Gabriel aguardaba pacientemente la reacción de Daniel, observando cómo las ideas revoloteaban en su mente. Finalmente, Daniel se atrevió a hablar:—Sí... es muy complejo sentirse querido. Sobre todo, cuando has pasado por algo tan fuerte como una infidelidad. Gabriel asintió mientras servía un trago.—Absolutamente. Pero siempre hay una forma de salir de eso. Mira, a los hombres nos meten esta tontera de que mientras más loca esté por ti una mujer o mientras más sometida a ti sea, mejor. Pero es pura basura. Daniel frunció ligeramente el ceño, reflexionando.—Cierto. Mi padre fue así con mi madre. Gabriel levantó la mirada, intrigado.—¿Y qué te pareció? —Injusto para ella. Vivía rabiosa con él. Mi padre era demasiado estricto. Nunca le permitió hacer nada por sí misma. Gabriel sonrió, in

