ZERO (II)

1679 Words
{DANIEL} - Vale, es mi turno. Soy Daniel Ruelas. Tengo cuarenta y dos años y soy adicto a las tragaperras- digo secamente. - ¿En serio alguien puede gastarse tanto dinero en esa mierda cuando puedes gastártelo en miles de cosas mejores?- dice Tony. - Calla- le ordena Marge-. La próxima vez que interrumpas a un compañero, sales de la reunión. Tony pone los ojos en blanco y se queda callado. Ese joven es un niñato malcriado, odio a las personas como él, que se quejan de todo. - Y bueno...- sigo hablando-. Actualmente estoy soltero y no quiero ninguna relación de momento. Soy empresario y estoy muy centrado en mi trabajo. Algún día me convertiré en alguien importante, estoy destinado a hacer grandes cosas y soy de los que cuando quieren algo, no paran hasta conseguirlo. - Pues ya puedes darte prisa, se te pasa el arroz, viejo- me escupe Tony. - ¡¿Puedes callarte de una puta vez?!- le grito al joven, levantándome de mi silla-. ¡Eres un niñato que no sabe nada de la vida, así que eres el menos indicado para hablar! - ¡¿Tú que sabrás de mí, abuelo?!- me grita Tony, alzando la voz por encima de la mía. - ¡Parad, los dos!- ordena Marge y tras una mirada de odio, vuelvo a mi sitio-. Ahora vamos con los cuatro que quedan y mañana pasaremos a discutir las adicciones de todos porque he de adelantar un poco la sesión por determinados problemas. El siguiente, tú. {RAFAEL} - Buenas tardes, soy Rafael Sanchez- me presento con mi ronca voz y todos me saludan. Les sonrío amablemente y sigo mi discurso-. Tengo veinticinco años. Soy basurero y estoy soltero. Me encanta mi vida salvo por el problema por el que estoy aquí hoy. Yo no quiero, os juro que no quiero, pero no puedo, no puedo resistirme a ello. - ¡¿Pero puedes decir ya cual es tu adicción o vamos a estar esperando a que nos hagamos viejos?!- se queja Tony y Marge lo vuelve a callar de nuevo, raro es que no lo haya expulsado ya. Tal vez Marge es como yo, que piensa que seguir dando oportunidades es algo bueno y de lo que se aprende mucho en la vida. - Vale, voy al grano. Soy adicto a la heroína...- suspiro cabizbajo. - ¡Weee! ¡Eso sí que es una adicción! ¡Otro que me cae bien!- exclama Tony. - No tienes por qué avergonzarte de ello- me dice Marge, pasando totalmente de Tony. - Lo sé, si estamos aquí es porque a todos nos pasa algo parecido pero aún así es vergonzoso... - ¿Cómo empezaste con la heroína?- me pregunta la presidenta. Es buena... sabe justo lo que preguntar, es capaz de mirar a través de la persona y averiguar muchas cosas. Normal, es psicóloga. - Tengo un gran problema y es que no sé decir que no- admito con un suspiro-. Así empecé, me ofrecieron, intenté negarme pero siguieron insistiendo y al final acepté. Soy tonto, lo sé... - Mucho- se ríe Tony y Marge lo mira mal. - Para nada- me consuela Marge-. Suele pasar. Hay muchos ejercicios para aprender a decir que no, además de para dejar la heroína. Mañana empezaremos con esos detalles. Ahora vamos con los tres últimos. ¿Tony, quieres ser tú? - No, yo quiero ser el último- dice el joven. - Está bien pero no interrumpas. Si quieres hablar levantas la mano. Te concedo una última oportunidad, así que aprovéchala. ¿Quién ahora? - Yo- se ofrece una jovencita que no para de mover el pie en un tic nervioso y me fijo en que Tony la mira demasiado, demasiado descarado. {PATRICIA} - Hola, soy Patricia López, tengo veinte años y mi "adicción"- digo esto último entre comillas- son las tecnologías... Alguien se ríe, el chulo y prepotente de Tony, pero enseguida se calla tras la mirada de Marge. - Perdón- se disculpa el chico, conteniendo la risa. - Soy una friki de la tecnología, lo admito. Soy muy curiosa, siempre quiero saber más y más. También me fijo en muchos detalles insignificativos que otros no ven. Además, soy capaz de empatizar con cualquiera, por no hablar de... - Vale, lo pillamos- me interrumpe el otro joven, creo que Johnny-. No creo que eso sea una adicción, ni mucho menos un problema... - Sí que lo es. Soy muy hiperactiva, siempre tengo que estar haciendo o aprendiendo algo y eso me trae muchos dolores de cabeza- les explico. - Coincido con Johnny- dice Tony-. No creo que se le pueda llamar adicción a eso, simplemente deberías descansar más. - ¡No puedo! ¿Es que no lo entendéis? ¡No puedo quedarme quieta! ¡Apenas duermo!- les digo y suena el móvil de Marge. Esta rechaza la llamada en un segundo y me mira. - Eso tiene fácil arreglo pero lo discutiremos mañana. Lo siento chicos, pero hoy tengo un poco de prisa, así que los siguientes, id directo al grano y no os vayáis por las ramas- pide Marge y le da la palabra a otra chica mayor que yo. {SILVIA} - Está bien, no me extiendo. Soy Silvia Sotelo, tengo veintiseis años y soy adicta a las emociones fuertes. Echo una ojeada a Tony para ver si se ríe pero, extrañamente, no lo hace. Solo me mira fijamente, demasiado callado para ser como es...  