Verónica: ¡Oh cielos, esa boca! Jeremy me aferró en sus brazos y me besó como un animal hambriento. ¿No íbamos a hablar? A la mierd**, subí mis brazos hasta su cuello y me acerqué más a él. Estaba absolutamente llena e intoxicada por la lujuria y el deseo o llámenlo como quieran. Me sentía fuera de control. Esta necesidad no se había ido de mi cuerpo desde esa tarde, cuando Jeremy me besó y había estado soñando con que ese momento se repitiera. Cuando Jeremy, me pidió venir, aceptaba que estaba un poco nerviosa y a la vez necesitada por su contacto, pero me obligué a actuar neutral. Solo que esa rosa..., sí, esa rosa definitivamente me deshizo. Jeremy me había tomado con la guardia baja. Owen seguro me daba rosas o cualquier regalo, pero solo lo hacía para cubrir sus maltratos. En

