El viaje al lago fue…tranquilo. (hasta aquí mi reporte, Joaquín).
—Espero estés más tranquilo — soltó de pronto, como una bomba, Mar.
Tragué saliva, sí, se refería a que hace unos instantes estaba sentada frente a mí masturbándome con una mirada que habría derrotado imperios.
—Gracias… ¿supongo? — dije, sin saber bien cómo se responde cuando una mujer hermosa te habla de esa manera.
Mar río.
Con un rápido movimiento, se levantó y comenzó a caminar hacia el lago, sus caderas balanceándose hipnóticamente. Cada paso era una invitación, cada curva de su figura era como una promesa que caía en el pasto. Mar avanzó unos pasos más hacia el lago, el agua empezó a lamer sus pies. Se detuvo y miró hacia atrás, sus ojos oscuros encontrándose con los míos. Una sonrisa traviesa se dibujó en sus l