Vuelvo a dirigirme a todos y sigo hablando. - Soy muy entusiasta, extrovertida, apasionada, espontánea y a veces puedo llegar a ser muy sensible. Tengo pareja desde hace un mes y tenemos muchas cosas en común. Vengo aquí porque considero que algún día sobrepasaré un límite y haré algo que me perjudicará por culpa de mi locura. No sé si considerarlo una adicción o no, pero aquí estoy, por si me podéis ofrecer alguna especie de ayuda...- les sonrío a todos. - Te entiendo perfectamente- asiente Marge-. Tienes mucho parecido con Patricia porque ambas sois muy hiperactivas, sobre todo tú, y seguro que encontraréis una forma de ayudaros mutuamente, aparte de los consejitos que yo os iré dando en la próxima sesión. Terminemos contigo, Tony, cuéntanos cuál es tu adicción. {TONY} - Por fin- sonrío ampliamente-. Soy Tony Torres, aunque ya me conocéis. Tengo dieciocho años y estoy en paro, no tengo estudios. Pero me voy a lo importante, soy adicto a muchas cosas, algunas las habéis dicho, tales como el alcohol, las pastillas y la heroína. Todos me miran horrorizados y yo me río. - Y se me olvidaba la locura. ¡Estoy muy loco!- exclamo-. Pero eso es algo bueno que no se debería cambiar, la locura es la base de la felicidad. - Muy bien, ¿esas son tus adicciones?- me pregunta Marge. - No todas. Mi principal adicción es...- me quedo callado unos segundos para darle un toque de misterio-... ¡Soy adicto al sexo! Me río antes las caras sorprendidas de todos. - Sí, así soy. Me encantan las mujeres y las tengo a montones. Voy cambiando cada dos por tres, nunca me faltan, al contrario, me sobran. Normal, un tío tan buenorro como yo las trae locas a todas- sonrío de lado-. Pero no vengo porque crea que es un problema sino para deciros que es algo bueno. Todas las adicciones... puede que no sean saludables pero si somos adictos es porque nos gusta y en la vida hay que ser feliz. Si te gusta algo, no lo dejes porque sea malo, sigue adelante y disfruta. La vida es diversión, eso es lo que quiero que os llevéis de aquí, no la verguenza ni la pena por vuestro "problema", que de problema no tiene nada. Espero haberme explicado con claridad. Ahora si me permiten- me levanto de la silla con una sonrisa de orgullo y me doy media vuelta, en dirección a la puerta, antes las miradas en shock de los demás. Abro la puerta de la sala y salgo a un pasillo. Camino hasta la puerta de entrada del edificio y respiro aire libre. {MARGE} - ¿Estáis flipando tanto como yo?- pregunta Johnny, boquiabierto. - Haced como si no hubiérais oído nada- les aconsejo. No entiendo como ha estado tanto tiempo para decir una tontería como que las adicciones son buenas. - No sé yo...- murmura Patricia-. Creo que tiene algo de razón... - No, se equivocaba en todo- les digo y vuelve a sonar mi móvil. Rechazo la llamada de nuevo-. Podéis pensar en todo lo de hoy y mañana lo debatiremos, ¿de acuerdo? Así que ya podéis iros- les sonrío y recojo mis cosas mientras los demás se dirigen a la puerta. Justo cuando Johnny abre la puerta de la sala, vuelve a entrar Tony, jadeando y asustado. - ¡No salgáis fuera! ¡No salgáis fuera!- dice como en shock. En este mismo momento, mi móvil vuelve a sonar y esta vez contesto. - ¿Diga? - ¿Mar...? ¡Ten... ...uidado! - ¿Rosa, eres tú? No se escucha bien, ¿tienes cobertura? - ¡¿Marge?! ¡¿Marge, me escuchas?! - ¡Ahora sí! ¿Qué pasa? - ... - ¿Qué has dicho? - ¡Es demasiado tarde...! ¡...! ¡Lo siento...! ¡Se ha acabado! ¡... el fin...! - ¿Qué? ¿Rosa? ¿Sigues ahí? ¿El qué es demasiado tarde? ¡¿Oye?! Nada, ha cortado. ¿Qué estará pasando? Parecía asustada... Igual que Tonyy... Los ocho pacientes intentan consolar a Tony, que llora desconsolado. - ¡Se ha acabado! ¡Se ha acabado!- repite Tony en un murmuro constante. - ¡¿Qué se ha acabado?! ¡¿Qué, Tony, qué?!- le grita Rafael. - ¡Dejadlo!- aparto a todos de su lado y me arrodillo junto a Tony-. ¿Qué pasa ahí fuera, Tony? Puedes contárnoslo... - ¡No... no salgáis fuera!- niega este con la cabeza-. Se ha acabado... Se ha acabado... - ¡Yo estoy harta de tanto misterio!- se queja Patricia-. Me voy, llego tarde a mi casa, pronto anochecerá... Los demás la siguen, está atardeciendo y no van a quedarse aquí cuando pueden estar en sus casas. Se oye abrir la puerta y luego, un grito. Salgo corriendo, dejando al desconsolado Tony llorando en la sala de rehabilitación. Lo que veo hace que casi se me pare el corazón. Una persona se estaba comiendo a otra persona muerta enfrente nuestra pero cuando ha oído el grito se ha vuelto hacia nosotros y ha empezado a correr. A correr hacia aquí. Con un brazo hago retroceder a los demás mientras que con el otro cierro la puerta y echo la cadena. Nos quedamos un segundo en silencio. Hasta que llega, hasta que ese caníbal se estampa contra la puerta y comienza a aporrearla. - Se ha acabado, se ha acabado...- se oye murmurar a Tony de fondo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD