía piso con dos chicas francesas que, según él, eran muy majas pero no eran tan guapas como yo. Pero eso me lo dijo a los pocos días de irse, espero que no haya cambiado nada y ahora esté diciendo la verdad. ¿A que tengo suerte? Ha vivido con dos zorras todo el año. No, si cuando digo que soy gafe...
- ¿De qué está hablando? - pregunta Sophie confundida.
- Nada, tonterías de Scott. Y... ¿qué tal todo por aquí? - pregunta Jack cambiando de tema.
- Nada en especial, todo sigue igual - dice Lara comiendo una patata frita.
- Bueno, igual...
Scott, cállate ¡YA!
- Muchas salidas y eso. La universidad es un buen pase para las mejores fiestas - dice Jordan.
- ¿Sigues con Jess?
- Sí - sonríe con cara de enamorado - Es la mejor.
- Jordi, la baba - ríe Lara.
- ¿Cuándo empezáis las clases?
- El lunes, como nosotros - contesta Josh suspirando - Podríamos tener un mes más de verano. Sería genial.
- Sí, sobre todo para Lila y para ti, ¿no? - ya la jodió el gilipollas de mi hermano. Yo creía que era obvio que no se tenía que decir nada sobre mi situación actual con Josh, pero para Scott no hay nada obvio. Se forma un silencio incómodo y noto la mirada de Jack sobre mí. No pienso hablar con él de eso y menos aquí.
- Sí... ehh... de hecho, tengo que ir a comprar algunas cosas para la universidad que, si no, no me da tiempo - me levanto - Así que... ya nos veremos. Adiós chicos - cojo mi bolso y salgo rápido sin despedirme de nadie. Ya no podía estar más ahí dentro. Me estaba ahogando. En cuanto salgo del portal, respiro un poco de aire fresco. ¿Qué me pasa? Tengo las piernas como gelatina y mis manos no dejan de temblar. ¡MIERDA! Esto no tenía que pasar. Saco de mi bolso mi cajetilla de cigarros y cojo uno. Le enciendo lo más rápido que puedo y le doy una larga calada. Siento el humo llenar mis pulmones y me relajo un poco. Comencé a fumar hace varios meses, pero tampoco soy una fumadora compulsiva. Solo lo hago cuando estoy nerviosa, me calma bastante. Le doy otra calada antes de girar mi cabeza al oír un grito.
- ¡LILA! - Lara viene corriendo hacia mí - Joder, menos mal que sigues aquí - comprueba mi rostro - ¿Estás bien? - voy a contestar, pero vuelve a hablar antes de que diga algo - ¿Pero qué digo? Claro que no estás bien. Ven aquí - me abraza y yo recibo gustosa el abrazo de mi mejor amiga.
- Es increíble todo lo que puede hacerte sentir una persona - digo cuando dejamos de abrazarnos - ¿Qué voy a hacer?
- No lo sé... - fijaos cómo será la cosa, que ni Lara encuentra solución - Tienes que hablar con él, eso lo primero. Ahora debe tener un montón de ideas equivocas en la cabeza. Tu hermano se está luciendo hoy. Pero tranquila, que antes de salir, le he dado una colleja.
- Bien hecho - sonreímos - Y ya, ya sé que tengo que hablar con él. Pero no sé qué decirle - digo tirando el cigarro al suelo y apagándole con mi pie.
- Nada. Es él el que te tiene que dar explicaciones. Tú solo... intenta tener la mente fría.
- ¿Y cómo hago eso? Ya has visto lo de antes. No puedo estar cerca de él sin que me tiemble todo.
- Ya... Qué me vas a contar... Prueba una cosa. Cada vez que te entren unas ganas locas de comerle vivo, piensa en los horribles días que tuviste después de la última vez que hablasteis - es una buena idea. Lo mal que lo pasé esos días no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Estuve con depresión por semanas y lo que me ayudó a salir adelante fue el apoyo de mis amigos. Son lo más preciado de mi vida y jamás me cansaré de decir lo agradecida que estoy por haberlos encontrado.