«Carolyn ¿estás ahí?» pregunta la operadora. Pego mi oreja a la puerta y hablo en susurros —sí, estoy intentando escuchar lo que dicen pero los gritos son imposibles de descifrar— acerco el celular a la puerta y lo pongo en altavoz para que le sea más sencillo escuchar los gritos. Porque no sé si funciona de esa manera o no, pero si el altavoz está hecho para escuchar de lejos, debe estar hecho para hablar de lejos también, ¿cierto? Tengo entendido que todas estas llamadas al servicio de emergencias se graban, y podría sernos útil a futuro. Me quedo escuchando los gritos un rato más, y me dirijo al mostrador. Miro alrededor algo que pudiera serme de utilidad y una idea brillante pero sencilla viene a mi mente. No quiero ser una perra conspirativa, pero le dije que no se metiera con

