Continué mi exploración, besando y lamiendo a lo largo de su eje palpitante. Mis labios recorrieron cada vena y pliegue, deleitándome con su textura aterciopelada. Descendí hasta sus testículos, besándolos con ternura y succionándolos suavemente en mi boca. Tom arqueó la espalda, jadeando mi nombre entre suspiros de placer. Volví a subir por su v***a, esta vez envolviéndola con mis labios y deslizándola dentro de mi boca. Comencé a succionar con fuerza, mis mejillas se ahuecaban mientras aumentaba la intensidad. Mi lengua se arremolinaba alrededor de su glande con cada movimiento ascendente, provocándole espasmos de placer. Tom gimió con fuerza, sus manos aferrándose a las sábanas. Podía sentir cómo temblaba bajo mis caricias, al borde del éxtasis. Intensifiqué mis movimientos, tomándolo

