Y 5 minutos, puntuales como la hora de nuestra muerte, y Mar, mi madre, salió del baño como una diosa salida del mar, envuelta en una nube de vapor y en una toalla blanca que apenas contenía sus curvas. Sus ojos, aún húmedos, se encontraron con los míos y una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo.
-Te toca - Dijo, sin notar (o sin darle importancia) al impacto que su imagen tenía en mí. Siempre me pregunté cómo es que alguien podía lograr verse más sensual con ropa que sin ella, porque definitivamente el aura s****l que Mar desprendía apenas cubriendo su cuerpo era más violenta que la que generaba al estar como dios la había traído al mundo.
Ocupé mi turno bajo la regadera. Pensé en masturbarme, pero a decir verdad tenía el tiempo en contra y no sabía si podría manejarlo.
Definitivamen
