ZERO (III)

1565 Words
{TONY} Se la estaba comiendo... Una persona se estaba comiendo a otra... Le destripaba con sus propias manos, le arrancaba sus órganos intestinales y se los llevaba a la boca... Había sangre, mucha sangre... Todo me da vueltas. Esto parece una pesadilla. Siempre me he considerado una persona valiente que no teme a nada ni a nadie pero esto... esto es otra cosa... Puede ser... - No- niego con la cabeza, limpiándome las lágrimas. No puede ser... los zombies son pura ficción... - Tony, cálmate, ¿vale?- me susurra Marge a mi lado. - Tiene que haber una explicación razonable para esto...- oigo decir a Patricia, la hiperactiva adicta a las tecnologías. Puede que solo haya sido un loco... que se cree un zombie de esos... Pero parecía tan realista... con su piel demacrada y pálida, con sus surreales ojos... Lo único que sé es que desde este momento, dudo de que vuelva a ser el mismo que antes. {MARGE} - ¿Os contesta alguien?- les pregunto a los nueve, que intentan llamar desesperados a sus familiares o amigos, pero por lo visto, los móviles no tienen señal. - Nada- suspira Martín. - ¡¿Es que no va a parar?!- grita Silvia y va hacia la puerta de entrada, donde el loco de antes sigue dando puñetazos. - ¡No abras!- le grito a esta yendo detrás de ella. - No, tranquila, solo quiero dejarle unas cosas claras...- dice y comienza a gritar desde el otro lado de la puerta-. ¡Hijo de puta, deja de llamar! ¡Somos más que tú, no puedes con nosotros y ya hemos llamado a la policía! - ¡Basta!- le digo a Silvia, apartándola de la puerta-. Es peligroso... En la sala de rehabilitación, me dirijo a todos por igual. - Creo que lo mejor será que nos sentemos y nos tranquilicemos- les digo. - Sí, ¿y qué más? ¿Debatimos la situación para llegar a una solución?- dice irónico Johnny. - Pues no estaría mal- le digo y les insisto a que se sienten en las sillas, a mi alrededor. {JOHNNY} - ¿Y qué hacemos? ¿Esperar aquí sentados hasta que pase todo?- pregunto. - Ni siquiera sabemos qué es lo que está pasando, eso para empezar- dice Marge. - Oh, yo creo que está todo claro- dice Jesús-. Es un puto loco recién salido del manicomio. Vamos, ¿qué otra cosa va a ser?- pregunta tras las miradas escépticas de todos, incluida la mía. - Dudo mucho que un enfermo mental llegue a ese estado... Esa persona parecía... muerta...- opino. - ¡Si estuviera muerta, no se estaría comiendo a la otra persona!- dice Jesús y mira a Marge-. Tú eres psicóloga, tú más que nadie deberías saber que una persona puede volverse así de loca. - Sí... y hay casos de canibalismos como estos pero esa persona, como bien dice Johnny, eso no parecía una persona. No sé que pensar...- suspira Marge. - Y sino es una persona, ¿qué es?- pregunta Daniel-. ¿Un monstruo? - Un monstruo... un monstruo... se ha acabado...- murmura Tony en la silla de mi lado derecha, cabizbajo. - Tranquilo, hombre, no nos va a pasar nada...- intento tranquilizarle tocándole el hombro pero este sigue murmurando como si estuviese loco. - Se ha acabado... ya vienen... {MARIA GUADALUPE} Se hace un pequeño silencio alterado solo por los golpes en la puerta del caníbal que se estaba comiendo a otra persona. - No se va- suspiro. - Maria Guadalupe, tú eres enfermera, ¿verdad?- me pregunta Marge. - Sí- asiento con la cabeza. - Por casualidad no tendrás alguna teoría científica para esto, ¿no? - Si te refieres a si puede ser una enfermedad, un virus, o algo parecido, es muy probable, algo así como la rabia que haga cometer este tipo de actos en los humanos pero lo que me extraña es que tenga ese aspecto tan pálido y demacrado, tan... de cadáver... - No creo que lleguemos a una conclusión de lo que está pasando si no vamos fuera y lo comprobamos por nosotros mismos- dice Daniel. - No- niega Marge de nuevo-. Es muy, muy peligroso, puede ser una enfermedad, y que sea contagiosa. No podemos arriesgarnos... - No puedes retenernos aquí...- le dice Silvia. - No, pero tampoco voy a permitir que abráis la puerta para ponerme a mí en peligro, así que si queréis salir, esperad a que dejen de aporrear la puerta por lo menos- nos dice Marge y se hace un silencio incómodo, interrumpido por los suspiros frustados de Martín al no cogerle nadie el teléfono. - ¿Y alguien tiene alguna mínima idea de por qué no van los móviles?- pregunta Johnny-. ¿Patricia? - ¿Y por qué tengo que saberlo yo?- pregunta esta haciéndose la ofendida. - Eres la sabelotodo del grupo, la adicta a las tecnologías... Si eso es verdad, deberías saberlo... - Solo se me ocurre que pueda ser un fallo técnico o un problema en la cobertura de esta zona. No estoy muy informada en estos temas y no lo sé todo, ¿vale?