El departamento, por primera vez en meses, amaneció con más de dos personas: Isabel como de costumbre en su habitación, Lucas y Ricardo, en la sala y Samantha y Carlos, en la habitación de este último. Lucas fue el primero en despertar. Se incorporó en el sofá con el cabello despeinado y una confusión momentánea que se disipó al ver las botellas vacías esparcidas por la sala. Ricardo, aún medio dormido, soltó un gruñido antes de abrir los ojos y sentarse a su lado. Ambos intercambiaron una mirada incrédula, que pronto se convirtió en sonrisas cómplices. —¿Fue real todo eso? —murmuró Lucas mientras recogía una botella de cerveza del suelo. —Lo fue —contestó Ricardo, todavía sorprendido—. No puedo creer que lo logramos... Isabel. Ambos se lanzaron a recoger la sala, tratando de no hacer