- dice Patricia poniendo los ojos en blanco. - Mirad, sea lo que sea lo que esté pasando, yo no puedo quedarme aquí mucho tiempo, mi marido se va a preocupar- le digo a Marge. - Y mis hijos- dice Martín-. Tengo que comprobar que están bien. - ¿Tienes hijos?- se sorprende Marge. - Sí. Me divorcié de mi mujer pero tengo dos hijos pequeños muy bonitos y estoy muy preocupado por ellos, aunque no es momento de hablar de mi vida, hay que hacer algo. - Sí- corobora Jesús-. Yo no puedo quedarme aquí sentado sin hacer nada. Yo soy soldado, puedo defenderme de lo que sea que haya fuera. - No, os repito que puede contagiaros. Lo mejor es quedarse aquí y esperar... - Y otra vez, que pesada...- suspira Daniel-. Agradecemos que te preocupes por nosotros, Marge, pero no vas a poder retenernos. - No- se levanta Rafael de su silla-. Tengo que volver con mis padres, están enfermos y me necesitan. {RAFAEL} Salgo de la sala de rehabilitación bajo la mirada decepcionada y triste de Marge. Agradezco mucho su preocupación pero no sé lo que está pasando y necesito comprobar urgentemente si mis padres están bien. Mi padre tiene problemas de cadera y mi madre está en silla de ruedas. Son lo más importante que tengo y daría mi vida por ellos, aunque tenga que enfrentarme a lo que hay tras la puerta. La mayoría de los demás me siguen hasta la puerta principal, ellos también tienen que irse para comprobar que sus familiares y amigos están bien, además de para enterarse de qué es lo que está pasando realmente. No tengo buena intuición, sé que está pasando algo malo. Se ha declarado el estado de alerta en algunos países de Europa pero lo que sabíamos o creíamos, hasta ahora, es que estaban en guerra. La noticia apareció ayer por la noche y todos estábamos pendiente de saber más pero presiento que lo vamos a averiguar por nosotros mismos. Pego el oído a la puerta, ya no la aporrean, sorprendentemente. - Vamos, abre ya- dice un impaciente Johnny. Abro la puerta y me asomo mirando hacia todos lados. No veo nada, la calle está vacía, salvo por los restos de la persona destripada. Trago saliva y aguanto las ganas de vomitar. Solo la imagen es asquerosa, por no hablar del olor a muerte y putrefacción. Me giro hacia mis compañeros. - Vamos, salid, es seguro- les digo. Y al instante se oye algo, parecen gruñidos. Me giro sobresaltado hacia mi derecha. El asesino de antes sale desde una esquina del edificio de la Triple A. Y cuando me doy cuenta, este ya está casi sobre mí. - ¡Quítate! ¡Fuera!- grito intentando apartarlo y echarlo a un lado. Pero es demasiado fuerte, tiene demasiadas ansias en hacerme daño. No puedo con él. Caigo al suelo, con él encima. - ¡Ayuda!- les grito a mis compañeros. Un gran dolor se extiende por el cuello. Me ha mordido. Quiere devorarme como hizo con la otra persona. Está loco. - Estás loco...- susurro agonizando, dolorido por el mordisco y la sangre que empiezo a perder. Intento quitármelo de encima pero me muerde de nuevo en el cuello. Grito. Grito entrando en pánico. Voy a morir. Voy a morir desangrado. Con la vista borrosa, logro dislumbrar que Jesús aparta al loco psicópata de encima mía. Martín me ayuda a levantarme y hago un esfuerzo para conseguirlo pero las fuerzas se desvanecen en un instante y caigo al suelo, inconsciente. {MARTÍN} - ¡Se muere! ¡Se muere!- grito y le señalo a Maria Guadalupe, que es enfermera, que venga a ayudarlo, mientras Jesús lucha contra el loco. - ¡No puedo hacer nada si no tengo material!- dice la enfermera, preocupada e impotente. Aprieto la herida del cuello de Rafael, intentando parar la hemorragia. - Déjalo- me dice Maria Guadalupe-. Ya no hay nada que podamos hacer... - ¡j***r!- grito furioso por la situación, limpiándome la sangre de las manos en la camiseta. - ¡Chicos, una ayudita!- dice Jesús, empujando al loco y haciéndolo caer hacia atrás. El psicópata se cae al suelo pero pronto vuelve a levantarse y Jesús, con cuidado de que no lo coja, lo vuelve a empujar al asfalto. Todos los demás, incluido Tony que parece haber recobrado un poco el sentido, observan la escena desde el marco de la puerta de entrada. - Creo que lo mejor es que corramos- les digo a ellos y a Jesús, que intenta retener al loco que solo sabe gruñir. - Aquí dentro estamos seguros- dice Marge. - No, no sabemos qué está pasando y si volvemos, el asesino volverá a aporrear la puerta, no podemos arriesgarnos, hay que huir de este lugar- les digo y la mayoría asienten con la cabeza. De pronto, sus expresiones cambian por completo. Están horrorizados. Pálidos. Boquiabiertos. Tony señala hacia mí. No, hacia detrás mía. Me giro lentamente, como a cámara lenta. Rafael tiene los ojos abiertos y empieza a levantarse. Tony murmura algo. - Zombies... Son unos malditos zombies...
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